Mogwai y el elogio de la diferencia en Primavera Weekender
La banda escocesa, el ex Sonic Youth Thurston Moore y Maria Arnal i Marcel Bag¨¦s sobresalen en la manga benidormense del enorme festival barcelon¨¦s
Por incre¨ªble que parezca, hay alg¨²n festival que no repite ni el cinco por cien de su cartel cada a?o. Los hay que tampoco emiten una cuota inmoderada de estribillos ¨¦picos ni onomatop¨¦yicos con los que perforar a¨²n m¨¢s la capa de ozono. Ni alientan competici¨®n por lucir el mejor selfie. Sus protagonistas deb¨ªan ser, adem¨¢s, los raritos de la clase cuando eran cr¨ªos, porque tampoco recuerdan particularmente a ning¨²n otro m¨²sico. Son talentos no cl¨®nicos, esa especie en v¨ªas de extinci¨®n en ...
Por incre¨ªble que parezca, hay alg¨²n festival que no repite ni el cinco por cien de su cartel cada a?o. Los hay que tampoco emiten una cuota inmoderada de estribillos ¨¦picos ni onomatop¨¦yicos con los que perforar a¨²n m¨¢s la capa de ozono. Ni alientan competici¨®n por lucir el mejor selfie. Sus protagonistas deb¨ªan ser, adem¨¢s, los raritos de la clase cuando eran cr¨ªos, porque tampoco recuerdan particularmente a ning¨²n otro m¨²sico. Son talentos no cl¨®nicos, esa especie en v¨ªas de extinci¨®n en nuestro ecosistema festivalero, m¨¢s a¨²n tras una pandemia que iba a hacernos mejores y nos ha hecho m¨¢s desiguales. Y puede que algunos de ellos se limiten a girar sobre s¨ª mismos como una peonza, a?adiendo leves retoques cosm¨¦ticos a su misma f¨®rmula, pero tambi¨¦n es cierto que lo hacen dejando en pa?ales a su legi¨®n de imitadores.
Uno de esos raros festivales es el Primavera Weekender, ap¨¦ndice en modo ressort costero para mil personas del que se celebra en Barcelona para m¨¢s de 60.000: de los ¨²ltimos en celebrarse antes de que el mundo se detuviera (su primera edici¨®n fue hace justo dos a?os) y de los primeros en volver a esta (casi) total normalidad. Con la gente en pie, para entendernos. Y una de esas bandas es Mogwai, reyes indiscutibles del vendaval s¨®nico que exprimi¨® las posibilidades del rock de guitarras mediante su t¨¦cnica del yoy¨® ¡ªdel sosiego on¨ªrico al estallido decib¨¦lico¡ª y alguien defini¨® como post rock. Su actuaci¨®n en el Robin Hood Park de Benidorm tambi¨¦n fue de extremos: del paisajismo muy de banda sonora del primer tramo al sopapo de rock gran¨ªtico del segundo. Sin sorpresas. Con eficacia. Suficiente como para no dejar insatisfecho a nadie y justificar su preeminencia en el cartel. Al igual que le ocurri¨® a Thurston Moore, alma de los extintos Sonic Youth, viejos capitostes del noise rock y m¨¢s all¨¢. De todos sus miembros, es el que menos se aleja de los c¨®digos de la banda nodriza. Y aunque uno pueda echar de menos los chispazos de electricidad desbocada de sus mejores tiempos, propin¨® un set tan sobrio, elegante, intransferible, reconocible y bien enmadejado que obliga a asumir la mayor: si el rock de guitarras es el nuevo jazz, ¨¦l bien puede ser su John Coltrane. As¨ª que un (gran) respeto. El mismo que merece el fascinante show de Maria Arnal i Marcel Bag¨¦s, sobresaliente rodaje esc¨¦nico el suyo tras un a?o de engrase, compendio de tradici¨®n y modernidad en el que lo humano y lo maquinal son la misma cosa.
?Un festival donde descubrir cosas? ?En el que la capacidad de sorpresa no est¨¦ liquidada? Si se quiere, se puede. Ayer en el recinto medieval (el toque kitsch del entorno tambi¨¦n es ya marca) del Magic Robin Hood Camp pudimos ver a Danny L Harle, un treinta?ero londinense que es capaz de fundir el inmisericorde ritmo de un happy hardcore (en Espa?a, la rama m¨¢s acelerada y apitufada del sonido m¨¢kina) propio de la resaca rave que ¨¦l no vivi¨® con los gomosos y joviales estribillos de la factor¨ªa PC Music, y lograr con ello poner a bailar a mil personas como si nunca fuera a amanecer. O a unos jovenc¨ªsimos madrile?os, La Paloma, que parec¨ªan otra banda m¨¢s de garage rock hasta que empezaron a resolver diversos puntos de fuga de querencia pop que deber¨ªan madurar en directo. O a Wind Atlas, barceloneses que no se parecen a nadie porque recuerdan un imposible y oscuro cruce entre L¡¯Ham de Foc, Dead Can Dance y Bauhaus. O a la inclasificable Marina Herlop, pianista cl¨¢sica que somete con gusto sus composiciones a una deconstrucci¨®n digital. O al veteran¨ªsimo Capullo de Jerez marc¨¢ndose una farra flamenca para regocijo de un p¨²blico entre el que la cabeza de Erlend ?ye (Kings of Convenience) sobresal¨ªa en primera fila. O hasta la inefable La Zowi, empe?ada en contradecir la diversidad r¨ªtmica provista por su MC (trap, dancehall, cumbia digital) elevando la palabra puta a la categor¨ªa de monotema, principio y final l¨ªrico del noventa por ciento de su temario y de casi todas sus cosas. A todos nos qued¨® claro el concepto. Meridiano.
El festival, que naci¨® en 2019 como una forma m¨¢s de celebrar el 20 aniversario de Primavera Sound, acoge hoy su segunda y ¨²ltima jornada con Los Planetas, Kings of Convenience y Hinds como principales reclamos. Ojal¨¢ dure.