Recuperemos la Consejer¨ªa de Medio Ambiente
En la ¨²ltima legislatura, tanto auton¨®mica como estatal, la ¡°Transici¨®n Ecol¨®gica¡±, tantas veces asimilada -err¨®neamente- a la transici¨®n energ¨¦tica, ha desdibujado los componentes
No vengo a hablar de incendios, aunque no dejo de pensar en el de Vilanova de Viver mientras escribo estas l¨ªneas. Podr¨ªa parecer que es un tema ineludible estos d¨ªas, pero frente a quienes dicen tener una receta m¨¢gica, y se exasperan blandi¨¦ndola ante los micr¨®fonos, en las redes sociales o en las barras de un bar cualquiera, creo que nos hace falta un debate sereno e informado... y meno...
No vengo a hablar de incendios, aunque no dejo de pensar en el de Vilanova de Viver mientras escribo estas l¨ªneas. Podr¨ªa parecer que es un tema ineludible estos d¨ªas, pero frente a quienes dicen tener una receta m¨¢gica, y se exasperan blandi¨¦ndola ante los micr¨®fonos, en las redes sociales o en las barras de un bar cualquiera, creo que nos hace falta un debate sereno e informado... y menos trumpismo forestal.
Vengo dispuesto a hablarles de aquello que hemos convenido en llamar ¡°medio ambiente¡±. El economista Jos¨¦ Manuel Naredo apunta, en su imprescindible libro La cr¨ªtica agotada, c¨®mo el t¨¦rmino se ha ido empeque?eciendo y difuminando desde su salto al estrellato medi¨¢tico en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo en 1972. All¨ª se nombraban los componentes concretos del sistema Tierra que reclamaban nuestra atenci¨®n ante su degradaci¨®n acelerada: r¨ªos, oc¨¦anos, bosques, marjales, suelos, especies animales y vegetales... Sin embargo, desde entonces, escribe Naredo, ¡°se ha ido recortando el centro de ese medioambiente a conservar desde la Tierra en su conjunto, con todos sus recursos, ecosistemas y paisajes, hasta el clima y, dentro de este, las emisiones de CO2¡±.
Este constre?imiento no se ha producido ¨²nicamente en el ¨¢mbito de las cumbres internacionales, sino que se ha trasladado con ¨¦xito a las estructuras estatales y auton¨®micas. Desde que en el Pa¨ªs Valenciano se crease la consejer¨ªa de Medi Ambient, en 1991, el discurso ambiental institucional ha ido encajon¨¢ndose progresivamente -salvo honrosas excepciones- en un t¨²nel de carbono que, pese a responder a una emergencia planetaria como la clim¨¢tica, cercena el debate y desv¨ªa la gesti¨®n. Esto se ha podido constatar en la ¨²ltima legislatura, tanto auton¨®mica como estatal, en la que la ¡°Transici¨®n Ecol¨®gica¡±, tantas veces asimilada -err¨®neamente- a la transici¨®n energ¨¦tica, ha terminado por desdibujar los componentes concretos que se?alaba Naredo y que, a su vez, conformaban el n¨²cleo de las preocupaciones ambientales cuando estas empezaron a captar la atenci¨®n del mundo, hace ya m¨¢s de 50 a?os.
Para evitar perversas sinonimias y enfocar la mirada creo que es necesario recuperar, en la pr¨®xima legislatura, una consejer¨ªa que se ocupe del medio ambiente. Del territorio, de la naturaleza. De c¨®mo, m¨¢s que ¡°gestionarla¡± con pose altiva y una soberbia que hunde sus ra¨ªces en el mandato de dominar la Tierra del libro del G¨¦nesis, interactuamos con ella, sabi¨¦ndonos parte inseparable del mundo natural. Necesitamos urgentemente una consejer¨ªa de medio ambiente que no tenga que cargar con el lastre de la emergencia clim¨¢tica como justificaci¨®n para todo, permitiendo a su vez que la cuesti¨®n clim¨¢tica alcance una transversalidad efectiva de la que ahora no goza, permeando y empapando toda la acci¨®n de gobierno. Una consejer¨ªa que est¨¦ separada de las competencias en energ¨ªa y ¨¦stas, a su vez, agrupadas para evitar la descoordinaci¨®n y la ineficiencia que hemos vivido esta legislatura, dada su dispersi¨®n en tres departamentos. Que sepa ir m¨¢s all¨¢ de esl¨®ganes manidos y la banalizaci¨®n de proclamas de manifestaci¨®n. Que nos empuje a redescubrir el pa¨ªs, a reconocernos en su riqueza, a maravillarnos ante su diversidad, a luchar por algo tan tangible como el suelo que pisamos.
Dijo el presidente S¨¢nchez hace unos d¨ªas, con su habitual reduccionismo, que ¡°el incendio de Castell¨®n es una advertencia del cambio clim¨¢tico¡±. El incendio, lamentablemente, es mucho m¨¢s que eso, pese a que el calentamiento global juegue un papel destacado en sus causas y evoluci¨®n. Pero no todo es cambio clim¨¢tico, cr¨¦anme; se lo dice alguien que se define a s¨ª mismo como pesado clim¨¢tico.