Que la juventud no lee, dicen
Gran parte del alumnado de hoy en d¨ªa curiosea en cualquier estanter¨ªa que tenga a su alcance y participa activamente en comunidades de lectura y escritura
Que la juventud de ahora no lee, dicen. Que cada vez se lee menos, insisten. Yo no s¨¦ qu¨¦ clase de adolescencia tuvieron esas personas que pontifican apocal¨ªpticamente sobre los ¨ªndices de lectura. Desde luego, no debi¨® de ser como la de mis abuelas, a las que nadie les ense?¨® a leer. Ni como la de mi madre y tantas mujeres como ella, sin libros y con muchas horas de trabajo en los talleres o en el campo. Tampoco debi¨® de ser como la m¨ªa, viendo a tantos amigos sacarse el graduado de cualquier manera y correr a currar en Moidecar, en Porcelanosa o en cualquier otra f¨¢brica que alimentara al mo...
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Que la juventud de ahora no lee, dicen. Que cada vez se lee menos, insisten. Yo no s¨¦ qu¨¦ clase de adolescencia tuvieron esas personas que pontifican apocal¨ªpticamente sobre los ¨ªndices de lectura. Desde luego, no debi¨® de ser como la de mis abuelas, a las que nadie les ense?¨® a leer. Ni como la de mi madre y tantas mujeres como ella, sin libros y con muchas horas de trabajo en los talleres o en el campo. Tampoco debi¨® de ser como la m¨ªa, viendo a tantos amigos sacarse el graduado de cualquier manera y correr a currar en Moidecar, en Porcelanosa o en cualquier otra f¨¢brica que alimentara al monstruo de la construcci¨®n.
Supongo que los compa?eros de clase de estas personas deb¨ªan contar con magn¨ªficas bibliotecas en sus casas que devoraban con fervor. Quiz¨¢ le¨ªan concienzudamente durante los patios en lugar de jugar o ligar. Tal vez comentaban a Dostoyevski los fines de semana en el parque comiendo pipas. Qui¨¦n sabe.
Lo cierto es que la mayor¨ªa de los que compartieron aula conmigo en el instituto apenas leyeron los libros obligatorios de las asignaturas de lengua. Y, en varios casos, ni eso -no es imposible obtener el t¨ªtulo de Bachillerato sin haberse le¨ªdo ni un solo libro, os lo aseguro-.
Sin embargo, gran parte del alumnado de hoy en d¨ªa curiosea en cualquier estanter¨ªa que tenga a su alcance, participa activamente en comunidades de lectura y escritura como Wattpad o sigue en redes sociales a ¨ªdolos musicales convertidos en prescriptores literarios -desde Rosal¨ªa a Dua Lipa-.
La juventud -y no solo la juventud- es la que da audiencia a los numeros¨ªsimos podcast sobre libros que han aterrizado en las plataformas en los ¨²ltimos tiempos: Punzadas sonoras, Demasiadas mujeres, Ciberlocutorio, Gent r¨¤ndom¡
Nuestro territorio se ha llenado de nuevas librer¨ªas coordinadas por gente joven y enamorada de las letras, mientras muchas de las antiguas se han adaptado maravillosamente bien a las actuales estrategias de dinamizaci¨®n cultural. Unas y otras han tejido redes fuertes, presentan programaciones culturales repletas de actos a los que s¨ª acude p¨²blico y cuentan con clubes de lectura a los que asisten personas de todas las edades y que consiguen convertir las pr¨¢cticas de lectura en experiencias de comunidad.
Por eso no entiendo a qu¨¦ se refieren cuando dicen que la juventud de ahora no lee. Que cada vez se lee menos.
El pasado 24 de abril empez¨® la Feria del Libro de Alicante; el 25, la Fira del Llibre de Val¨¨ncia; y el 26, la de Castell¨®. ?Se habr¨¢n paseado esas personas el fin de semana por la Plaza S¨¦neca, por los Jardines del Real o por la Plaza Santa Clara?
Yo, que vivo ahora en Val¨¨ncia y soy profesora de lengua y literatura, os puedo asegurar que caminar por Viveros, entre las casetas de las librer¨ªas, hac¨ªa brincar el coraz¨®n de entusiasmo. Cualquiera que haya visto la enorme cantidad de personas reunidas para escuchar a Sara Torres o emocionarse con Paco Roca sabe que la Fira es un ¨¦xito y que la juventud de ahora s¨ª lee, que cada vez se lee m¨¢s.
No dejemos que nos convenzan de lo contrario.