Locos por meterse en todos los charcos
El relax de contemplar el horizonte desde la piscina infinita de un hotel canario constituye un aut¨¦ntico regalo. Pero a¨²n puede serlo m¨¢s hacerlo desde una piscina natural en medio del oc¨¦ano: otra de las maravillas sorprendentes que aguardan en las Islas Canarias. Estos son los charcos canarios en los que, s¨ª o s¨ª, hay que meterse
Entre los muchos secretos que encierran las Islas Canarias hay uno que maravilla a todo aquel que lo conoce: sus piscinas naturales, obras maestras de la naturaleza que han necesitado de millones de a?os para alcanzar la forma actual con la que triunfan en el Instagram (y afortunadamente, en la retina, unos segundos antes) de viajeros de todo el mundo. Las piscinas tienen su origen en las numerosas erupciones volc¨¢nicas que, arrojando incontables toneladas de roca, ceniza y lava sobre las islas, han formando fajanas. En muchos casos, no se detuvieron hasta llegar al oc¨¦ano. Siglos y siglos de erosi¨®n y mareas moldearon estas fajanas y crearon en el mism¨ªsimo oc¨¦ano piscinas naturales que, repartidas por todas las islas, son una de las sorpresas m¨¢s curiosas y gozosas que esperan en el archipi¨¦lago. Hay 492 charcos catalogados, pero estos son los inexcusables.
De Charco Azul a Charco Azul
La relativa juventud de la isla de El Hierro hace que la erosi¨®n no haya dejado playas de grandes extensiones, pero en cambio cuenta con una imponente colecci¨®n de piscinas naturales. En el norte de la isla, el Charco Manso, con sus cuevas y arcos, es de una belleza sobrecogedora. Su nombre, bien merecido, le hace ideal para ser disfrutado en familia.
En el pueblo de El Golfo, en el suroeste de la isla, est¨¢ el famoso Charco Azul. Un sendero perfectamente acondicionado baja desde la carretera hasta un acantilado y all¨ª, una escalera adosada a ¨¦l conduce a la bell¨ªsima gruta. El agua turquesa llena esta piscina natural, cubierta por una b¨®veda natural de basalto, y la banda sonora es el rumor del oc¨¦ano, modulado por la ac¨²stica del enclave¡ Zonas de salto, otro charco ?este, a cielo abierto? y un solarium completan el d¨ªa de ba?o en el Charco Azul de El Hierro, que puede tener un broche de oro ideal visitando la Bodega Soterana, a solo un par de kil¨®metros, donde catar y adquirir sus vinos, elaborados con t¨¦cnicas ancestrales.
No menos famoso que el Charco Azul herre?o lo es su hom¨®nimo palmero. En el litoral de San Andr¨¦s, en el noreste de La Palma, est¨¢ el paraje de El Charco Azul, con la piscina grande que le da nombre, otra m¨¢s peque?a y una cala de piedra volc¨¢nica, el Charco de las Damas, donde se puede disfrutar del ba?o durante todo el a?o. No falta de nada para que la visita sea de lo m¨¢s completa: hay aparcamiento, quiosco y ba?os, lo que sumado al cuidado del entorno y su accesibilidad le han valido al Charco Azul galardones internacionales, como la bandera Ecoplayas.
En el Charco Azul de La Palma hay aparcamiento, quiosco y ba?os, lo que sumado al cuidado del entorno y su accesibilidad le han valido galardones internacionales, como la bandera Ecoplayas.
Una manera ¨²nica de disfrutar del mar
En el norte de Tenerife est¨¢n las piscinas naturales m¨¢s populares de la isla. En La Guancha, el Charco de la Laja, a un paso de San Juan de la Rambla, es de muy f¨¢cil acceso. Muy cerca, por la carretera de Icod de los Vinos, est¨¢ el espectacular Charco del Viento, con varias zonas de ba?o. Se trata de una de las piscinas naturales con mejores accesos de las islas, y sus vistas, con el Teide como protagonista, la hacen muy frecuentada durante todo el a?o, adem¨¢s de ser muy popular entre los practicantes del sn¨®rkel.
Otros charcos naturales de Tenerife que no hay que perderse son los de Bajamar, en La Laguna, con todos los servicios y adornada, merecidamente, con una bandera azul, y las de El Calet¨®n, en el precioso pueblo de Garachico. Nacieron con la erupci¨®n del Trevejo a comienzos del siglo XVIII, y cuentan con pasarelas, escalones y puntos de buceo y unas vistas inolvidables de los acantilados de La Culata.
Piscinas de mar bravo
Para darse un ba?o en una piscina natural de Gran Canaria lo mejor es dirigirse a la de El Agujero, en G¨¢ldar, o al espectacular Roque Prieto, en Santa Mar¨ªa de la Gu¨ªa, en un tramo donde el mar suele romper con bravura y, en esos d¨ªas, demanda la atenci¨®n de los ba?istas. En el norte de la isla est¨¢n las tres piscinas de las Salinas de Agaete, mucho m¨¢s tranquilas, ideales para un pl¨¢cido ba?o.
Como no pod¨ªa ser menos, el ADN volc¨¢nico de Lanzarote est¨¢ muy presente tambi¨¦n en su colecci¨®n de piscinas naturales. Hay que anotar en la agenda El Charco de San Gin¨¦s, que se incrusta en el mismo centro de Arrecife, y es uno de sus lugares m¨¢s reconocibles de la capital de la isla; Los Charcones, muy cerca de Playa Blanca, que se extienden por casi dos kil¨®metros de costa, creando piscinas naturales de formas cambiantes, y las de Punta Mujeres, en el nordeste de la isla, flanqueadas por las preciosas casitas blancas del pueblo.
En Fuerteventura, la enorme Laguna de Playa Barca, en P¨¢jara, muy cerca de Costa Calma, es una de las mejores playas de la isla. Sus aguas son poco profundas ?apenas 40 cent¨ªmetros?, por lo que resulta ideal para dar largos paseos.
Hasta las m¨¢s peque?as de las Islas Canarias tienen estupendas piscinas naturales. En La Graciosa, la marea baja deja al descubierto varios charcos volc¨¢nicos en algunos tramos de la costa que ni siquiera los navegadores m¨¢s avanzados saben geolocalizar. Y en La Gomera est¨¢n las piscinas de Hermigua, en un enclave privilegiado: a la belleza del valle que las piscinas tienen tras de s¨ª y el oc¨¦ano infinito que las ba?a, se suma la rotunda estampa de cuatro columnas de aires mitol¨®gicos y que rompen en mil sombras al atardecer. Son las columnas del antiguo pescante de Hermigua, las estructuras de las que los gomeros se serv¨ªan, hasta bien entrado el siglo pasado, para cargar y descargar las falucas (embarcaciones) que llegaban a la costa. Arquitectura del ingenio que nos habla del pasado y que enmarca, del modo m¨¢s curioso, el relajante ba?o de agua salada en uno de los lugares m¨¢s bellos de las Islas Canarias.