?El 51% de votos es una victoria para el independentismo? Hay motivos para pensar que no mucho
Adem¨¢s de la gran abstenci¨®n, se ha producido un cambio en ERC y un tercio de sus votantes elige opciones distintas a independizarse
La suma de los partidos independentistas en Catalu?a ha superado la mitad de los votos (51%) y eso es un hito, aunque descafeinado. Las elecciones catalanas nunca han sido un plebiscito perfecto, como es l¨®gico, pero hace cuatro a?os esa suma ten¨ªa m¨¢s trascendencia, por dos motivos: primero, porque los partidos propon¨ªan un ruptura inequ¨ªvoca; segundo, y sobre todo, porque entonces se expresaron muchos m¨¢s catalanes.
Los partidos del nacionalismo catal¨¢n hab¨ªan superado anteriormente la barrera del 50% (cuando CIU a¨²n no se declaraba independentista), pero desde finales de los a?os nov...
La suma de los partidos independentistas en Catalu?a ha superado la mitad de los votos (51%) y eso es un hito, aunque descafeinado. Las elecciones catalanas nunca han sido un plebiscito perfecto, como es l¨®gico, pero hace cuatro a?os esa suma ten¨ªa m¨¢s trascendencia, por dos motivos: primero, porque los partidos propon¨ªan un ruptura inequ¨ªvoca; segundo, y sobre todo, porque entonces se expresaron muchos m¨¢s catalanes.
Los partidos del nacionalismo catal¨¢n hab¨ªan superado anteriormente la barrera del 50% (cuando CIU a¨²n no se declaraba independentista), pero desde finales de los a?os noventa hab¨ªan estado entre el 46% y el 50% de los votos. En 2017 se quedaron en el 47,5%; y en 2015 solo alcanzaban el 50% si sumaban tambi¨¦n a Uni¨®. El cambio ahora es bastante peque?o, pero superar el 50% es un umbral simb¨®lico.
?Pero en qu¨¦ medida esa cifra representa un ¨¦xito de la independencia? Es un ¨¦xito tener una mayor¨ªa de esca?os. Pero superar el 50% de los votos, en este caso, me parece poco relevante. Por las razones que siguen.
La primera raz¨®n es que la diferencia entre un 47,5% y un 51% es peque?a. Al ver el gr¨¢fico anterior, la sensaci¨®n que domina es de igualdad: en Catalu?a han cambiado muchas cosas en estos a?os, pero la fuerza de los partidos nacionalistas (y luego independentistas) no es una de ellas.
La segunda (gran) raz¨®n es la abstenci¨®n. Es quiz¨¢s la m¨¢s importante: por cada tres personas que votaron en 2017, en estas elecciones solo lo han hecho dos. El gr¨¢fico siguiente representa el voto por bloques sobre el total del censo, para incluir a los abstencionistas.
En 2017 votaron por partidos independentistas un 38% de los electores, mientras que otro 40% lo hizo por fuerzas no independentistas y el 20% se qued¨® en casa. Votaron muchas personas y los bloques casi empataron. Pero ahora las cifras no tienen nada que ver: el grupo m¨¢s numeroso, con enorme diferencia, son los abstencionistas, que son casi el 50% de la gente. Luego hay un 27% de los catalanes con derecho a voto que eligieron partidos independentistas y otra 25% ¡ªalgo menos¡ª que votaron por otras fuerzas. El valor plebiscitario de estas elecciones me parece muy d¨¦bil.
Han sido unas elecciones desmovilizadas en general. Al respecto, hay dos lecturas posibles. Se puede argumentar que el independentismo ha votado m¨¢s, que es cierto. En ese sentido el 51% es una muestra de buena salud. Pero tambi¨¦n se puede decir que la desactivaci¨®n es una peor se?al para ellos, porque participar es m¨¢s acuciante para quienes quieren expresar una voluntad de cambio (la independencia). Y entre 2017 y 2021 han perdido 641.000 votos.
La tercera raz¨®n tiene que ver con los equilibrios dentro de los bloques. En el no independentista se ha votado m¨¢s federalismo (sube el PSC) y m¨¢s nacionalismo espa?ol (sube Vox). Pero en el independentismo se ha votado menos rupturista. Junts ha sufrido un escisi¨®n tibia, el PDeCAT, y ha perdido el primer puesto en favor de ERC, que tiene una hoja de ruta como m¨ªnimo m¨¢s lenta y no ped¨ªa un voto plebiscitario.
Mi cuarta raz¨®n son precisamente los votantes de ERC.
Un cambio sensible desde 2017 tiene que ver con las preferencias de esos electores sobre la relaci¨®n entre Catalu?a y el resto de Espa?a. Hace cuatro a?os casi el 90% de los votantes de ERC quer¨ªan que Catalu?a fuese un Estado independiente, seg¨²n el CEO. Pero esa cifra es ahora del 60% o 65%. Es decir, que uno de cada tres votantes de Esquerra, el partido probablemente gobernar¨¢ Catalu?a, elige otras opciones, desde que Catalu?a sea una ¡°comunidad aut¨®noma¡± (7%), hasta que sea ¡°un Estado dentro de una Espa?a federal¡± (27%). Estas cifras apenas han cambiado entre los votantes de CUP (el 80-85% quieren que Catalu?a sea un Estado independiente), ni entre los votantes de Junts per Catalunya (85%). Si lo han hecho, aunque menos que para ERC, entre los votantes del escindido PDeCAT: m¨¢s o menos una cuarta parte elige opciones federales o auton¨®micas.
Nada de esto significa que los independentistas no hayan logrado la mitad de los votos: lo han hecho. Y los votos que importan son los que se emiten. Ni tampoco restan valor a su victoria en esca?os, que es una mayor¨ªa holgada incluso con los votos perdidos del PDeCAT, y que les permite ponerse de acuerdo para formar un gobierno y elegir president.
Pero creo, por los cuatro motivos expuestos, que los votos expresados no son un empuje para la independencia y que las elecciones se han caracterizado, en gran medida, sobre todo por su inmovilismo. El equilibrio entre bloques que domina la sociedad catalana cambi¨® muy poco este domingo, a pesar de que vot¨® muy poca gente, que es una circunstancia ideal para que el resultado se hubiese movido mucho. La divisi¨®n entre independentistas y unionistas es muy r¨ªgida, porque se mezcla con aspectos profundos de la sociedad catalana, como la lengua, la clase y el origen de las familias. Hay dos polos que seguramente ya votaban partidos diferentes antes de 2012. Lo que cambi¨® entonces no fue esa divisi¨®n, sino la trascendencia de esa divisi¨®n: la brecha se abri¨® porque, de golpe, estar en un lado y otro no significaba querer m¨¢s o menos autonom¨ªa, sino querer vivir en pa¨ªses diferentes. Y los cambios en esa preferencia son tan importantes como la suma de votos que van a unos partidos y otros.