¡®Junts¡¯ significa otra cosa
Como tales convergentes, se sienten los vencedores perpetuos, han mamado la ley de hierro del catalanismo
En la sala del hotel que Junts per Catalunya ha elegido para pasar la noche electoral suena machaconamente una canci¨®n que se llama, oh sorpresa, Junts som invencibles. Es de un grupo de Sant Feliu de Gu¨ªxols llamado Bipolar ¡ªno le busquen dobles sentidos, el nombre es este y el grupo es preexistente a la campa?a¡ª, y resulta indistinguible de tanta m¨²sica catalana actual, un pop de ritmo f¨¢cil y pegadizo y letras a medio camino de la ¨¦pica y la autoayuda colectiva. Hasta las ocho, cuando lo ¨²nico que se sabe son los rumores de encuestas, esa canci¨®n casa bien con el optimismo que domina entre ...
En la sala del hotel que Junts per Catalunya ha elegido para pasar la noche electoral suena machaconamente una canci¨®n que se llama, oh sorpresa, Junts som invencibles. Es de un grupo de Sant Feliu de Gu¨ªxols llamado Bipolar ¡ªno le busquen dobles sentidos, el nombre es este y el grupo es preexistente a la campa?a¡ª, y resulta indistinguible de tanta m¨²sica catalana actual, un pop de ritmo f¨¢cil y pegadizo y letras a medio camino de la ¨¦pica y la autoayuda colectiva. Hasta las ocho, cuando lo ¨²nico que se sabe son los rumores de encuestas, esa canci¨®n casa bien con el optimismo que domina entre los dirigentes del partido de Carles Puigdemont y su equipo de organizaci¨®n. De hecho, se me ha ocurrido comentar a un asesor del partido que el resultado estar¨¢ muy re?ido ¡ªun formulismo, como quien habla del tiempo¡ª, y ¨¦l me responde: ¡°No lo creo¡±. Est¨¢n convencidos de que quedar¨¢n claros ganadores.
Es un convencimiento t¨ªpicamente convergente. Aunque Junts se esfuerza en presentarse como un partido nuevo, conservan intacto el gen del partido que fund¨® Jordi Pujol; son convergentes pasados por la centrifugadora. Y como tales convergentes, se sienten los vencedores perpetuos, han mamado la ley de hierro del catalanismo, esa que dice que Esquerra Republicana gana las encuestas y ellos las elecciones.
As¨ª se debe interpretar tambi¨¦n la primera intervenci¨®n p¨²blica de la portavoz, Elsa Artadi, que poco antes de las nueve, algo tarde para lo esperable, aparece y se lanza a un mensaje poco menos que euf¨®rico. Tan segura est¨¢ de la victoria que, aunque empieza su declaraci¨®n con la consabida prudencia, ¡°la ¨²nica encuesta real ser¨¢n los votos etc¨¦tera¡±, se anima y acaba augurando ¡°una gran noche para Junts per Catalunya¡±.
Lo que no puede hacer Artadi es saludar a los fieles, a los militantes, a los seguidores. Esta noche electoral es muy extra?a. Es como un partido de futbol sin p¨²blico. Cada vez que, en la pantalla, la televisi¨®n anuncia los movimientos de esca?os, no hay reacci¨®n en la sala. Ni v¨ªtores si los n¨²meros van bien, ni silbidos o insultos al ¨¢rbitro cuando hay bajadas de esca?os. Y, por si fuera poco, todos amordazados con las m¨¢scaras de la pandemia, que impiden reconocer rictus y reacciones. El mismo escenario es inh¨®spito, un hotel es hoy lo m¨¢s parecido a un decorado de pel¨ªcula de terror, una especie de Bates Motel de lujo, una versi¨®n at¨ªpica de la Espa?a/Catalu?a vaciada.
En el hilo ambiental de la sala, el equipo de Junts alterna ratos de conexi¨®n con la tele con otros de martilleo impenitente del Junts som invencibles, la canci¨®n emblema. Entonces, en la pantalla desaparecen las listas de esca?os y dejan paso al cartel electoral: las caras de Laura Borr¨¤s y Carles Puigdemont y ese lema doble, que parece fruto de una indecisi¨®n del publicista: Junts per fer, Junts per ser.
El escepticismo que hab¨ªa a las seis de la tarde por el sondeo de TV3 est¨¢ directamente vinculado a la mala relaci¨®n del partido de Puigdemont, Borr¨¤s y Jordi S¨¢nchez con la televisi¨®n catalana, a la que acusan de estar controlada por ERC. Una tirantez que, al trasladarse a las redes sociales, se transforma indefectiblemente en insultos y odio cerval: aunque no se lo crean, les aseguro que hay en Twitter gente que habla de T?3¡±, o sea, que opina que TV3 es un submarino espa?ol. No r¨ªan, les juro que lo ven as¨ª.
Una hora m¨¢s tarde de su primera aparici¨®n, y con unos n¨²meros menos halag¨¹e?os de lo previsto, Elsa Artadi modifica su discurso: ahora la gran victoria es del independentismo ¡ªya as¨ª, en bloque¡ª. A¨²n mantiene una esperanza en alg¨²n voto que se gane en el minuto de descuento, con lo que se niega a reconocer la victoria de nadie. Pero la canci¨®n empieza a sonar, aunque levemente, como una iron¨ªa: ¡°Junts som invencibles¡±.
Y, a partir de aqu¨ª, un largo silencio de los candidatos. Los porcentajes de escrutinio van cayendo y Laura Borr¨¤s sale cuando ya van por el 98,35%... aunque quien habla primero es el n¨²mero uno, c¨®mo no. Es Carles Puigdemont quien hace la valoraci¨®n online, mientras el resto de los dirigentes, en escorzo, escuchan disciplinados y atentos. Lo que conforma una imagen chocante.
Borr¨¤s toma el relevo a continuaci¨®n. La sonrisa impecablemente colocada. Se ha quitado la mascarilla para el momento, una mascarilla con la imagen de la Marianne indepe ¡ªun dise?o del 2017, tras el 1 de octubre¡ª y el lema ¡°Rep¨²blica Catalana¡±.
El discurso es de derrota disimulada, insistiendo en las hipot¨¦ticas dificultades que Junts ten¨ªa por no disponer de suficiente espacio electoral. Pero se puede vestir, como ya aventur¨® Artadi horas antes, de victoria independentista. Pressing ERC, que no se les ocurra a los republicanos aprovechar su sorpasso hist¨®rico para desviarse del camino. Es la resignificaci¨®n de la cancioncita: ¡±Junts som invencibles¡± se refer¨ªa a todos los indepes. Ah, claro.
Esta noche, ya lo saben, es aquella en la que todos han ganado (aunque, esta noche, hay alguno que ni forz¨¢ndolo ha podido decirlo). Que digan lo que quieran, pero si el grupo Bipolar cobra royalties cada vez que suena la canci¨®n Junts som invencibles, ya les digo yo qui¨¦nes van a ser los aut¨¦nticos vencedores de las elecciones.