¡®Madrid is different¡¯

El fundador del PP, Manuel Fraga, ejerci¨® de ministro de Informaci¨®n y Turismo pr¨¢cticamente durante toda la d¨¦cada de los sesenta. La dictadura franquista hab¨ªa descubierto el turismo como una fuente de financiaci¨®n y desde entonces nuestro pa¨ªs ha manejado sus ingresos como los maneja un drogodependiente. El enganche a un solo sector como motor financiero invit¨® a descuidar la industria, la ciencia y la formaci¨®n al tiempo que co...

El fundador del PP, Manuel Fraga, ejerci¨® de ministro de Informaci¨®n y Turismo pr¨¢cticamente durante toda la d¨¦cada de los sesenta. La dictadura franquista hab¨ªa descubierto el turismo como una fuente de financiaci¨®n y desde entonces nuestro pa¨ªs ha manejado sus ingresos como los maneja un drogodependiente. El enganche a un solo sector como motor financiero invit¨® a descuidar la industria, la ciencia y la formaci¨®n al tiempo que convert¨ªa al negocio tur¨ªstico en la locomotora del pa¨ªs. Fue en aquella ¨¦poca cuando Fraga recurri¨® al lema publicitario de Spain is different. El hallazgo funcion¨® por dos contenidos subliminales bien definidos. El primero, dirigido a los extranjeros, les presentaba un pa¨ªs poco parecido a cualquiera que visitaran. Desde un clima portentoso al car¨¢cter de los espa?oles, los bajos precios y la festiva tradici¨®n, todo eran ventajas para quien ven¨ªa del fr¨ªo, el orden y el aburrimiento. Pero el lema tambi¨¦n ten¨ªa un significado muy rotundo para los propios espa?oles. No deb¨ªamos reivindicar los derechos ajenos ni envidiar los avances de otros pa¨ªses, sino que bastaba consolarnos con la satisfacci¨®n de ser distintos.

El encantamiento perdura. Aunque unas veces nos sentimos distintos y otras veces nos sentimos distontos, enga?ados desde el poder. Lo que nadie esperaba es que metidos en el siglo XXI, la campa?a electoral de la Comunidad de Madrid rescatara aquel lema de publicistas y lo exhibiera sin recato. Si uno se para a escuchar los planteamientos de gobernanza, la m¨²sica le sonar¨¢ a conocida, y tambi¨¦n la letra, pues no es otra que: Madrid is different. La jugada consiste en ofertar las terrazas abiertas, la ciudad que trasnocha, la liberalidad de costumbres, el sentido de acogida, la generosidad vitalista y la vocaci¨®n anarcofestiva como caracter¨ªsticas particulares de Madrid. Pero muy paletos tendr¨ªamos que ser los madrile?os si no reconocemos en otros lugares much¨ªsimos rasgos similares. La noche de Albacete es de traca. La vitalidad festiva valenciana no tiene parang¨®n. La sensaci¨®n acogedora que transmiten los extreme?os es antol¨®gica. Y la liberalidad de costumbres de algunos barrios de Barcelona carece de rival.

A cualquier madrile?o con dos dedos de frente le tendr¨ªa que producir rubor que se utilice su gusto por la tapa y la vida en la calle como un alegato diferencial. Si uno ha pisado la calle del Laurel en Logro?o o la parte vieja de San Sebasti¨¢n, o Santiago o Salamanca en periodo estudiantil, comprender¨¢ que nada se parece m¨¢s que lo que llaman distinto. Otra cosa es que hablemos del deseo de saltarse las restricciones o la tutela de la autoridad en este tiempo de pandemia. Ah¨ª creo que todos los espa?oles, en general, han visto sacrificarse sus negocios y su vida social, sus encuentros amicales y las reuniones familiares. Y en todos los casos ten¨ªan el mismo derecho a su modo de vivir que el que parece reivindicarse ahora bajo un madrile?ismo ut¨®pico. Madrid no tiene por qu¨¦ tener una legislaci¨®n distinta por ninguna caracter¨ªstica propia rese?able ni por unos arrebatos del car¨¢cter particulares o irremediables. En Triana, los sevillanos, dudo que celebren con palmas las restricciones y el toque de queda. La expansi¨®n del virus provoc¨® que se hiciera demasiada pol¨ªtica con los muertos. Lo que no esper¨¢bamos es que se hiciera pol¨ªtica con los vivos y estos se dejaran.