Los madrile?os madrugan para votar en d¨ªa laborable y en pandemia: ¡°Vengo pronto y me voy a trabajar ¡®votada¡±

Alba alza al cielo los brazos en una clara se?al de la victoria en la noche del lunes en el sal¨®n de su casa del distrito de Tetu¨¢n. La ni?a festeja que este martes, tras un puente de tres d¨ªas, tampoco tiene cole. Sus padres contemplan la escena con cara de circunstancias. Madrid celebra por vez primera elecciones auton¨®micas en un d¨ªa laborable y en medio de una pandemia. David, el padre, tiene una empresa de reformas y se ha visto obligado a organizar la jornada laboral de siete a tres de la tarde para poder hace compatible trabajo y derecho a voto. Encarna, funcionaria, se ha tenido que pe...

Alba alza al cielo los brazos en una clara se?al de la victoria en la noche del lunes en el sal¨®n de su casa del distrito de Tetu¨¢n. La ni?a festeja que este martes, tras un puente de tres d¨ªas, tampoco tiene cole. Sus padres contemplan la escena con cara de circunstancias. Madrid celebra por vez primera elecciones auton¨®micas en un d¨ªa laborable y en medio de una pandemia. David, el padre, tiene una empresa de reformas y se ha visto obligado a organizar la jornada laboral de siete a tres de la tarde para poder hace compatible trabajo y derecho a voto. Encarna, funcionaria, se ha tenido que pedir el d¨ªa libre para poder hacerse cargo de Alba, que ni siquiera tiene clases online.

Lo inusual de la jornada, sin incidentes importantes tras las primeras horas, se nota desde primeras horas de la ma?ana con colas alrededor de los centros electorales por las medidas de distanciamiento que impone el virus y por la afluencia de madrugadores que acud¨ªan a votar antes de ir a trabajar. Al acceder, los responsables covid del centro, equipados con vistosos chalecos, entregan a cada persona una mascarilla que han de ponerse sobre la que ya llevan puesta.

Jos¨¦ Manuel Mart¨ªn, de 66 a?os, se lo toma con calma en el colegio Doctor Tolosa Latour del distrito de Puente de Vallecas, donde tarda una hora en poder llegar a su urna en la mesa 9B. ¡°Mi voto nunca ha sido secreto¡±, se?ala este votante de Unidas Podemos, que celebra estos comicios con ¡°emoci¨®n¡± ante los cientos de personas que esperan su turno. Pero al mismo tiempo es un d¨ªa ¡°muy triste¡±, porque por vez primera no ha podido participar en la campa?a electoral. Siempre, desde que fue elegido para presidir una mesa en las generales de 1978, lo ha hecho. Ahora el miedo al contagio lo mantiene casi bloqueado.

Carmen D¨ªaz, la madre de Jos¨¦ Manuel, falleci¨® a los 83 a?os por covid en marzo del a?o pasado. Eso supuso para este comunista aficionado a la monta?a un antes y un despu¨¦s. No ha vuelto a usar transporte p¨²blico, no ha pisado m¨¢s el centro de Madrid, no ha accedido a casa de nadie y cada vez que regresa a la suya, donde no entra nadie, se desinfecta los pies. ¡°La pandemia me ha sentado muy mal¡±, reconoce este delegado sindical de Deutsche Bank hoy ya jubilado. Puente de Vallecas fue dominado en las auton¨®micas de 2019 por el PSOE, seguido de M¨¢s Madrid. Los socialistas sacaron m¨¢s apoyos que PP, Ciudadanos y Vox juntos.

Centro libre de covid

Lourdes Mart¨ªn, de 51 a?os, se afana en pasar el trapo cada media hora en el colegio Pablo Picasso de Parla. Trabaja para la empresa Eulen, que la ha destinado este martes de elecciones para mantener el centro libre de covid. Est¨¢ acostumbrada a hacerlo, le toc¨® de lleno la primera ola de la pandemia en el centro de salud donde trabaja y donde ha visto entrar a muchos vecinos y ya no los ha vuelto a ver m¨¢s. ¡°Ha sido muy, muy duro¡±, lamenta la mujer, que tambi¨¦n se infect¨® por el virus, aunque de una manera muy leve. Ella se reserva el voto para cuando termine su jornada y lo tiene claro desde que ten¨ªa 18 a?os. ¡°Yo voto al PP porque me pagan m¨¢s cuando al empresario le va mejor, que es con el PP¡±, asegura.

En ¨¦poca de Aznar ella se llevaba a casa 2.300 euros de sueldo como limpiadora de Mercadona juntando las horas extras a su sueldo; en la de Rajoy, 1.400 y, ahora, 800. ¡°Te permit¨ªan hacer m¨¢s horas tambi¨¦n¡±, admite. Mientras entra la gente de manera ordenada en el Pablo Picasso, sin aglomeraciones ni esperas rese?ables, cuenta que tiene dos hijas trabajadoras como ella a las que ha educado con la idea de que la vida ¡°no es de princesas¡±. Por eso la menor, de 20 a?os, estudia, trabaja entre semana en una pizzer¨ªa y los fines de semana en Faunia. Y por supuesto, tambi¨¦n votar¨¢ al PP. En Parla, en las elecciones regionales de 2019 el PSOE consigui¨® el 33,13% de los votos, seguido de Cs (17%), M¨¢s Madrid (15,33%) y PP (13,01%).

Justo en ese momento entran Mar¨ªa, de 60 a?os, cogida del brazo de su madre, Ulianova, de 83 a?os, hija de un exiliado de la guerra en Francia que le puso el nombre por una novela rusa. Era la peque?a de cuatro hermanos y ya solo queda ella, as¨ª que vota por todos. ¡°Los tiros van por ah¨ª¡±, concede Mar¨ªa, que reconoce que ella todav¨ªa no sabe a qui¨¦n votar¨¢ ella. ¡°S¨ª, formo parte de los indecisos¡±, sonr¨ªe. ¡°Al final lo har¨¦ por responsabilidad, pero no me convence ninguno, todos acaban mintiendo¡±, lamenta.

Todo lo contrario le pasa a Gabriela Rey, de 81 a?os, que minutos despu¨¦s sale apoyada por dos flancos: un bast¨®n a la derecha, el brazo de su nuera a la izquierda. Ella tiene claro desde siempre en qui¨¦n deposita su confianza y no ha fallado ni una vez a las urnas. Lo bueno de esta jornada electoral es que ella, como el resto de personas mayores, tienen preferencia para entrar, votar y lo que sea. ¡°Nos han metido en un cuartito enseguida y hemos votado muy r¨¢pido¡±, agradece la mujer.

En el barrio de La Latina, en el centro de la capital, los votantes tambi¨¦n madrugan para ejercer su derecho al voto. Antes de las nueve de la ma?ana ya hab¨ªa una buena cola en el colegio V¨¢zquez de Mella, donde un polic¨ªa municipal repart¨ªa las mascarillas extra para que todos la llevaran doble al votar. El ritmo, en cuanto han abierto las puertas al p¨²blico, se ha aligerado considerablemente y en 15 minutos todo el mundo depositaba su papeleta en la urna. Antes de entrar, eso s¨ª, era preceptivo el uso de gel hidroalcoh¨®lico y, una vez dentro, a dejar el carnet de identidad en una bandeja sin que nadie lo toque. Votar en tiempos de covid es esto. ¡°Yo vengo a estas horas porque me voy a trabajar y as¨ª me voy votada¡±, asegura Maribel, de 48 a?os, al ponerse al final de la cola. ¡°Por si acaso¡±, repite, no vaya a ser que el d¨ªa se complique y ella se quede con las ganas de apoyar ¡°a M¨®nica, la ¨²nica decente de todos¡±.

En el colegio La Inmaculada Marillac los protocolos se han mantenido de igual manera a rajatabla. Alguno que otro inmortalizaba el momento de echar su papeleta en la urna con una foto. Muchas religiosas de las Hijas de la Caridad han acudido a ejercer su derecho en esta ma?ana de elecciones at¨ªpica. Los m¨¢s curiosos preguntaban por el tumulto de periodistas, debido a que en ese colegio vota la presidenta madrile?a, Isabel D¨ªaz Ayuso.

La Delegaci¨®n del Gobierno ha constatado la casi completa normalidad y la ausencia de incidentes destacados, tanto en la apertura de los locales, como en la constituci¨®n de las mesas electorales y en el inicio de la votaci¨®n. Entre las incidencias m¨¢s destacadas, que han sido pocas, se cuentan la retirada de una treintena de carteles de contenido electoral por su proximidad a los centros de votaci¨®n y la identificaci¨®n de cinco mujeres, activistas de Femen, que se han manifestado ante el colegio electoral en el que vota la candidata de Vox, Roc¨ªo Monasterio. Han tenido que ser retiradas de la zona. Como an¨¦cdota, en un colegio de Las Rozas el presidente de una mesa ha acudido con una camiseta en la que se pod¨ªa leer: ¡°Comunismo y libertad¡±. Se la ha tenido que quitar.

Con informaci¨®n de Idoia Ugarte.

Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid