Madrid y las izquierdas
?C¨®mo es posible que en una regi¨®n en la que 6 de cada 10 madrile?os se declaran de izquierdas vaya a gobernar una coalici¨®n entre Ayuso y la extrema derecha?
?C¨®mo es posible que en una regi¨®n en la que 6 de cada 10 madrile?os se declaran de izquierdas vaya a gobernar una coalici¨®n entre Ayuso y la extrema derecha? Es quiz¨¢s la pregunta que con mayor frecuencia nos hemos hecho las izquierdas en los ¨²ltimos 26 a?os, acompa?ada de dos respuestas.
La primera es la orwelliana. Pasa por considerar que los madrile?os somos v¨ªctimas de una manipulaci¨®n...
?C¨®mo es posible que en una regi¨®n en la que 6 de cada 10 madrile?os se declaran de izquierdas vaya a gobernar una coalici¨®n entre Ayuso y la extrema derecha? Es quiz¨¢s la pregunta que con mayor frecuencia nos hemos hecho las izquierdas en los ¨²ltimos 26 a?os, acompa?ada de dos respuestas.
La primera es la orwelliana. Pasa por considerar que los madrile?os somos v¨ªctimas de una manipulaci¨®n masiva a trav¨¦s de la cual grupos de poder ordenan el comportamiento electoral a su placer y que, por tanto, la ciudadan¨ªa emite sus preferencias con base en un enga?o.
La segunda es una posici¨®n sist¨¦mica, que consistir¨ªa en entender que la derrota es coyuntural. Las contradicciones entre los gobiernos neoliberales y los trabajadores madrile?os se est¨¢n agudizando y, por tanto, tarde o temprano se impondr¨¢ un gobierno progresista como cae del ¨¢rbol la fruta madura.
Ambas perspectivas tienen la virtud de generar una sensaci¨®n confortable hacia adentro por la cual la derrota es responsabilidad exclusiva de un factor externo. Mitigan el dolor en lo inmediato, contribuyen a no ahondar en aquello que nos desasosiega, pero ciertamente nos alejan de la soluci¨®n.
La disputa por el sentido de lo madrile?o ha impregnado la campa?a de principio a fin y solo han existido dos posiciones. La de Ayuso, con una visi¨®n instrumental que concibe Madrid como vanguardia de la oposici¨®n neocon al gobierno de Espa?a; y la M¨¢s Madrid con M¨®nica Garc¨ªa, que ha reivindicado la centralidad de lo madrile?o a trav¨¦s de la defensa de lo p¨²blico y la reconstrucci¨®n de la Comunidad, en el sentido m¨¢s profundo de la palabra. Ayuso enarbola un Thatcherismo castizo, ataca el colectivismo y desentierra a Hayek y a Friedman para lanzarse a una ofensiva cultural que pasa por incorporar a su proyecto a sectores golpeados por la crisis como la hosteler¨ªa o los aut¨®nomos. Har¨ªamos mal en infravalorar la popularizaci¨®n de su discurso.
Ayuso era un factor movilizador suficiente para la izquierda m¨¢s concienciada, pero el gran reto era ese 20% de indecisos. M¨¢s Madrid busc¨® su movilizaci¨®n hablando de los problemas del d¨ªa a d¨ªa, siguiendo la estela de los partidos verdes europeos, conscientes que la forma m¨¢s eficaz de luchar contra la hegemon¨ªa de la extrema derecha era incorporar a los sectores menos ideologizados hacia posiciones de progreso.
Las derrotas siempre son dolorosas, pero consustanciales a la democracia. Lo que nos debe ocupar a las izquierdas es ser capaces de interpretarlas con honestidad, leer los aciertos del adversario y trabajar por incorporar a nuestro proyecto a esos sectores que hoy no est¨¢n con nosotros. No hay 2 millones de fascistas en Madrid, hay una batalla cultural inmensa entre quienes defienden sus privilegios bajo el pretexto de la libertad y quienes creemos en la justicia social como el elemento fundador de una libertad verdadera. De las certezas que logremos ofrecer depender¨¢ 2023.
Pablo G¨®mez Perpiny¨¤ es el n¨²mero dos de la lista de M¨®nica Garc¨ªa en M¨¢s Madrid.
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