Feminismo es democracia
El feminismo es un movimiento de progreso imparable que nos hace m¨¢s iguales y m¨¢s libres
El feminismo es un movimiento con tres siglos de historia, construido colectivamente y que, desde la lucha pac¨ªfica, ha transformado nuestras sociedades obteniendo para las mujeres derechos que se consideraban imposibles hace solo unas d¨¦cadas. Hace ya muchos a?os que el feminismo logr¨® convertir en realidad una cuesti¨®n fundamental: la igualdad formal de los hombres y las mujeres. Sin embargo, esa important¨ªsima igualdad formal no se ha visto acompa?ada (a¨²n) de una igualdad real en la sociedad. Los datos son claros e incontestables: las diferencias en el empleo, en el desempleo, en las pensi...
El feminismo es un movimiento con tres siglos de historia, construido colectivamente y que, desde la lucha pac¨ªfica, ha transformado nuestras sociedades obteniendo para las mujeres derechos que se consideraban imposibles hace solo unas d¨¦cadas. Hace ya muchos a?os que el feminismo logr¨® convertir en realidad una cuesti¨®n fundamental: la igualdad formal de los hombres y las mujeres. Sin embargo, esa important¨ªsima igualdad formal no se ha visto acompa?ada (a¨²n) de una igualdad real en la sociedad. Los datos son claros e incontestables: las diferencias en el empleo, en el desempleo, en las pensiones, en el reparto de los cuidados de casas, menores y mayores, en las expectativas profesionales, en la elecci¨®n de las carreras universitarias, y, dolorosamente, las cifras de la violencia machista y sexual (13 asesinadas en lo que va de a?o, una violaci¨®n cada 8 horas en Espa?a) no dejan lugar a dudas.
En estos tiempos asistimos al auge de discursos reaccionarios, que, desde la m¨¢s profunda ideolog¨ªa, sin atenerse a los datos, niegan la desigualdad que a¨²n arrastra nuestra sociedad. La estrategia de la derecha trata de caricaturizar el feminismo y a las feministas: ser¨ªamos para ellos un grupo de mujeres que odiamos a los hombres y actuamos organizadamente para destrozar la vida de las personas que nos rodean.
Esta caricatura choca, sin embargo, con la experiencia de la inmensa mayor¨ªa de las mujeres: hijas, amigas, abuelas, compa?eras de trabajo, vecinas¡ nos definimos como feministas desde la m¨¢s absoluta normalidad, desde la cotidianidad de nuestras vidas. Y desde esa cotidianidad, con tranquilidad y firmeza, repetimos y seguimos repitiendo que queda mucho por hacer y tratamos de poner nuestro granito de arena (personal, pol¨ªtico, institucional) para hacer de nuestras ciudades lugares donde hombres y mujeres nos sintamos libres y seguras.
Ciudades feministas, es decir, en las que se aborden asuntos que constituyen grandes desaf¨ªos, como la movilidad, cuidados, conciliaci¨®n y modelo econ¨®mico. Ciudades, en definitiva, m¨¢s amables y humanas para mujeres y hombres, en las que la ¡®medida¡¯ sean las personas y sus vidas en conjunto, que est¨¦n pensadas y dise?adas en torno a las necesidades reales de la vida de la poblaci¨®n.
As¨ª, por ejemplo, creer que una ciudad, tal y como propone la alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo, debe ser abarcable en quince minutos constituye una apuesta por un formato de metr¨®poli profundamente feminista, donde el centro de todo deja de ser lo laboral remunerado y pone el foco en todo lo importante, que es lo cotidiano.
Con esta perspectiva celebramos este 8 de marzo, con ese sentido com¨²n que ha generado consenso en la inmensa mayor¨ªa de la sociedad. Y en ¨¦l vamos a seguir avanzando, porque el feminismo es un movimiento de progreso imparable que nos hace m¨¢s iguales y m¨¢s libres. Es democracia.