?Qui¨¦n puede matar a un ni?o?
Los cr¨ªos ya andan saltando y jugando por las calles. Me pregunto c¨®mo ser¨ªa un mundo gobernado por ellos
Ya est¨¢n los chiquillos por las calles, los veo desde el balc¨®n, disfrutando de su reci¨¦n recuperada libertad (por llamarla de alguna manera). El vicepresidente Iglesias dio una inaudita rueda de prensa en la que habl¨® de ¡°correr y saltar¡± y de usar ¡°patinetes y balones¡±: no s¨¦ si hay precedentes de que un alt¨ªsimo cargo del gobierno hable de jugar y de juguetes, pero en estos tiempos extra?os puede suceder cualquier cosa. Y en eso andan los cr¨ªos (solo hasta los 14 a?os, no vayan a hacer botell¨®n) siguiendo las...
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Ya est¨¢n los chiquillos por las calles, los veo desde el balc¨®n, disfrutando de su reci¨¦n recuperada libertad (por llamarla de alguna manera). El vicepresidente Iglesias dio una inaudita rueda de prensa en la que habl¨® de ¡°correr y saltar¡± y de usar ¡°patinetes y balones¡±: no s¨¦ si hay precedentes de que un alt¨ªsimo cargo del gobierno hable de jugar y de juguetes, pero en estos tiempos extra?os puede suceder cualquier cosa. Y en eso andan los cr¨ªos (solo hasta los 14 a?os, no vayan a hacer botell¨®n) siguiendo las consignas de nuestros gobernantes.
Al fin y al cabo, el Congreso de los Diputados no se diferencia mucho de un patio de colegio, ni la pol¨ªtica espa?ola de la patada en la espinilla
He estado fantaseando estos d¨ªas con que hubi¨¦ramos utilizado a los m¨¢s peque?os durante este confinamiento para hacer todos esos trabajos de primera l¨ªnea llenos de peligro v¨ªrico. Total, los ni?os son de goma y el virus les hace poco da?o. Ni?os cajeros y reponedores, ni?as enfermeras y m¨¦dicas, ni?as conductoras y barrenderas, ni?os guardias civiles, con tricornio y mostacho nietzscheciano.
Me imagin¨¦ un mundo gobernado por ni?os, con churumbeles diputados, un beb¨¦ ministro de Pol¨ªtica Territorial y Funci¨®n P¨²blica, senadores con el morro sucio de chocolate, un presidente con chupete. Al fin y al cabo, el Congreso de los Diputados no se diferencia mucho de un patio de colegio, ni la pol¨ªtica espa?ola de la patada en la espinilla. ?C¨®mo ser¨ªa un mundo as¨ª? Desde luego, ser¨ªa una monada. Pero, m¨¢s all¨¢ de lo cuqui, probablemente ser¨ªa un mundo peor. De hecho, ya se ha imaginado en la ficci¨®n.
En la pel¨ªcula ?Qui¨¦n puede matar a un ni?o?, una de las grandes obras del terror patrio, de Chicho Ib¨¢?ez Serrador, se cuenta la historia de una isla mediterr¨¢nea, blanca y luminosa, en la que los ni?os han asesinado a toda la poblaci¨®n adulta. Algo parecido pasa en un pueblo de Nebraska, por motivos agr¨ªcolas y demon¨ªacos, seg¨²n se cuenta en Los chicos del ma¨ªz. La novela El Se?or de las Moscas, de William Golding, describe una sociedad selv¨¢tica formada solo por ni?os cuya existencia ha degenerado en el caos y la violencia.
Vaya por delante que no soy usuario de ni?os, porque todav¨ªa no tengo prole, pero creo que puedo opinar con la experiencia de haber sido ni?o yo mismo y por estar en contacto directo con mi ni?o interior, como recomiendan algunos gur¨²s de la autoayuda. Mi teor¨ªa, cutre pero interesante, es que los ni?os nacen asilvestrados, preocupados por su propio ombligo, sin miramientos con los dem¨¢s o el entorno, un poco neoliberales. Por eso a los ni?os hay que educarles: para que aprendan a preocuparse por los dem¨¢s y por el medio ambiente. Digamos que la educaci¨®n busca convertir a esas bestezuelas en peque?os socialdem¨®cratas con acn¨¦.
Aunque bien mirado, quiz¨¢s uno de esos escenarios en los que la infancia se rebela contra la adultez, como los antes citados, no ser¨ªa tan descabellado. Total, para el planeta que les estamos dejando...