El problema no eres t¨²
¡°Y hoy es lo que pido, que creamos en nosotros como generaci¨®n. Luchar para que otros hereden las conquistas de nuestra causa¡±
Nuestra vida est¨¢ influida por preguntas. ?Podr¨¦ conseguir trabajo? ?Cu¨¢nto tiempo aguantar¨¦ con un salario que no me da para vivir? ?Es suficiente todo lo que hago? Describen la continua inseguridad con la que se va a dormir una generaci¨®n entera. La asfixia de los mejores anhelos de la juventud, de la eterna crisis y de los futuros inciertos.
No es la falta de capacidad lo que limit¨® a nuestra generaci¨®n, sino la falta de oportunidades. En la anterior crisis financiera se decidieron hacer pol¨ªticas de austeridad que nos dejaron atr¨¢s. Nos llaman la generaci¨®n perdida, pero no estamos ...
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Nuestra vida est¨¢ influida por preguntas. ?Podr¨¦ conseguir trabajo? ?Cu¨¢nto tiempo aguantar¨¦ con un salario que no me da para vivir? ?Es suficiente todo lo que hago? Describen la continua inseguridad con la que se va a dormir una generaci¨®n entera. La asfixia de los mejores anhelos de la juventud, de la eterna crisis y de los futuros inciertos.
No es la falta de capacidad lo que limit¨® a nuestra generaci¨®n, sino la falta de oportunidades. En la anterior crisis financiera se decidieron hacer pol¨ªticas de austeridad que nos dejaron atr¨¢s. Nos llaman la generaci¨®n perdida, pero no estamos perdidos. Sabemos qu¨¦ queremos, tenemos principios y mucha formaci¨®n. Realmente somos una generaci¨®n olvidada.
En Madrid, en los ¨²ltimos a?os, la emancipaci¨®n es impensable, y la pobreza juvenil, junto a la precariedad, ha ido en aumento. Es decir, quienes deben sustentar los cimientos sociales del presente y del futuro se encuentran en absoluta vulnerabilidad, viendo condicionadas sus decisiones y determinando la desigualdad futura. Nos convierten en presos de nuestro tiempo, porque la pobreza encadena.
Para la juventud, el ascensor social y los puentes intergeneracionales est¨¢n rotos. No solo buscamos la emancipaci¨®n material de una vivienda. Aspiramos a la emancipaci¨®n de pensamiento y la de decidir nuestro camino. La pol¨ªtica debe situar a la persona como fin de todo debate.
Hay un mal que habita en silencio: las enfermedades del alma. Esto es la angustia por el futuro, la frustraci¨®n por las esperanzas creadas o la depresi¨®n por el fracaso. Nuestra resiliencia como generaci¨®n, y la capacidad de superar com¨²nmente la adversidad, ser¨¢ el mayor desaf¨ªo que tengamos. La valent¨ªa, solidaridad y espontaneidad de j¨®venes corrientes y an¨®nimos, en distintas partes del mundo y momentos de la historia, que han so?ado y luchado por una vida diferente, nos animan a pensar que podemos tener un futuro mejor.
Thomas Paine hablaba de que cada generaci¨®n ten¨ªa el derecho de rehacer sus instituciones, y es que la democracia tambi¨¦n debe ser generacional. En suma, tener la oportunidad para escribir la historia.
Corremos el gran peligro de perder la visi¨®n de conjunto: la idea de la responsabilidad colectiva frente a las generaciones futuras. No podemos centrarnos solo en las crisis y perder el horizonte, porque pasan los a?os y hay una generaci¨®n laminada.
Y hoy es lo que pido, que creamos en nosotros como generaci¨®n. Luchar para que otros hereden las conquistas de nuestra causa. Vendr¨¢n muchos titulares sobre nuestro futuro. Pero el futuro no existe, se crea. Os llamo a decirle a toda la juventud que el problema no eres t¨², es la falta de oportunidades, la desigualdad creciente, la globalizaci¨®n sin derechos y la deshumanizaci¨®n de la vida. El problema no eres t¨², el problema es el sistema que te ignora.
Javier Guardiola es diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y secretario general de las Juventudes Socialistas de Madrid.