Se escribe Thebussem
En la Colonia de los Carteros hay 50 viviendas, pero solo quedan dos originales
En la calle del Doctor Thebussem hay dos tipos de placa. Las que est¨¢n bien escritas y la que tiene un error. No es una errata que vaya a hacer que una carta se pierda -una n en lugar de la m- pero no deja de ser curioso que en la Colonia de los Carteros haya confusi¨®n con el nombre de una calle. El de la principal, en concreto.
Quiz¨¢ todo hubiera sido m¨¢s f¨¢cil si Mariano Pardo de Figueroa, el escritor y gastr¨®nomo que da nombre a la v¨ªa, no hubiera complicado tanto la elecci¨®n de su pseud¨®nimo: escogi¨® un anagrama de la palabra ¡°embustes¡± y le a?adi¨® una ¡°th¡±, para que tuviera un toqu...
En la calle del Doctor Thebussem hay dos tipos de placa. Las que est¨¢n bien escritas y la que tiene un error. No es una errata que vaya a hacer que una carta se pierda -una n en lugar de la m- pero no deja de ser curioso que en la Colonia de los Carteros haya confusi¨®n con el nombre de una calle. El de la principal, en concreto.
Quiz¨¢ todo hubiera sido m¨¢s f¨¢cil si Mariano Pardo de Figueroa, el escritor y gastr¨®nomo que da nombre a la v¨ªa, no hubiera complicado tanto la elecci¨®n de su pseud¨®nimo: escogi¨® un anagrama de la palabra ¡°embustes¡± y le a?adi¨® una ¡°th¡±, para que tuviera un toque germano. Su defensa de la filatelia y su pr¨¢ctica del g¨¦nero epistolar -escribi¨® miles de cartas e impuls¨® el uso de las postales- le sirvieron para ser nombrado en 1880 el primer cartero honorario de la historia de Correos. Y tambi¨¦n para tener esta calle.
Todo esto lo cuenta Javier S¨¢nchez (Madrid, 65 a?os) sentado en el patio de su casa. Las construcciones originales de la colonia ten¨ªan una forma caracter¨ªstica: estaban rematadas por gabletes flamencos y ten¨ªan ladrillo visto bordeando la parte de arriba de puertas y ventanas. Fueron dise?adas por el arquitecto Enrique Mart¨ª Perla. Eran de una planta que ocupaba entre 55 y 60 metros cuadrados y, dependiendo de su ubicaci¨®n, ten¨ªan m¨¢s o menos terreno exterior. Constaban, seg¨²n dec¨ªa la revista El Constructor en 1925, de ¡°siete piezas, vest¨ªbulo, comedor, tres alcobas, cocina y watercloset¡±. Se percibe diferencia de alturas entre algunas de las casas. ¡°Cuando un hijo se casaba, no se iban de casa, le levantaba un piso y se quedaban ah¨ª. En esta casa, atr¨¢s estaba el gallinero, pero se casa mi padre, quitan el gallinero y le hacen una casita y se ponen ah¨ª a vivir. Si se casaba el segundo hijo, la parte de arriba de part¨ªa y se hac¨ªa un segundo piso¡±, explica Josefina V¨¢zquez , Fifi para los amigos, (Madrid), 69 a?os,. Sus abuelos compraron la casa en 1929 -la colonia se fund¨® en 1922- a unos carteros. Junto a Javier, su marido, volvi¨® en 2005 a la casa en la que naci¨®.
Ha venido mucha gente joven. Se han vendido chalets porque a lo mejor los herederos no se pon¨ªan de acuerdoJavier S¨¢nchez
En la colonia, que tiene 50 viviendas, solo quedan dos originales. La mayor¨ªa mantienen el estilo, pero han variado la altura -ganando un segundo piso abuhardillado o un s¨®tano- o los colores. Mar¨ªa Teresa Mart¨ªn (Madrid, 78 a?os) naci¨® y vive en una de esas dos casas del actual distrito de Salamanca. ¡°Por dentro, quitando un tabique, est¨¢ como la original¡±. Sobre el n¨²mero, se puede leer la inscripci¨®n ¡°Mi chabola¡±. ¡°Es una pena que no hay¨¢is venido hace unos d¨ªas, que estaba el rosal en flor¡±, dice mientras negocia si posa o no para una fotograf¨ªa. Mari Tere, como la conocen los vecinos, vive en la calle de la Belleza. Cuentan que originalmente la idea era poner a las avenidas los nombres de M¨¢xima Belleza, M¨¢xima Bondad o M¨¢xima Justicia. Alguien decidi¨® luego que las tres virtudes ya eran suficientes por s¨ª mismas, y que tampoco hab¨ªa que ponerse exquisitos.
Sentados en el patio de Fifi y Javier, los tres crean un mapa imaginario en el aire. Se?alando en todas las direcciones, van poniendo nombre y direcci¨®n a las casas de la colonia. ¡°La madre de Adolfo. El padre de Eduardo. Belleza, 6. Thebussem, 4¡±. Ense?an fotos de los primeros a?os de la colonia.
-¡±?Madrid acababa aqu¨ª?¡±
-¡±?Nooo, esto era fuera de Madrid!¡±
M¨¢s all¨¢, hab¨ªa cuevas y ¡°todo, todo¡±, eran monta?as. ¡°Y la gente viv¨ªa en cuevas. Recuerdo que, cuando ten¨ªa once a?os, desapareci¨® un pollito que ten¨ªa y fui hasta all¨ª a buscarlo porque pensaba que me lo hab¨ªan robado, pero lo hab¨ªa matado mi madre sin querer¡¡±, dice Fifi. ¡°Nos ¨ªbamos a la huerta a escondernos en las espigas. Todo eran campo de espigas, y nos pon¨ªamos¡¡±, recuerda riendo Mari Tere.
Hay otro cambio importante con respecto al dise?o original: antes, las vallas que cerraban las casas permit¨ªan ver lo que hab¨ªa al otro lado. Hoy son, principalmente, opacas. Hubo una ¨¦poca no tan lejana en la que hab¨ªa chalets vac¨ªos que fueron ocupados de forma ilegal. ¡°La colonia ha ido cambiando, sobre todo en los ¨²ltimos a?os. Ha venido mucha gente joven. Se han vendido chalets porque a lo mejor los herederos no se pon¨ªan de acuerdo¡¡±, explica Javier. Aunque los lazos que unen a los vecinos tampoco son los originales, s¨ª que se mantienen tradiciones de anta?o a trav¨¦s de la asociaci¨®n vecinal: cuando alguien se muere, se env¨ªa una corona. Cuando alguien nace, un detalle.
Nada m¨¢s salir de la colonia, en la calle de Mart¨ªnez Izquierdo, hay un buz¨®n de correos.
En el Callejero del Ayuntamiento de Madrid, por cierto, Thebussem est¨¢ escrito con ene.
Cuando viajar en Madrid era irse a los chalecitos de las colonias en verano
En Madrid quedan 36 de estas construcciones. Comenzamos una ruta de las m¨¢s emblem¨¢ticas en Carabanchel, donde una espectacular casa de estilo neomud¨¦jar da cobijo a 24 caballos de colores.