La democracia contra el ciberpunk
Una campa?a electoral puede hacer perder la fe en el sistema democr¨¢tico
Es triste y raro: lo que m¨¢s le hace a uno perder la esperanza en la democracia es una campa?a electoral. En la que acabamos de sobrevivir se ha materializado lo peor del modelo: la espectacularizaci¨®n de la pol¨ªtica, la polarizaci¨®n social, el fango de las redes, el peligro de bulos y fake news, hasta la amenaza, otra vez, del fascismo y la violencia guerracivilista. En el centro de todo hay hilaz¨®n. Un sistema agotado que crea desigualdad y destruye la esperanza. La cada vez m¨¢s manifiesta incompatibi...
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Es triste y raro: lo que m¨¢s le hace a uno perder la esperanza en la democracia es una campa?a electoral. En la que acabamos de sobrevivir se ha materializado lo peor del modelo: la espectacularizaci¨®n de la pol¨ªtica, la polarizaci¨®n social, el fango de las redes, el peligro de bulos y fake news, hasta la amenaza, otra vez, del fascismo y la violencia guerracivilista. En el centro de todo hay hilaz¨®n. Un sistema agotado que crea desigualdad y destruye la esperanza. La cada vez m¨¢s manifiesta incompatibilidad de la tecnolog¨ªa, tal y como se est¨¢ desarrollando, con el bienestar humano. ?Es posible la democracia en la era de internet? Cada vez se ve menos claro. Ayer fueron las elecciones y mientras tecleo esto todav¨ªa no se sabe qui¨¦n ha ganado. Por el camino, gane quien gane, hemos perdido todos.
Durante la campa?a, ante el tono que estaba adquiriendo el enfrentamiento, muchos se preguntaron si esa era la manera en la que deber¨ªan funcionar las cosas, con la pol¨ªtica sepultada bajo un mont¨®n de declaraciones cruzadas, estrategias de marketing y esc¨¢ndalos. El problema de la mercantilizaci¨®n de los candidatos no es nuevo, es decir, que se venda una persona o una supuesta ideolog¨ªa mientras que nadie parezca interesado por los programas. La mayor¨ªa de las personas no los lee antes de votar.
Quiz¨¢s suene ut¨®pico, pero igual que un manipulador de alimentos debe tener el carn¨¦ de manipulador de alimentos y un conductor debe conocer el c¨®digo vial, un votante, un votante con todas las letras, un ciudadano en democracia, deber¨ªa conocer los programas electorales. He escuchado tambi¨¦n la idea de que exista alg¨²n tipo de seminario obligatorio, e incluso prueba, para conocer los programas y votar con conocimientos de causa, no solo influido por rifirrafes medi¨¢ticos, mensajes de WhatsApp, m¨ªtines de barrio y debates televisivos. Entiendo que supone un reto log¨ªstico y que, c¨®mo evitarlo, la forma de impartir esos cursillos entrar¨ªa tambi¨¦n dentro del cruce de acusaciones de tongo y manipulaci¨®n. Pero, si fuera esto posible, solo podr¨ªa votar quien supiera qu¨¦ est¨¢ votando. No suena descabellado, sino todo lo contrario. Un segundo paso ser¨ªa que los programas se cumpliesen, claro.
Asistiendo a la campa?a, con sus manipulaciones medi¨¢ticas y sus balas enviadas por correo, no pude dejar de imaginarme un futuro ciberpunk. Los escritores de esta corriente describieron desde los a?os 80 un futuro dist¨®pico que se parece bastante al nuestro: polarizaci¨®n, desigualdad, manipulaci¨®n, grandes corporaciones que dominan un mundo de estados pusil¨¢nimes, hackers, guerras digitales, una poblaci¨®n inserta y presa en una gran Red global, etc. La diferencia es que nuestra realidad es hiperdise?ada y cuqui, no desastrada y marginal como la ciberpunk, de modo que nuestro Fin del Mundo ser¨¢ est¨¦ticamente bello. Eso s¨ª, por la calle ya hay mucha gente ciborg con ropa fl¨²or y pelos de colores.