Pausa
Vivimos en una sociedad enferma por la instantaneidad, la gran mentira de nuestro tiempo
Al miedo por la pandemia, contagio, hospitalizaci¨®n y muerte, se le sum¨® el miedo al 5g, tener el brazo imantado o a brillar en la oscuridad porque a alguien se le ocurri¨® difundir el bulo de que los viales contienen luciferasa. Pero antes del miedo al covid ten¨ªamos otros: el FOMO o el miedo a estar perdi¨¦ndote algo, normalmente una fiesta, un libro nuevo, una pel¨ªcula que todo el mundo hab¨ªa visto ya; la nomofobia o el miedo a perder o que te roben el m¨®vil (a qui¨¦n no le ha dado un vuelco al coraz¨®n, chorro de sudor por la espalda inclu¨ªdo, cuando se ha dado cuenta de que el m¨®vil no estaba...
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Al miedo por la pandemia, contagio, hospitalizaci¨®n y muerte, se le sum¨® el miedo al 5g, tener el brazo imantado o a brillar en la oscuridad porque a alguien se le ocurri¨® difundir el bulo de que los viales contienen luciferasa. Pero antes del miedo al covid ten¨ªamos otros: el FOMO o el miedo a estar perdi¨¦ndote algo, normalmente una fiesta, un libro nuevo, una pel¨ªcula que todo el mundo hab¨ªa visto ya; la nomofobia o el miedo a perder o que te roben el m¨®vil (a qui¨¦n no le ha dado un vuelco al coraz¨®n, chorro de sudor por la espalda inclu¨ªdo, cuando se ha dado cuenta de que el m¨®vil no estaba en su bolsillo); la ritifobia o el p¨¢nico a envejecer; o el miedo a no decir no o a no saber decir no y acabar en una espiral de compromisos o trabajos precisamente por el miedo a estar perdi¨¦ndote algo si no aceptas.
Vivimos en una sociedad enferma por la instantaneidad, la gran mentira de nuestro tiempo. El se?or que siempre viste camisetas grises nos la inculc¨® a base de aplicaciones adictivas como Facebook, Instagram y WhatsApp. El se?or calvo del gorro de cowboy ha ido m¨¢s lejos (al espacio, nada m¨¢s ni nada menos) en un cohete f¨¢lico de titanio que ha pagado con todas nuestras ansias de comprar y consumir y comprar y consumir ya, ya, ya y tenerlo no en dos d¨ªas sino en uno. E incluso tenerlo al d¨ªa siguiente ya nos parece demasiado as¨ª que su web nos da la opci¨®n de tenerlo en un par de horas. Y eso no es una fobia, es una adicci¨®n a la inmediatez.
Por eso nos enfada tanto que el metro tarde m¨¢s de tres minutos en llegar; la se?ora de la cola del s¨²per y sus movimientos mec¨¢nicos vetustos cuando saca los yogures de la cesta a una velocidad de procesi¨®n; cuando vamos a un hospital a hacernos unos an¨¢lisis y no tienen el resultado ya sino, con suerte, la semana que viene. Nos prometieron que todo ser¨ªa m¨¢s eficiente, pero lo ¨²nico que han hecho ha sido darle al bot¨®n de acelerar la vida por la que pasamos corriendo con frases de ¡°no llego¡±, ¡°hoy estoy hasta arriba¡±, ¡°no tengo tiempo¡±, saliendo constantemente de nuestra boca.
Nos prometieron que todo ser¨ªa m¨¢s eficiente, pero lo ¨²nico que han hecho ha sido darle al bot¨®n de acelerar la vida por la que pasamos corriendo con frases de ¡°no llego¡±, ¡°hoy estoy hasta arriba¡±, ¡°no tengo tiempo¡±, saliendo constantemente de nuestra boca
Es hora de tomarnos un respiro. De olvidar d¨®nde has dejado el m¨®vil sin caer en el histerismo a los 20 segundos. De desinstalarse las redes sociales, todas las redes sociales. Es el momento de apartarte de la vor¨¢gine de noticias en las que todo es noticia. Es hora de una pausa. De respirar y sentir la brisa del mar si est¨¢s en la playa o disfrutar de los atardeceres de Madrid. Cuando reconectes, todo seguir¨¢ all¨ª: las malas decisiones pol¨ªticas, el discurso del odio, las redes sociales, el se?or multimillonario y su dinero para seguir yendo al espacio. Pero ahora, aprovecha para apartar los ojos de la pantalla y enfocar tu mirada en la persona que tienes delante. A esa s¨ª que da miedo perderla.
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