El Rey pilla el bus
Cada vez que se trata de mezclar la monarqu¨ªa con la cotidianidad algo rechina
Montaron a los Reyes de Espa?a en un autob¨²s urbano. Pillaron el 001 en Cibeles, direcci¨®n Atocha, para bajarse en Carabanchel. Se trataba de celebrar el 75 aniversario de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), con sede en aquel barrio, y, de paso, dar muestra de su proverbial campechan¨ªa. No col¨®, sino todo lo contrario.
El transporte p¨²blico es ese lugar donde cada ma?ana cobramos conciencia de masa informe, de nuestra vulgaridad e insignificancia, mientras somos conducidos al c...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Montaron a los Reyes de Espa?a en un autob¨²s urbano. Pillaron el 001 en Cibeles, direcci¨®n Atocha, para bajarse en Carabanchel. Se trataba de celebrar el 75 aniversario de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), con sede en aquel barrio, y, de paso, dar muestra de su proverbial campechan¨ªa. No col¨®, sino todo lo contrario.
El transporte p¨²blico es ese lugar donde cada ma?ana cobramos conciencia de masa informe, de nuestra vulgaridad e insignificancia, mientras somos conducidos al curro como puercos al matadero. La monarqu¨ªa es algo tan alejado de la vida normal y corriente que cada vez que se intenta encuadrar en lo cotidiano, ya sea en el transporte p¨²blico o comiendo sopa, la cosa rechina.
Los miembros de la Familia Real se nos presentan como semidioses, aunque su legitimidad ya no emane de lo divino sino del pack constitucional. Sabemos qu¨¦ pinta tienen, pero no sabemos c¨®mo son en realidad. Interpretamos sus mensajes para arrancar el verdadero significado, como en el or¨¢culo de Delfos. Les vemos visitar f¨¢bricas de embutidos, pero no sabemos lo que piensan. Sus maneras son amables, pero lejanas y rob¨®ticas. Parecen majos, pero ?realmente lo son? ?Tienen sentido del humor? ?Les gusta emborracharse? ?Son de centroizquierda o de centroderecha?
Desde sectores republicanos se ha acusado en ocasiones a los reyes de vivir como lo que son, o sea, reyes, y de no dar palo al agua. No lo comparto. Supongo que hubo un tiempo en que ser monarca estaba lleno de ventajas: mandabas de verdad, te pegabas la vidorra mientras alrededor el pueblo sobreviv¨ªa en la pobreza y la ignorancia, te embarcabas en guerras, exploraciones y conquistas. Algunas cortes eran puro desfase. Al final, eso s¨ª, pod¨ªan cortarte la cabeza.
Ahora es todo menos bomb¨¢stico, y la agenda real, como nos ense?a el programa Audiencia abierta, en La 2, es una infinita sucesi¨®n de reuniones con colectivos variopintos y actos pl¨²mbeos. Hay que dar la mano y sonre¨ªr a muchas personas, saber mantener conversaciones cortas e irrelevantes, ser continuo objeto del hambre de las c¨¢maras. Las se?oras te jalean al llegar a la capital de provincia. Otras veces los chavales te pitan y abuchean.
La Teor¨ªa del Republicanismo Compasivo (TRC), inventada aqu¨ª mismo, propone la Tercera Rep¨²blica Espa?ola como forma de liberaci¨®n de la familia Borb¨®n, que lleva siglos pringando con la maldici¨®n de la corona. En tiempos de fuerte reivindicaci¨®n de la libertad individual, el Reino de Espa?a mantiene a una familia en una burbuja existencial predise?ada ¡ªse producen, adem¨¢s, fen¨®menos un tanto incomprensibles, como el extra?o caso de los liberales que tambi¨¦n son mon¨¢rquicos. Nadie, por nacer donde naci¨®, deber¨ªa cargar con esas responsabilidades, ni la Familia Real, ni Paquirr¨ªn. En la Rep¨²blica por venir los descendientes de estos monarcas podr¨¢n tomar el transporte p¨²blico con total despreocupaci¨®n, inidentificables, fundidos para siempre con el pueblo espa?ol en un inmenso acto de amor.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.