Las familias de un colegio p¨²blico de Madrid vencen a una nave de cocinas fantasma
Un juez da la raz¨®n a un grupo de afectados por los olores y el ruido de esta actividad y revoca la licencia concedida por el Ayuntamiento de Madrid por incumplir la normativa urban¨ªstica
La maquinara para instalar una decena de cocinas fantasma ¡ªestablecimientos para cocinar pedidos a domicilio¡ª en una nave en el distrito de Arganzuela, se puso en marcha hace un a?o. Los negocios, alojados en el n¨²mero ocho de la calle de Alejandro Ferr¨¢n, colindan con el colegio p¨²blico Miguel de Unamuno, que acoge a 900 alumnos de infantil y primaria. Las familias de los alumnos no se detuvieron ante las molestias que generaba su actividad y decidieron acudir a la justicia. Hoy celebran su victoria en forma de sentencia. El juez ha dado la raz¨®n a las familias. ¡°Anulo la resoluci¨®n impugnada por no ser ajustada a derecho¡±, leyeron con alegr¨ªa los afectados. Lo que anulaba este documento era la licencia otorgada por el Ayuntamiento de Madrid para el inicio de la actividad de las cocinas fantasma.
El consistorio puede recurrir la decisi¨®n. ¡°Los servicios jur¨ªdicos tendr¨¢n que estudiar primero la sentencia¡±, se limitan a decir desde el ?rea de Desarrollo Urbano. Las familias temen que lo haga.
¡°Es bastante desagradable y supone un peligro para los ni?os¡±, se queja Iris Arisa, de 38 a?os, que lleva a su hija de cinco a?os a este centro escolar. Los afectados enumeran los problemas: ruidos, humos, inseguridad vial, olor a fritanga, basura¡ Las familias combatieron la situaci¨®n interponiendo un recurso administrativo: ¡°Seg¨²n el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana no est¨¢ permitida la actividad industrial en locales que superen los 350 metros cuadrados, como es el caso de esta nave, con m¨¢s de 573¡å.
Las cocinas empezaron a operar en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar. Y los estorbos aumentaron paulatinamente en el barrio. ¡°La actividad ha ido creciendo poco a poco porque han ido entrando nuevas marcas. Ahora hay m¨¢s movimiento de riders (repartidores) y se genera m¨¢s basura¡±, denuncia la madre. A esto se le suma el olor a fritanga que inunda el patio del colegio, que comparte pared con la nave. Pero, lo que m¨¢s preocupa a los padres es la inseguridad a la que se enfrentan los peque?os al entrar y salir de sus clases: ¡°El chafl¨¢n da justo a la entrada de Infantil. Esa acera est¨¢ muy transitada por ni?os de entre tres y cinco a?os. Hay motocicletas y furgonetas aparcadas en la acera¡±. Adem¨¢s, admiten que eso deriva en desencuentros entre los vecinos y los trabajadores porque ¡°muchos de los repartidores van en direci¨®n contraria o circulan por la acera¡±.
En su interior, hay varias marcas de comida r¨¢pida y servicio de catering, seg¨²n cuentan los residentes. ¡°Es deleznable que el Ayuntamiento permita otorgar licencia a una industria en una zona resindencial¡±, sentencia Arisa. El 31 de marzo del a?o pasado, el Ayuntamiento de Madrid conced¨ªa la licencia urban¨ªstica para la elaboraci¨®n y venta de platos preparados con zona de ventas y recogida, obras de acondicionamiento puntual y obras exteriores. Las alarmas de la ilegalidad de las cocinas saltaron cuando las familias revisaron el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana. M¨¢s de un a?o despu¨¦s, la demanda de la Asociaci¨®n de Madres y Padres de Alumnos del Colegio P¨²blico Miguel de Unamuno de Madrid ha sido resuelta a favor de las familias del colegio.
A los residuos, la contaminaci¨®n ac¨²stica y la afecci¨®n a la movilidad urbana provocadas por las empresas de hosteler¨ªa, se le suma la inexistencia de un informe de impacto medioambiental. ¡°Las emisiones de humos de las cocinas industriales pr¨®ximos a un colegio p¨²blico hace extremar el deber de vigilancia municipal¡±, se lee en la sentencia a la que ha tenido acceso este peri¨®dico.
Los vecinos denuncian que no es equiparable a un negocio de hosteler¨ªa tradicional sino que se trata de una actividad industrial que requiere de otro tipo de licencia. ¡°Es un negocio con una licencia irregular y que no tiene cabida en una zona residencial porque est¨¢ al lado de un colegio p¨²blico con menores, que son poblaci¨®n vulnerable¡±, explica la madre y vecina del barrio. Los afectados recuerdan su lucha como un proceso largo, duro y costoso: ¡°Abrimos un crowdfunding para costear el proceso administrativo con el que conseguimos unos 18.000 euros¡±.
Las familias temen que el Consistorio recurra la sentencia. ¡°Ser¨ªa alargar un a?o m¨¢s de sufrimiento¡±, concluye Iris Arisa, que tambi¨¦n forma parte de la plataforma de Vecinos Afectados por Cocinas Fantasma de Madrid. Si el Ayuntamiento no recurre esta sentencia, las cocinas fantasmas que operan junto al colegio Miguel de Unamuno cerrar¨¢n. Si lo hace, la pesadilla de olores, ruido y tr¨¢fico continuar¨¢ para los 900 ni?os del colegio p¨²blico.
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