Ocho a?os metido en un d¨²plex tras una condena por violaci¨®n: ¡°Les dijo a sus hijos que no pod¨ªa salir porque hab¨ªa robado a una chica¡±
El grupo de localizaci¨®n de fugitivos de la polic¨ªa detiene a un hombre que se ocultaba en un conocido bloque de viviendas de Madrid despu¨¦s de meses de complicadas vigilancias por la protecci¨®n de la familia
Una mujer y su amigo entran en un bar de copas de la calle Orense, en el distrito de Tetu¨¢n en Madrid. Es 30 de septiembre de 2011, viernes, una noche de fiesta como cualquier otra. Ambos se divierten, bailan, beben y conocen a tres chicos que les invitan a tomar algo. Entre ellos est¨¢ I., que en ese momento tiene 26 a?os. Siguen bailando, pero despu¨¦s de esos tragos, la mujer empieza a encontrarse mal. Sale fuera a que le d¨¦ el aire de una noche del oto?o que acaba de empezar. Los tres hombres a los que acaba de conocer y su amigo salen con ella, la convencen para montarse en un taxi y seguir...
Una mujer y su amigo entran en un bar de copas de la calle Orense, en el distrito de Tetu¨¢n en Madrid. Es 30 de septiembre de 2011, viernes, una noche de fiesta como cualquier otra. Ambos se divierten, bailan, beben y conocen a tres chicos que les invitan a tomar algo. Entre ellos est¨¢ I., que en ese momento tiene 26 a?os. Siguen bailando, pero despu¨¦s de esos tragos, la mujer empieza a encontrarse mal. Sale fuera a que le d¨¦ el aire de una noche del oto?o que acaba de empezar. Los tres hombres a los que acaba de conocer y su amigo salen con ella, la convencen para montarse en un taxi y seguir la fiesta en otra zona de la ciudad. Ella acepta, pero su amigo se despide en ese punto de la noche. La mujer no puede imaginar que se ha quedado sola a merced de tres bestias que acabar¨¢n viol¨¢ndola de forma salvaje. El ¨²nico de ellos que fue condenado por esos hechos, I., acaba de ingresar en prisi¨®n este mes, en 2023, tras esconderse y huir de la justicia durante m¨¢s de ocho a?os.
El 9 de julio de 2015, I. escuch¨® la sentencia que le condenaba a 24 a?os de prisi¨®n como responsable de una violaci¨®n triple. Sus dos acompa?antes nunca pudieron ser identificados. Tambi¨¦n se le notific¨® que en el plazo de una semana deber¨ªa presentarse a las puertas del centro penitenciario para empezar a cumplir su pena, pero ese momento nunca lleg¨®. Se esfum¨® como un fantasma. Unos meses despu¨¦s, ya en 2016, se emiti¨® una requisitoria de busca y captura. Pero una red de contactos familiares que le proteg¨ªa garantizaba su ocultamiento en un edificio de Madrid conocido como el Ruedo, el famoso bloque de viviendas construido en el barrio de Moratalaz para reubicar a los vecinos de los poblados chabolistas de Vallecas a finales de los a?os ochenta.
¡°Sin duda ha sido una de las detenciones m¨¢s dif¨ªciles. Ni su casa ni las cercanas estaban a su nombre, ni de ning¨²n familiar, era casi imposible hacer vigilancias porque en esa zona enseguida se identifica cualquier presencia extra?a¡±, explica el jefe del Grupo 2 de Localizaci¨®n de Fugitivos de la Polic¨ªa Nacional. Fue a mediados del a?o pasado cuando un equipo de agentes lanzaron la bautizada como Operaci¨®n Violeta. Los investigadores recopilaron todas aquellas ¨®rdenes de busca y captura contra agresores sexuales y filtraron las m¨¢s graves para dar un impulso extra a la persecuci¨®n de estos delincuentes condenados. ¡°Al principio nos sal¨ªan unos 100, de los que hicimos cribado de aquellos con m¨¢s pena o con condiciones agravantes¡±, puntualiza este polic¨ªa. Y se lanzaron a buscarlos para que cumplieran su deuda con la justicia y con sus v¨ªctimas. Dentro de esta operaci¨®n, cay¨® en Alicante uno de los pr¨®fugos m¨¢s buscados, Diego Dar¨ªo Gonz¨¢lez Ghersi, que abus¨® de su hija durante a?os y que en el momento de su arresto hab¨ªa cambiado totalmente su aspecto e incluso consigui¨® camuflar sus tatuajes. Tambi¨¦n detuvieron a dos hermanos reclamados por la Audiencia Provincial de C¨¢diz que hab¨ªan violado a la hija de uno de ellos.
En solo seis meses localizaron y colocaron los grilletes a 26 agresores. ¡°Pero este representaba una espinita que se nos hab¨ªa quedado clavada y que no pens¨¢bamos olvidar¡±, recalca el jefe de grupo. Los hechos probados recogidos en la sentencia que le conden¨® en 2015 justifican este empe?o en darle caza. Seg¨²n el fallo, despu¨¦s de montarse en ese taxi, los tres hombres y su v¨ªctima se dirigieron hacia la zona de Santa Eugenia, en el distrito de Villa de Vallecas. Los agresores le prometieron que iban a un bar, pero al bajar del veh¨ªculo no es lo que le pareci¨® a la mujer, que entonces expres¨® su deseo de irse a casa. ¡°Que no mujer, que te lo vas a pasar bien, est¨¢s en buenas manos¡±, le prometi¨® uno de los hombres.
En ese momento, el hoy detenido desapareci¨® durante unos segundos y regres¨® con un retrovisor de un veh¨ªculo arrancado y cuatro rayas de coca¨ªna. Ella insisti¨® en que quer¨ªa irse y no consumir la droga, pero se la introdujeron por la fuerza en la boca. Despu¨¦s de eso, la metieron por fuerza en un portal en el que empezaron a manosearla y despu¨¦s la introdujeron en un inmueble donde la agredieron entre los tres. ¡°Es la peor violaci¨®n posible, cuando uno actuaba, los otros dos sujetaban¡±, resume uno de los polic¨ªas que le ha dado caza, con claro tono de indignaci¨®n. Cuando consideraron que hab¨ªan satisfecho sus deseos de la forma m¨¢s despreciable, dejaron marchar a la chica, no sin antes decirle: ¡°T¨² te lo has buscado, por venirte con nosotros¡±. En un estado de semiaturdimiento y aterrorizada por lo que acababa de suceder, acudi¨® directamente a una comisar¨ªa a denunciarles. La sentencia recoge que la v¨ªctima sufri¨® estr¨¦s postraum¨¢tico y ansiedad despu¨¦s de la violaci¨®n.
Estos son los datos que los agentes de b¨²squeda de fugitivos ten¨ªan encima de la mesa para dar con el ¨²nico responsable identificado. Tras varias comprobaciones, lo localizaron en El Ruedo gracias a t¨¦cnicas que no es posible hacer p¨²blicas. Pero aun teni¨¦ndolo ubicado, la operaci¨®n requer¨ªa un cuidado extremo y necesitaron medios t¨¦cnicos para captar su imagen. ¡°Pudimos verlo en muy pocas ocasiones, cambiando de una casa a otra, siempre trayectos cort¨ªsimos y cubri¨¦ndose la cara con las manos. ?l se sab¨ªa en la diana, incluso tantos a?os despu¨¦s¡±, resume el polic¨ªa. Para conseguir una entrada en un domicilio, los investigadores deben proporcionar al juez una direcci¨®n y un n¨²mero exacto, ah¨ª radicaba una de las mayores dificultades de la operaci¨®n. ¡°Un paso en falso podr¨ªa ponerlo en alerta y supondr¨ªa volver a empezar¡±, se?ala el polic¨ªa.
Cuando entraron en ese d¨²plex de 120 metros cuadrados, los responsables de la investigaci¨®n contuvieron el aliento. Era su oportunidad para atraparlo. Acertaron. All¨ª viv¨ªa I. junto a su mujer y sus dos hijos, que por la edad debieron de nacer en una fecha cercana a la agresi¨®n por la que fue condenado su padre. ¡°A ellos les hab¨ªa dicho que no pod¨ªa salir de casa porque hab¨ªa robado a una chica hac¨ªa muchos a?os¡±, indica el agente. En este tiempo le hab¨ªan salido calvas en el pelo por el estr¨¦s de permanecer oculto, relat¨® a los polic¨ªas. ¡°La reacci¨®n que vi en ¨¦l es la que observo en muchos de los fugitivos a los que detenemos, la de que casi les hemos quitado un peso de encima¡±, a?ade el polic¨ªa.
Los responsables de esta detenci¨®n esperan haber quitado aunque sea una parte de otro peso de encima a la v¨ªctima. Doce a?os despu¨¦s de aquella noche, al menos uno de sus violadores cumplir¨¢ condena.
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