Una curiosa e ineficaz t¨¢ctica de huida con un kilo de hero¨ªna: ¡°?Arturo? ?Me est¨¢s vacilando?¡±
Detenido un hombre que viajaba en un VTC con dos paquetes de droga que trat¨® de escapar fingiendo conocer al polic¨ªa
El 8 de septiembre rozaba su fin cuando dos coches se ponen en paralelo cerca de la plaza de Castilla, en Madrid. A un lado, un VTC, al otro, un coche de patrulla de la Polic¨ªa Municipal de Madrid. Uno de los agentes se fija en el veh¨ªculo que espera que el sem¨¢foro se ponga en verde. Ve que lleva un pasajero, pero la pantalla del navegador aparece desconectada. Le parece raro porque sabe que cuando los VTC est¨¢n en un servicio tienen que llevar el dispositivo activado. Deciden darle el alto para comprobar si ese coch...
El 8 de septiembre rozaba su fin cuando dos coches se ponen en paralelo cerca de la plaza de Castilla, en Madrid. A un lado, un VTC, al otro, un coche de patrulla de la Polic¨ªa Municipal de Madrid. Uno de los agentes se fija en el veh¨ªculo que espera que el sem¨¢foro se ponga en verde. Ve que lleva un pasajero, pero la pantalla del navegador aparece desconectada. Le parece raro porque sabe que cuando los VTC est¨¢n en un servicio tienen que llevar el dispositivo activado. Deciden darle el alto para comprobar si ese coche oculta algo. Bajan la ventanilla y le indican al conductor que coloque el veh¨ªculo junto a la acera pero, en ese momento, interviene el pasajero con una respuesta inesperada: ¡°?Arturo? ?Eres Arturo, de Leganitos! ?Me est¨¢s vacilando? Venga arranca. ?Adi¨®s!¡±. Acto seguido, el coche emprende la marcha en cuanto el sem¨¢foro se pone en verde.
La patrulla reaccion¨® r¨¢pido y sali¨® tras ellos en su veh¨ªculo policial. Empez¨® una breve persecuci¨®n de apenas 10 minutos que acab¨® en la avenida de Asturias. No llegaron muy lejos. Con el VTC ya parado, los agentes hablan con el conductor, le inquieren por qu¨¦ ha arrancado cuando le estaban solicitando que parara el coche y el ch¨®fer intentaba dar unas vagas explicaciones. A la vez, el pasajero, el del supuesto Arturo, realizaba un movimiento extra?o en la parte posterior, como si se agachase. ¡°Los dos fuera del coche¡±, indican los polic¨ªas.
En ese punto, pasajero y conductor est¨¢n ya muy nerviosos. Los agentes comprueban que su vista no les hab¨ªa fallado y el ocupante del asiento trasero hab¨ªa metido algo bajo el asiento del piloto. Se trata de una bolsa de color negro con cierre de cremallera. Al abrirla, los polic¨ªas descubren dos paquetes que les resultan familiares. Uno pesa 480 gramos y el otro 485. El pasajero reconoce que se trata de hero¨ªna. En el bolsillo del supuesto cliente tambi¨¦n hay un recibo de una b¨¢scula de una farmacia con la cantidad de sendos fardos. Ese establecimiento ubicado en la zona del Bernab¨¦u cuenta precisamente con una b¨¢scula ubicada en la entrada, fuera de la farmacia.
El ch¨®fer admite entonces que esta noche en realidad ¨¦l no ten¨ªa horario de trabajo, pero que el ocupante del veh¨ªculo era un amigo y se hab¨ªa ofrecido a hacerle ese favor. Mientras hablaba, el otro hombre le hac¨ªa gestos nada disimulados para que dejara de contar cosas a los agentes. Estos, sin embargo, no creyeron la versi¨®n de que el ch¨®fer no sab¨ªa nada, sino que para ellos result¨® evidente que estaba al corriente del traslado de drogas y que, por eso, estaban fingiendo que era un cliente. Los dos acabaron siendo detenidos y conducidos a una comisar¨ªa de la polic¨ªa nacional.
Los detenidos son dos ciudadanos de Guinea Bissau, de 43 y 37 a?os, el segundo de ellos con antecedentes por delitos contra la salud p¨²blica (tr¨¢fico de drogas). Ni ellos ni el tercer pasajero de la noche, el kilo de hero¨ªna, llegaron nunca a su destino. La t¨¢ctica de escape basada en Arturo no funcion¨®.
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