Kevin Pastor, un ultra ¡°al 200%¡± condenado por ¡®cacer¨ªas¡¯ y convencido de que el Holocausto es mentira
El presunto autor material del asesinato de Borja Villac¨ªs pertenece a la extrema derecha desde la adolescencia y ahora se dedicaba al robo de veh¨ªculos y al narcotr¨¢fico
Pasaban ocho minutos de la medianoche del 5 de marzo de 2016. Varios hombres con cabezas rapadas, camisetas con la palabra Skin (de skin heads, cabezas rapadas) y cremalleras con cruces gamadas beben en un bar de Madrid. Pertenecen a la facci¨®n m¨¢s radical de un grupo neonazi. Entre ellos se encuentra Kevin Pastor, entonces un adolescente, pero hoy, a sus 24 a?os, el hombre detenido por matar presuntamente a Borja Villac¨ªs. Dos chicos con est¨¦tica de extrema izquierda pasan por delante del establecimiento y Kevin y dos de sus amigos salen en busca de bronca. Esto, en su argot, se llama ir de cacer¨ªa. Para una de las dos v¨ªctimas casi resulta un encuentro mortal, porque uno de los mayores del grupo de ultraderecha trata de clavarle un cuchillo en su pecho. Este consigue defenderse, pero se lleva un corte de 2,5 cent¨ªmetros que le atraviesa la cara desde la oreja derecha hasta el labio. Por este hecho, Kevin recibir¨¢ su primera sentencia judicial, una medida de internamiento en un centro de menores. Ocho a?os despu¨¦s, se enfrenta a muchos a?os en prisi¨®n por el homicidio del hermano de la exvicealcaldesa de Madrid.
Vicente Manj¨®n, uno de sus educadores en el centro de reforma, qued¨® tan impactado por la ira que almacenaba dentro este adolescente que, a?os despu¨¦s, ha escrito un libro de relatos sobre sus vivencias en el centro y Kevin es el protagonista de un cap¨ªtulo que se titula La caza. ¡°Yo daba la clase de educaci¨®n en valores y recuerdo que en una de las sesiones ve¨ªamos un documental de la BBC sobre el Holocausto. Todos los chavales se quedaban muy impactados con las im¨¢genes de los campos de concentraci¨®n, pero ¨¦l no sent¨ªa ninguna empat¨ªa, estaba convencido de que todo era mentira¡±, rememora.
El educador lo recuerda como un joven tan metido hasta la m¨¦dula en los movimientos de extrema derecha que, incluso, trataba de aleccionar a sus compa?eros. ¡°Siempre quer¨ªa ser el l¨ªder y destacar, cuando ¨¦l hablaba todos callaban, siempre estaba en actitud de alerta¡±, recuerda este antiguo trabajador del centro.
La madre de Kevin, Mar¨ªa Jos¨¦, tambi¨¦n detenida por este crimen y la que se supone que conduc¨ªa el coche en que viajaba su hijo y otro c¨®mplice, se dej¨® notar en aquellos meses en los que Kevin cumpli¨® su medida. El educador se?ala que su actitud no era colaboradora, que culpaba a la justicia de que su hijo estuviera encerrado y que presentaba quejas cada vez que su hijo ten¨ªa una sanci¨®n por haber incumplido las normas del centro. Acumul¨® varias de ellas, algunas por enfrentarse a otros chicos y, otras, por hacer dibujos de simbolog¨ªa nazi en las paredes. El padre, del que la ahora detenida lleva separada muchos a?os, era m¨¢s favorable a la reinserci¨®n de su hijo, pero tambi¨¦n advert¨ªa a los educadores de que la ideolog¨ªa nazi hab¨ªa penetrado demasiado en su cabeza y era muy dif¨ªcil sacarlo de ah¨ª.
Existe constancia en las redes de que el presunto autor material del homicidio de Villac¨ªs, tiroteado en una carretera de El Pardo el martes, se uni¨® a grupos neonazis siendo muy joven, algo que compart¨ªa con su v¨ªctima mortal. Fue uno de los cachorros violentos que se unen a los movimientos de extrema derecha para sentirse incluidos en un grupo. ¡°Ultra 200%¡±, responde una fuente experta en el mundo de los grupos radicales cuando se le pregunta por su grado de implicaci¨®n con el grupo. Esa era su vida desde muy peque?o, atacar a los que ¨¦l consideraba contrarios, hacerse fotos levantando la mano derecha y posando con armas blancas.
La sentencia en la que fue condenado el mayor de edad por la agresi¨®n del bar recoge que Kevin fue llamado a declarar en ese juicio a favor de su compa?ero neonazi, pero que, cuando la autoridad judicial le notific¨® la citaci¨®n, el padre aleg¨® que se hab¨ªa ido a vivir con su madre, y esta adujo que se hab¨ªa marchado a vivir a Edimburgo.
La ¨²ltima constancia de sus acciones delictivas es que hab¨ªa escalado un pelda?o m¨¢s y hab¨ªa sido detenido por tr¨¢fico de drogas, por lo que pas¨® un tiempo en prisi¨®n. ?ltimamente, sus actividades ilegales iban encaminadas al robo y modificaci¨®n de veh¨ªculos, precisamente lo que se le ve haciendo en el v¨ªdeo de la huida tras el crimen que se convirti¨® en viral. En el momento de los hechos, permanec¨ªa en busca y captura.
El fin de su atropellada huida lleg¨® cuando trataba de cambiar de escondite, despu¨¦s de haberse refugiado en un chalet ocupado en Yuncos (Toledo). Cuando fue consciente de la presencia policial, trat¨® de escapar, pero estaba rodeado. Ahora, permanece detenido junto a su madre y su amigo a la espera de pasar a disposici¨®n judicial y entrar, previsiblemente, en prisi¨®n preventiva. Esta vez, por un delito de sangre.
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