Los m¨¢s de 6.000 profesionales que se han vuelto imprescindibles en la Espa?a rural

Aurelio Bartolom¨¦ jam¨¢s habr¨ªa imaginado que, en sus 40 a?os como cartero rural, iba a asumir funciones como ayudar a comprar loter¨ªa o gestionar una multa. Y menos a¨²n que lo har¨ªa a pie de puerta en las casas de sus vecinos en Medinaceli. En ese peque?o enclave soriano de 721 habitantes (INE, 2018) reparte la correspondencia y atiende las necesidades de sus residentes. Bartolom¨¦ es uno de los 6.400 carteros rurales que hay en nuestro pa¨ªs, un oficio desempe?ado en zonas despobladas, tambi¨¦n conocidas como la Espa?a vaciada. ¡°Todo el mundo tiene mi tel¨¦fono. Creo que la mayor¨ªa me considera una persona de confianza, casi como si fuera de la familia. Para muchos, sobre todo para los m¨¢s mayores, soy la ¨²nica visita del d¨ªa, su contacto cotidiano con el exterior¡±, apunta Bartolom¨¦. Lo hace acompa?ado de su PDA, un dispositivo tecnol¨®gico port¨¢til que permite desde 2021 el cobro con tarjeta y la prestaci¨®n de pr¨¢cticamente los mismos servicios de una delegaci¨®n postal. ¡°Este aparato ha sido un salto tecnol¨®gico de cien a?os. Es como llevar la oficina a cuestas¡±, compara.

Adem¨¢s del env¨ªo de cartas ordinarias y certificadas, de la venta de embalajes, sellos y paqueter¨ªa, los carteros rurales como Bartolom¨¦ pueden tramitar desde el domicilio de sus clientes el env¨ªo o la recepci¨®n de dinero, el cobro de tributos o los distintivos medioambientales de la DGT, una de sus ¨²ltimas novedades. Hasta hace tres a?os, estos servicios solo se ofrec¨ªan en oficinas informatizadas. El objetivo es unificar y dar acceso a toda la ciudadan¨ªa a estos servicios, sobre todo a aquellas generaciones envejecidas y aisladas para quienes lidiar con las nuevas tecnolog¨ªas resulta complicado. ¡°Pedir algo por Internet y que al d¨ªa siguiente llegue a estos lugares democratiza el servicio postal universal¡±, opina este cartero soriano.

Una iniciativa para combatir la exclusi¨®n financiera y digital

Correos puso en marcha un proyecto piloto a mediados de febrero de 2021 en la provincia de Ja¨¦n que convirti¨® a sus empleados en aut¨¦nticas oficinas ambulantes gracias a las PDA. Los resultados fueron prometedores. Una vez finalizado, se ha extendido poco a poco entre los m¨¢s de 6.400 carteros rurales evitando, por ejemplo, que una persona mayor tenga que desplazarse hasta una sede postal -la mayor¨ªa en estas zonas apenas abre una hora al d¨ªa- para abonar un pr¨¦stamo. En los ¨²ltimos 15 a?os, han cerrado miles de oficinas bancarias rurales, dejando como ¨²nica alternativa los servicios que prestan los carteros postales. El n¨²mero de estos establecimientos en el pa¨ªs ha bajado de 46.118 (su m¨¢ximo hist¨®rico en 2008) a 17.748 en 2023, seg¨²n el Banco de Espa?a. Una cifra que probablemente siga en descenso por el avance de la digitalizaci¨®n y la baja rentabilidad de estas sucursales.

Carteros que trabajan como ¡®oficinas port¨¢tiles¡¯

Otro ejemplo de la gran acogida que tuvo esta iniciativa es Ana Isabel Rodr¨ªguez, cartera rural desde hace 42 a?os en Unquera, una localidad de 1.030 habitantes ubicada en el oeste de Cantabria que linda con Asturias. Tambi¨¦n abarca las zonas de Molledo (1.544 residentes), Pr¨ªo (86), Helgueras (51) y San Pedro de Baheras (50) que, entre todas ellas, no suman m¨¢s de 3.000 censados, seg¨²n datos del INE. Su jornada comienza en la oficina de San Vicente de la Barquera, donde separan y clasifican los distintos env¨ªos para despu¨¦s atender durante una hora al d¨ªa las peticiones de los clientes en la peque?a oficina auxiliar de Unquera. ¡°All¨ª, sobre todo, buzoneo. Mi vocaci¨®n est¨¢ en los pueblos m¨¢s rec¨®nditos, en entregar los pedidos en mano de cada casa. Muchos de los vecinos aguardan en la puerta en cuanto me ven aparcar, con la factura y el monedero en mano. Y eso me hace sentir muy querida¡±, reconoce Rodr¨ªguez.

Para esta trabajadora, que comenz¨® su labor cuando ten¨ªa 18 a?os, la evoluci¨®n tecnol¨®gica de su puesto no ha interferido ni un ¨¢pice en el significado y en la voluntad que supone esta profesi¨®n. ¡°Habr¨¢ cambiado el color del uniforme, habr¨¢ desaparecido la valija de cuero, el libro de operaciones, el papel y el boli¡­, pero el trato por nuestra parte siempre ser¨¢ el mismo. La gente nos ver¨¢ como una persona de estrecha confianza y casi como un familiar¡±, comenta.

En esa misma l¨ªnea, Inmaculada Rodr¨ªguez, cartera rural que reparte en Beniel (Regi¨®n de Murcia), y en las pedan¨ªas de Alquer¨ªas y El Raal, reconoce que la sensaci¨®n de cercan¨ªa que se percibe en un pueblo no se encuentra en ning¨²n otro lugar. ¡°Cartera, ?te ha pasado algo? Llevamos d¨ªas sin verte¡± o ¡°L¨¦eme esta carta, nenica, que no leo¡± son algunas de las frases que, seg¨²n relata Rodr¨ªguez, escucha a diario durante su ruta. Conoce tan bien a sus residentes que incluso sabe para qui¨¦n son las cartas que llegan solo con el apodo en el sobre. Y est¨¢ convencida de que su trabajo es clave para evitar la despoblaci¨®n en zonas rurales y para fomentar la inclusi¨®n financiera de todos los habitantes.