La fiebre met¨¢lica
Cap¨ªtulo 2
Hay mucha humedad. Tanta, que a 25 grados tienes la sensaci¨®n de que te aplastan 50 grados de temperatura. Luego est¨¢ la sensaci¨®n de confinamiento, la oscuridad, el agobio¡ No todo el mundo vale para trabajar en una mina subterr¨¢nea.
Al empezar a bajar la rampa de seis kil¨®metros hacia el interior, hay que poner la radio en marcha y estar muy atento a todas las indicaciones luminosas; el tr¨¢fico de veh¨ªculos es continuo. Casi todo se hace con m¨¢quinas y queda poco trabajo f¨ªsico; este es para los operarios que cargan el explosivo, un material peligroso que adem¨¢s desprende muchos vapores nocivos.
Los grandes camiones y las m¨¢quinas se mezclan con algunos todoterreno como el que conduce Manuel Mart¨ªn. ¡°Esto es muy distinto a una mina de carb¨®n, donde hay sitios muy angostos, muy peque?os, y tienes que caminar mucho¡±, explica. ¡°Aqu¨ª a casi todas partes puedes llegar con un veh¨ªculo como este, que es el mismo que uso para ir a casa¡±. ¡°Esto¡± y ¡°aqu¨ª¡± es la mina de cobre de Aguas Te?idas, en la provincia de Huelva, muy cerca del pueblo de Almonaster la Real. Una de las seis explotaciones de metal que hay en estos momentos abiertas en Espa?a.
A principios de los a?os sesenta eran m¨¢s de 400, sobre todo, de hierro y plomo. Era casi el mismo n¨²mero que de minas de carb¨®n. Pero mucho antes de que el carb¨®n entrara en fase terminal, sobreviviendo a base de subvenciones, la miner¨ªa met¨¢lica dej¨® de ser rentable, simplemente porque en muchos otros lugares del mundo era bastante m¨¢s barato obtener un mineral, encima, de m¨¢s calidad. En 2005, despu¨¦s de una gran crisis en el sector por una sobreabundancia en el mercado del cobre, el n¨²mero de yacimientos met¨¢licos activos se redujo a solo tres.
Pero como el mundo de la miner¨ªa va por ciclos, la curva de los gr¨¢ficos en las bolsas cambi¨® de direcci¨®n y volvi¨® el inter¨¦s por reba?ar unos recursos que se hab¨ªan quedado a medio explotar. Aquella de Aguas Te?idas fue la primera en reabrir, en 2007. Le sigui¨® la de Cobre las Cruces, en Sevilla, en producci¨®n desde 2009 (esta es completamente nueva) y, m¨¢s tarde, en 2011, se uni¨® la de oro de Boin¨¢s, en Asturias. Completan la lista Aguablanca (en Badajoz, de n¨ªquel y cobre), Los Santos (wolframio en Salamanca) y La Insuperable (de esta?o, tambi¨¦n en Salamanca).
La mayor¨ªa est¨¢n hoy a cielo abierto: se colocan cargas de explosivos, se hacen estallar y se va sacando el resultado en camiones hasta vaciar una monta?a. Los veh¨ªculos bajan y suben por las pistas que se van haciendo en las laderas hasta crear un gran agujero que parece el molde boca abajo de una pir¨¢mide azteca.
As¨ª que la de Aguas Te?idas forma parte de esa minor¨ªa de minas subterr¨¢neas. El proceso, aunque parecido, es algo m¨¢s complicado. Se van haciendo t¨²neles, rascando las paredes hasta conseguir el material. Entre los t¨²neles se dejan paredes suficientemente gruesas como para que sostengan todo, para que no se desmorone la colmena. Al final, se tapan las galer¨ªas utilizando los desperdicios acumulados tras obtener el mineral que se busca.
Manuel Mart¨ªn es ingeniero y ha trabajado en Aguas Te?idas entre 1997 y 2001 (cuando cerr¨® temporalmente por la bajada del precio del cobre) y desde 2007 hasta hoy. Habla desde detr¨¢s de sus gafas de seguridad y bajo el casco con el frontal encendido, con la mascarilla colgando sobre el pecho, por si acaso hace falta, mientras conduce al visitante entre charcos y barro. Con el ruido de los respiraderos y los dientes de las m¨¢quinas de fondo. Admite que hay ¡°mucho movimiento en el sector¡±. ¡°Es verdad que esta fue la primera mina que reabri¨® en muchos a?os, pero ahora mismo hay muchas m¨¢s. Esta misma empresa [MATSA-TRAFIGURA] est¨¢ abriendo explotaci¨®n en Sotiel; tenemos Mina Magdalena¡¡±.
A finales de la d¨¦cada de 2010, las peticiones de investigaci¨®n en busca de metales se empezaron a multiplicar. Una portavoz del Gobierno de Extremadura habla de ¡°una avalancha de proyectos¡± para buscar oro, cobre, n¨ªquel, zinc, plomo, antimonio, uranio, wolframio, esta?o y litio. Desde marzo de 2012, la Junta de Andaluc¨ªa ha sacado a concurso 634 derechos que ocupan una superficie superior a las 421.000 hect¨¢reas. La nueva fiebre del metal estaba servida en un contexto de crisis econ¨®mica que iba inclinando la balanza a su favor, dibujando un panorama m¨¢s que halag¨¹e?o para el sector.
Pero 2014 fue un a?o complicado en el mundo de la miner¨ªa, sobre todo al final. La curva del gr¨¢fico se volvi¨® a torcer, con cotizaciones de los metales en descenso por culpa del estancamiento de la econom¨ªa en China, principal consumidor del mundo, pero tambi¨¦n en Europa. A eso se sum¨® el desplome del precio del petr¨®leo, que arrastr¨® todav¨ªa un poco m¨¢s a los metales. Muchos proyectos en todo el mundo empezaban a tambalearse, pues sus promotores, las junior mining companies (mineras junior) se quedaban sin dinero para seguir adelante.
Se trata de peque?as compa?¨ªas que se dedican, sobre todo, a la primera parte del negocio: buscar yacimientos explotables, hacer los estudios de viabilidad y conseguir los permisos (son muchos a lo largo del proceso) para venderlo o asociarse con una minera grande a la hora de ponerlo en marcha. Su proliferaci¨®n fue una de las razones del despegue del sector en la segunda mitad de los a?os 2000 y numerosos especialistas destacan su importancia, porque se hacen cargo de la parte m¨¢s arriesgada y ampl¨ªan enormemente las ¨¢reas de b¨²squeda.
Muchas veces sus proyectos no salen adelante, pero en el camino se mantienen recogiendo dinero de inversores a trav¨¦s de la bolsa (principalmente en la de Toronto), donde sube su cotizaci¨®n a medida que van consiguiendo esos permisos: con el de exploraci¨®n, un poquito; con la declaraci¨®n positiva de impacto ambiental, mucho m¨¢s...
Sin ingresos por la explotaci¨®n, dependen de su capacidad de convencer a los inversores de que habr¨¢ beneficio, ya sea por resultado real (ese mineral al final del proceso) o solo burs¨¢til en el juego de compra y venta de acciones. Algunas de estas compa?¨ªas ¡°no tienen expectativas reales de desarrollar la mina¡±, dice un trabajo de 2007 de la ONG canadiense Mining Watch. ¡°Se basan en las tendencias del mercado y aprovechan su entusiasmo con eficaces campa?as de publicidad que les permiten reunir millones en acciones procedentes de ingenuos (o codiciosos) inversores para mantener sus programas de exploraci¨®n¡±, a?ade. As¨ª, cuando llegaron las vacas flacas, muchas de ellas empezaron a desaparecer.
?Qu¨¦ pasa en ese contexto internacional con los proyectos espa?oles? Algunos, sin duda, caer¨¢n, o aguantar¨¢n, moribundos, a la espera tiempos mejores.
Un buen ejemplo es la Mina de Lomero-Poyatos, en la provincia de Huelva. Una compa?¨ªa canadiense y paname?a, Petaquilla, recibi¨® el permiso para reabrirla en noviembre de 2012. El proyecto preve¨ªa una inversi¨®n de casi 100 millones de euros con la que se crear¨ªan 140 puestos de trabajo directos y otros 250 indirectos. Pero fueron pasando los meses y entre los t¨¦rminos municipales de El Cerro del And¨¦valo y Cortegana apenas se ve¨ªan una parte de los sondeos que se preve¨ªan hacer. Es decir, que la compa?¨ªa no cumpli¨® su parte del contrato para volver a sacar all¨ª oro, cobre y plata, y la Junta de Andaluc¨ªa decidi¨® a finales del 2013 retirarle la concesi¨®n.
Pero a pesar de los fracasos, el entusiasmo del sector no decae. Hay una veintena de proyectos en marcha, algunos muy avanzados y otros en investigaci¨®n, entre los que se vuelve a incluir Lomero-Poyatos; la australiana Kimberley Diamonds se ha hecho con el concurso por los derechos y ya ha comenzado a investigar sus posibilidades.

¡°Nadie puede predecir los precios de los metales. Nunca ha sido posible y nunca lo ser¨¢. Todo depende de lo que China e India hagan, y esas son cuestiones impredecibles. Yo sospecho que pasar¨¢ una d¨¦cada antes de que veamos un aumento significativo¡±, dice Jack Cadwell, de la consultora canadiense RGC. Hay expertos m¨¢s y menos optimistas con respecto al precio de los metales, sobre su estabilizaci¨®n o sus subidas. En todo caso, parece que a¨²n queda margen. ¡°Sigue habiendo una demanda y unos precios que permiten la rentabilidad de los buenos proyectos¡±, asegura Juan Jos¨¦ Cerezuela, presidente de la Confederaci¨®n Nacional de Empresarios de la Miner¨ªa y Metalurgia (Confedem).
As¨ª lo creen muchos m¨¢s actores del sector, incluida la constructora Sacyr, que en su camino para diversificar el negocio se ha asociado con el fondo de inversi¨®n australiano Macquarie Capital para impulsar proyectos mineros de cobre, oro, esta?o y wolframio. Prev¨¦n invertir entre 200 y 500 millones de euros; ya se han hecho con la mina de wolframio de San Finx, en Lausame (A Coru?a), sin actividad desde 2013. Cerezuela calcula que en los pr¨®ximos dos a?os ¡°saldr¨¢n adelante entre 6 y 10 proyectos¡±.
De momento, contin¨²a la lista de reaperturas: las minas onubenses de Sotiel y Riotinto, con todos los permisos ya en la mano, prev¨¦n empezar a producir mineral hacia el final del verano. La de La Parrilla, en Extremadura, que desde 2014 ya reaprovecha los residuos de las escombreras de la antigua explotaci¨®n, tiene previsto empezar a sacar wolframio este a?o. Para 2015 tambi¨¦n se espera la vuelta de las minas de Hierro de Alquife (Granada), aunque el proyecto presenta hoy s¨ªntomas de estancamiento. Y para el que viene, previsiblemente empezar¨¢n a funcionar la de wolframio en Barruecopardo (Salamanca) y la de cobre, zinc y plomo de Magdalena (Huelva).
Esta es de MATSA, filial de la holandesa Trafigura, que controla tambi¨¦n Sotiel y Aguas Te?idas. A finales de 2014, decenas de operarios terminaban de construir los caminos que las conectar¨¢n; las instalaciones de Sotiel procesar¨¢n el mineral de todas ellas, las m¨¢quinas de solidificaci¨®n de residuos har¨¢n lo mismo y las oficinas centrales est¨¢n all¨ª.
AA la hora de comer el traj¨ªn es continuo en la bocamina por la que entra y sale el personal (hay otra para los camiones cargados de mineral) de Aguas Te?idas. Se apean de los coches o las peque?as furgonetas y se van metiendo en un pil¨®n en el que se lavan las botas. De vuelta en las oficinas, recoger¨¢n las tarjetas que hab¨ªan dejado en un gran panel con el que se controla en todo momento qui¨¦n entra y sale de las galer¨ªas y dejar¨¢n los materiales de trabajo, justo al lado, en unas consignas. Solo entonces ir¨¢n al comedor.
La empresa ten¨ªa en 2013 unos 500 trabajadores de plantilla, sin contar las subcontratas, a las que suman otras 100 de la reapertura de Sotiel y se sumar¨¢n 150 m¨¢s con la Magdalena. Adem¨¢s, est¨¢n los trabajos indirectos.
En las minas subterr¨¢neas las condiciones son m¨¢s complicadas y, por lo tanto, hace falta m¨¢s empleados. El proyecto de reapertura de de Aznalc¨®llar, en Sevilla, tambi¨¦n es de mina de interior y promete 470 empleos directos y m¨¢s de 700 indirectos. Eso, cuando se desatasque el proyecto, que hoy est¨¢ parado por la investigaci¨®n de presuntas irregularidades en el concurso de adjudicaci¨®n.
La del empleo es la gran baza de las empresas para convencer a la sociedad: ¡°la industria es la mayor generadora de empleo estable y de calidad¡±, sostiene Juan Jos¨¦ Cerezuela, de Confedem. Y la raz¨®n principal del apoyo que distintas administraciones para apoyar esta industria. La Junta de Andaluc¨ªa espera crear en este sector unos 10.000 empleos hasta 2020 en una comunidad que hoy est¨¢ ahogada por un una tasa de paro del 33%.
Pero el apoyo institucional trasciende a los Gobiernos aut¨®nomos, para llegar hasta la Uni¨®n Europea, y trasciende a los puestos de trabajo que puedan crear las minas, porque del acceso a los minerales dependen, asegura la Comisi¨®n, m¨¢s de 30 millones de empleos en la industria de todo el continente.