¡°Morir¨¦ ahogada, sumergida por el r¨ªo que nos dio la vida¡±. Los ojos de Je Srey Neang reflejan su destino. Ha vivido 32 a?os en el pueblo de Kbla Romes, junto al Sesan, uno de los principales afluentes del gran r¨ªo Mekong. Tiene tres hijos, pero el peque?o se fue con su marido despu¨¦s del divorcio. El padre acept¨® los 6.000 d¨®lares para que se marchase a otro sitio, en la ciudad, a vivir una vida de miseria buscando trabajo en una f¨¢brica.
El embalse camboyano Bajo Sesan II cubrir¨¢ el pueblo de Je Srey Neang, situado a pocos kil¨®metros de la confluencia del Sesan con el Mekong. China ha construido la presa para abastecer de electricidad a la capital, Phnom Pehn. El proyecto cont¨® con el apoyo de las ¨¦lites de ambos pa¨ªses sin tener en cuenta el impacto sobre la poblaci¨®n local. Se calcula que 5.000 personas se ver¨¢n obligadas a marcharse, y que 40.000 las seguir¨¢n cuando el pescado empiece a escasear en el momento en que el r¨ªo represado deje de fluir libremente.
¡°He decidido resistir. No me comprar¨¢n; no me doblegar¨¢n con sus armas, y no me ir¨¦ de aqu¨ª mientras viva¡±. Sus ojos duros y sin l¨¢grimas acent¨²an su determinaci¨®n mientras sigue cavando furiosamente el huerto. Un vecino muestra varias fotos, hechas con un tel¨¦fono m¨®vil, de los hombres de negro que vienen cada semana a presionar a Je Srey para que se vaya. ¡°Esto es lo que hemos recibido. Es nuestro medio de vida. No me opongo a la presa, pero no deber¨ªa tener que destruir nuestras vidas para proporcionar energ¨ªa al televisor de alguien que vive a 1.000 kil¨®metros de aqu¨ª. Cuando el agua empiece a subir, yo me quedar¨¦ tranquilamente en mi casa¡±.
Je Srey Neang prepara la comida para su familia en su domicilio en Kbla Romeas (Camboya).
La de Je Srey es una historia corriente. La cuenca del r¨ªo Mekong es una de las m¨¢s disputadas del mundo. Las tensiones entre los pa¨ªses del sudeste de Asia por el uso del agua para el riego y como fuente de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica llevan a?os aumentando. ¡°La cuenca mantiene a m¨¢s de 60 millones de personas¡±, explica Tek Vannara, director ejecutivo del Foro de Organizaciones No Gubernamentales de Camboya. ¡°Los Gobiernos y las empresas privadas se han puesto de acuerdo para construir presas a lo largo de todo el curso que tendr¨¢n impacto sobre la pesca, el turismo y la agricultura. Ser¨¢n fuente de inestabilidad y persecuci¨®n, sobre todo para los m¨¢s pobres. Muchos pueblos, principalmente las comunidades ind¨ªgenas, perder¨¢n sus tierras, lo cual har¨¢ que abandonen sus costumbres y sus tradiciones. La seguridad alimentaria de millones de personas est¨¢ en peligro.
A lo largo de los ¨²ltimos cinco a?os, el territorio continental del sureste de Asia se ha lanzado a una carrera para construir presas hidroel¨¦ctricas en un intento desesperado por satisfacer la creciente demanda de electricidad, y en particular, las econom¨ªas m¨¢s desarrolladas: Tailandia, Vietnam y China. El Drag¨®n ha construido siete grandes centrales hidroel¨¦ctricas en el alto Mekong (conocido como Lancang en chino). Aunque los planes detallados se mantienen en secreto, se est¨¢n proyectando 21 m¨¢s.
En el sector meridional de la cuenca, que abarca Birmania, Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam, hay 11 presas. La mayor¨ªa se encuentra en Laos, uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Asia. Con la ayuda de los inversores chinos y tailandeses, el pa¨ªs aspira a convertirse en la pila hidroel¨¦ctrica de Asia. La producci¨®n potencial de energ¨ªa es de 26 gigavatios, m¨¢s de lo que produce Francia. Seg¨²n la asociaci¨®n internacional de energ¨ªa hidroel¨¦ctrica International Hydropower Association, en la actualidad la electricidad ya representa el 30% de las exportaciones de Laos. El objetivo es que, en 2020, se exporten m¨¢s de siete gigavatios a Tailandia, cinco a Vietnam, y hasta 0,2 gigavatios a su enemigo, Camboya.
Hay tres presas en construcci¨®n: Don Sahong, Xayaburi, y la colosal Pak Beng, en el coraz¨®n del Alto Mekong, en Laos, que posiblemente se empezar¨¢ a planificar en verano de 2017. All¨ª fue donde Francis Ford Coppola situ¨® la base de Kurtz en Apocalypse Now, y actualmente la zona es un popular destino tur¨ªstico. Pak Beng ser¨¢ un gigante de 912 megavatios con capacidad para producir 4.775 gigavatios de energ¨ªa al a?o. ¡°Por el momento no est¨¢n excavando, pero s¨ª que suele haber ingenieros y supervisores haciendo mediciones y levantamientos¡±, cuenta Vilang Mak, un gu¨ªa del grupo Shampoo Tours, especializado en cruceros por el Mekong.
El barco de teca, decorado con buen gusto, est¨¢ ocupado por una docena de turistas franceses que se dedican a fotografiar la espesa jungla que rodea los poblados tradicionales Khmu, desperdigados junto al r¨ªo a lo largo de la ruta que va de Luang Prabang a Huay Xai. ¡°La presa acabar¨¢ con el turismo en esta zona, y los cruceros por el Mekong pasar¨¢n a ser un recuerdo¡±, a?ade. Seg¨²n declaraba Pianporn Deetes, de International Rivers (una de las principales organizaciones de protecci¨®n de los r¨ªos), en una entrevista en su despacho de Bangkok, ¡°la construcci¨®n de la presa Pak Beng borrar¨¢ del mapa unos 25 poblados ind¨ªgenas en Laos y dos en Tailandia. M¨¢s de 6.700 personas tendr¨¢n que ser trasladadas a la fuerza¡±.
Para los pa¨ªses que bordean el r¨ªo, la multiplicaci¨®n de presas es fuente de problemas. Por una parte, los tailandeses, los camboyanos y los vietnamitas tendr¨¢n garantizada m¨¢s seguridad energ¨¦tica; pero, por otra, los planes de los laosianos, con el apoyo econ¨®mico de China, causan preocupaci¨®n desde el punto de vista geopol¨ªtico y de la seguridad alimentaria. Si bien en la actualidad los pa¨ªses pueden cooperar en caso de emergencia (como demostr¨® la apertura por parte de China de los suministros en el Mekong durante la sequ¨ªa de marzo de 2016), en el futuro el control del flujo del agua y los sedimentos se podr¨ªa convertir en un instrumento de chantaje pol¨ªtico y en fuente de tensiones.
Un pescador repara una red en la cascada de Khone Phapheng, en Champasak (Laos).
Seg¨²n Ho Uy Liem, vicepresidente de la Uni¨®n de Asociaciones de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Vietnam, ¡°las presas ser¨¢n perjudiciales sobre todo para el delta del Mekong, en territorio vietnamita, que produce la mitad del arroz, m¨¢s del 70% del pescado, y casi toda la fruta del pa¨ªs. Sobre la regi¨®n se cierne una amenaza alimentaria¡±, recalca, y recuerda que Filipinas e Indonesia dependen de las exportaciones de alimentos de Vietnam.
Para intentar regular las tensiones diplom¨¢ticas, los pa¨ªses que bordean el r¨ªo crearon hace 20 a?os la Comisi¨®n del R¨ªo Mekong (MRC, por sus siglas en ingl¨¦s). Su objetivo era ofrecer orientaci¨®n para la gesti¨®n transfronteriza del cauce fluvial. ¡°En primer lugar, quiero que quede claro que somos una comisi¨®n t¨¦cnica, no pol¨ªtica, y que no podemos tomar decisiones¡±, afirma su presidente, Phan Tuan Phan, extendiendo las manos hacia delante mientras recorre con la vista el horizonte desde la ventana de su despacho en Vientiane, la capital de Laos. A lo lejos, el mercado se extiende a lo largo de la ribera del Mekong. En la otra orilla est¨¢ la vecina Tailandia.
¡°En lo que respecta a las presas, hemos proporcionado importantes indicaciones sobre c¨®mo hacer m¨¢s sostenible su realizaci¨®n, controlando la calidad del agua y proponiendo planes de desarrollo conjuntos¡±, explica en una reuni¨®n en la sede central de Vientiane. ¡°Facilitamos el proceso de consulta. Nos reunimos con todas las partes, incluida China, que es un observador, pero no tomamos decisiones pol¨ªticas. Eso le corresponde a la diplomacia¡±. Una diplomacia, que, en la pr¨¢ctica, parece poco interesada en colaborar). Laos, gobernado por el impenetrable y autoritario Bounnhang Vorachit, ha hecho de las presas su pol¨ªtica de desarrollo a costa de eliminar la oposici¨®n interna y a cualquier ecologista que se oponga a su construcci¨®n.
¡°Laos no est¨¢ abierto a ning¨²n debate sobre las presas. Es habitual que quien diga algo, desaparezca¡±, declara un activista que prefiere mantenerse en el anonimato para preservar su trabajo y su seguridad. En Camboya, Hun Sen, primer ministro desde 1993 y l¨ªder del Partido Popular Camboyano, respalda p¨²blicamente las cr¨ªticas a los diques de Laos. Sin embargo, reprime todo comentario sobre los proyectos en su propio territorio.
Tailandia est¨¢ dividida entre Bangkok, que necesita energ¨ªa limpia a precios asequibles para la econom¨ªa, y las comunidades que viven junto al curso del r¨ªo. Estas comunidades han puesto un pleito a EGAT, la compa?¨ªa nacional de electricidad, por dar su apoyo a la presa Xayaburi, ya que temen que la obra tenga graves repercusiones para la pesca. En cuanto a Vietnam, la carrera de Asia por la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica significa una derrota en todos los frentes.
El pa¨ªs ganar¨ªa poca energ¨ªa para importar, sus reservas de agua potable se reducir¨ªan, y el potencial pesquero del r¨ªo sufrir¨ªa un colapso. Adem¨¢s, existe el riesgo de que la bajada del nivel de agua en el delta del Mekong favorezca la infiltraci¨®n salina y el hundimiento del terreno. Esto podr¨ªa provocar que las vegas, que son el granero del pa¨ªs, se volviesen menos f¨¦rtiles.
Pescadores y le?adores en un campamento tempor¨¢neo a orillas de la presa Bajo Sesan II en Pluk Village (Camboya)
Bajo Sesan II. Traslados forzosos e historias olvidadas
¡°?Que Hun Sen critica las presas de Laos? ?Y si nos fijamos en lo que est¨¢ pasando dentro de sus propias fronteras?¡±, dice un activista camboyano que prefiere no usar su nombre por miedo a las represalias del Gobierno. Ha habido numerosos asesinatos de ecologistas, incluido el del l¨ªder Chut Wutty en 2012. ¡°Las presas de Camboya est¨¢n matando al Mekong y obligando a miles de personas a trasladarse¡±. El Gobierno ya ha construido varios pueblos nuevos para alojar a los desplazados por la colosal Bajo Sesan. Ros Sophy, de 42 a?os, est¨¢ sentada a la puerta de su nuevo hogar fumando un Hongua, un rubio laosiano.
¡°No tengo trabajo, pero el Gobierno me dio 2.000 d¨®lares y un techo¡±. Ros es una de los miles de personas desplazadas por la presa Bajo Sesan que ahora vive en los ¡°poblados de realojamiento¡±, como los llama la burocracia gubernamental. El proyecto hidroel¨¦ctrico del Royal Group de Camboya, en asociaci¨®n con la empresa china Hydrolancang International Energy (ambas compa?¨ªas nos han autorizado a fotografiar las obras), ha repartido abundantes compensaciones, al contrario de lo que, al parecer, est¨¢ sucediendo en Laos (donde las empresas impidieron el acceso de la prensa a las zonas afectadas para obtener informaci¨®n).
De todas maneras, hay mucha gente descontenta. La compensaci¨®n por el desplazamiento forzoso es rid¨ªcula, y las viviendas son de poca calidad y est¨¢n situadas en zonas no aptas para la agricultura. Los pescadores no logran adaptarse a la nueva forma de vida. Mann Sophart tiene 48 a?os, y su existencia ha transcurrido entre las redes de pesca y la peque?a explotaci¨®n ganadera que hab¨ªa detr¨¢s de su casa.
¡°Aqu¨ª, en el poblado de realojamiento, no puedo tener mi ganado ni cultivar. La tierra es mala, y no hay bosques con frutos y animales que cazar, como los varanos. Ahora, mis hijos y yo trabajamos en la f¨¢brica. Cobro 50 d¨®lares al mes, pero muchas veces me dejan en casa y no me pagan¡±. A primera vista, los edificios parecen agradables y bien organizados, pero a menudo es imposible vivir en ellos. ¡°Son un maldito horno¡±, se lamenta Mo, vecino de Mann.
¡°Por la noche no corre ni una brizna de aire. La vida era mejor en la selva que en las llanuras alejadas del r¨ªo con la malaria¡±. Pheak, un joven de 18 a?os con un tup¨¦ estilo hipster, se pasa el d¨ªa jugando al billar americano en una mesa vieja y polvorienta con seis bolas. ¡°En el pueblo pod¨ªa ir a pescar y a cazar o hacer trabajos de carpinter¨ªa. Estaba tranquilo. Ahora hay una cl¨ªnica aqu¨ª al lado, es verdad, pero sufro por dentro¡±.
Los campos de cultivo que les ha asignado el Gobierno est¨¢n lejos, a 11 kil¨®metros, y hay que ir andando, cuenta el se?or Lom Dum (¡°por favor, ponga ¡®se?or¡¯¡±) mientras se toma una pausa en el trabajo en el bochornoso aire de ¨²ltima hora de la ma?ana. ¡°Est¨¢ tan lejos que la mayor parte de la semana dormimos en chozas. As¨ª es el trabajo. Adem¨¢s est¨¢n las rocas y las piedras. No llueve, no hay agua. Las cosas est¨¢n feas. A lo mejor deber¨ªamos habernos quedado¡±.
Xayaburi, ?una presa sostenible?
Mil doscientos kil¨®metros m¨¢s al norte, siguiendo el curso del Mekong, entre abruptas carreteras de monta?a llenas de revueltas -en Laos no hay ni un solo kil¨®metro de autopista¨C, se encuentra la zona de la presa Xayaburi. No est¨¢ lejos de Luang Prabang, la encantadora ¡°perla del Mekong¡±. Los numerosos controles dejan claro de inmediato el nivel de seguridad que rodea al proyecto.
¡°Nada de periodistas ni de visitas¡±, dicen los guardas invit¨¢ndonos a que nos marchemos. Nos damos la vuelta y volvemos sobre nuestros pasos. En el pueblo de Xayabury nadie quiere responder a nuestras preguntas. Nadie sabe nada de la suerte que han corrido los habitantes de Houay Souy, uno de los primeros pueblos desalojados por las empresas constructoras y el Gobierno. El promotor de este proyecto de 3.800 millones de d¨®lares es CH-Karnchang, un grupo tailand¨¦s de ingenier¨ªa que cuenta con el apoyo de diversos bancos de Tailandia. CH-Karnchang no ha respondido a los intentos del autor de este reportaje de solicitar una visita al sitio ni a las preguntas sobre la sostenibilidad de la presa.
El coloso de 820 metros de anchura y 33 de altura solo se puede ver de lejos. Con una capacidad m¨¢xima de producci¨®n de 1.285 megavatios, es uno de los proyectos que m¨¢s preocupa a los agricultores, los pol¨ªticos, los ecologistas y los ge¨®logos. Xayaburi represar¨¢ por completo el Mekong en uno de los puntos en los que este capta m¨¢s agua. Alrededor del 95% de la electricidad que produzca (7.500 gigavatios al a?o) la comprar¨¢ la empresa p¨²blica tailandesa Autoridad de Generaci¨®n de Energ¨ªa de Tailandia (EGAT, por sus siglas en ingl¨¦s), que es tambi¨¦n el cliente principal de las plantas hidroel¨¦ctricas de Don Sahong y Pak Beng.
¡°Uno de los impactos m¨¢s importantes es la reducci¨®n de la cantidad de sedimentos ricos en nutrientes, lo cual tendr¨¢ repercusiones sobre la pesca y la agricultura de las comunidades que viven a lo largo del r¨ªo y en los territorios meridionales del Mekong¡±, explica Tek Vannara, del foro de ONG, durante una larga entrevista en su oficina de Phnom Penh. Chris Barlow, experto en pesca del Centro Australiano para la Investigaci¨®n Agr¨ªcola Internacional (ACIAR, por sus siglas en ingl¨¦s), confirma el punto de vista de las organizaciones no gubernamentales. ¡°Cuando las presas se hayan acabado de construir, el impacto sobre la pesca ser¨¢ inmediato, en particular en lo que respecta a la cantidad de peces disponible¡±, declara.
Pham Tuan Phan, presidente de la Comisi¨®n del R¨ªo Mekong, no comparte la postura de Barlow. ¡°Los ecologistas tienen un enfoque radical y han decidido no participar en el proceso. Xayaburi es un proyecto estatal que ha recogido nuestras demandas para mitigar el impacto. Hay pasos para los peces con muchos ¡°escalones¡± para permitirles remontar la corriente, en los que caben incluso los peces grandes, como el gigantesco panga, que mide tres metros de largo. Hay descargas, y las turbinas se han modificado para permitir el paso de las especies acu¨¢ticas¡±.
CH-Karnchang ha contado con la consultora finlandesa P?yry Asia para que la asesore en la construcci¨®n de la presa con el fin de poner en pr¨¢ctica correctamente las peticiones de la comisi¨®n. En una declaraci¨®n al autor de este reportaje, Knut Seirotzky, director de la secci¨®n hidroel¨¦ctrica de P?yty Asia, afirmaba que ¡°la planificaci¨®n y la explotaci¨®n del proyecto est¨¢n dise?adas para cumplir con los est¨¢ndares internacionales y las directrices de la Comisi¨®n del R¨ªo Mekong (MRC), as¨ª como con las leyes correspondientes de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Popular de Laos y de Tailandia. La RDP de Laos tiene una de las legislaciones para la prevenci¨®n del impacto social y medioambiental m¨¢s avanzadas del sudeste de Asia¡±.
Sin embargo, el estricto secreto que rodea al proyecto, la falta de accesibilidad y el escepticismo de los ecologistas parecen contradecir estas promesas. ¡°El proyecto ser¨¢ desastroso. Se ver¨¢ en cuanto empiece a funcionar. En la pr¨¢ctica, el Mekong quedar¨¢ dividido en dos¡±, vaticina Pianport Deetes con sarcasmo.
Vista a¨¦rea del pueblo construido por las autoridades para la recolocaci¨®n de la poblaci¨®n que viv¨ªa en el Bajo Sesan II, en la zona destinada a la presa Stung Treng (Camboya).
Don Sahong, un cementerio de delfines
Por 40.000 kip laosianos (cuatro euros), Suk Lang lleva a los turistas al centro del Mekong para que vean a los famosos delfines del Irawadi, un mam¨ªfero del que solo quedan 50 ejemplares en el mundo. Su barco zarpa del pueblo camboyano de Preah Romkel, en la provincia de Stung Treng. Recorre poco menos de un kil¨®metro y se detiene justo antes de entrar en territorio laosiano. Los militares observan distra¨ªdamente desde la distancia. El agua se encrespa y aparece la cabeza brillante de un macho. Acto seguido, otra cabeza de hocico romo color gris claro atraviesa la superficie. Y, por ¨²ltimo, un tercero.
¡°Son los ¨²nicos que quedan. Han buscado refugio en esta poza, donde saben que nadie los toca¡±. El Consejo Provincial ha encargado a Suk, de 62 a?os, enjuto en su uniforme demasiado ancho, que vigile a los animales y evite que los turistas los molesten o que los cacen los furtivos. Sin embargo, ahora su enemigo es la presa Don Sahong, que empez¨® a construir en 2015 la empresa malaya MegaFirst y que est¨¢ casi terminada. ¡°?Oyen el ruido? Est¨¢ a menos de un kil¨®metro de aqu¨ª¡±, dice apuntando al plomizo cielo del norte.
Los delfines corren peligro de desaparecer para siempre. Y con ellos desaparecer¨¢ gran parte de los ecoturistas que vienen a verlos en el marco pintoresco de Kratie, donde el Mekong forma espuma y se vuelve blanco entre los r¨¢pidos. ¡°El turismo significa la supervivencia para 600 familias¡±, explica Suk ajust¨¢ndose la guerrera para subrayar la autoridad de su opini¨®n. Las asociaciones ecologistas vienen de vez en cuando a protestar. Traen pancartas, esl¨®ganes, canciones y dulces de miel para repartir entre los turistas. Pero en el otro lado, todo es silencio. Laos ignora toda petici¨®n de que se modifique el permiso. Tampoco en este caso la empresa permite que nadie se acerque. Para ver qu¨¦ est¨¢ pasando tuvimos que lanzar un dron desde la frontera, evitando a los militares para conseguir algunas im¨¢genes en exclusiva.
¡°Si para los delfines del Irawadi no hay esperanza, ya que pronto se extinguir¨¢n, para los habitantes el verdadero problema es el pescado, que constituye la fuente principal de supervivencia de muchas comunidades¡±, se?ala Suk. Los ecologistas hacen hincapi¨¦ una y otra vez en este riesgo. Uno de ellos es Chhith Sam Ath, director de WWF en el pa¨ªs, que cita numerosos informes cient¨ªficos y evaluaciones de impacto que ¡°muestran claramente que la presa causar¨¢ da?os incalculables a los peces de especies migratorias y afectar¨¢ a la seguridad alimentaria de muchos pescadores al sur del dique¡±.
Un informe de la Comisi¨®n del R¨ªo Mekong publicado en 2015 afirmaba que llevar a cabo las 11 presas previstas podr¨ªa suponer la desaparici¨®n de la mitad de la poblaci¨®n de peces existente en el r¨ªo en la actualidad. Esto afectar¨¢ sobre todo a los peces de gran tama?o, que podr¨ªan extinguirse. Cientos de miles de habitantes se quedar¨ªan sin poder pescar en el r¨ªo, lo cual supondr¨ªa la p¨¦rdida tanto del alimento para su supervivencia como de su puesto de trabajo. El perjuicio para el desarrollo y el bienestar social del pa¨ªs ser¨ªa enorme.
Mekong 2100
El Mekong ha bajado a un nivel r¨¦cord, el m¨¢s bajo desde que se registraron las primeras mediciones hace cientos de a?os. La estaci¨®n seca de 2017 promete ser a¨²n m¨¢s severa que la del a?o pasado. A pesar de todo, este reportaje, para el que fue necesario m¨¢s de un mes de trabajo de campo, no encontr¨® ninguna prueba de que las presas se vayan a cerrar o a modificar, como demuestra el reciente anuncio de que dentro de poco empezar¨¢n los trabajos en la presa de Pak Beng, en Laos.
Aunque el Gobierno de Bounnhang Vorachith se ha mostrado dispuesto a incorporar algunos elementos de sostenibilidad en los diques del pa¨ªs, actualmente sigue faltando un estudio exhaustivo sobre el impacto conjunto de las 11 presas, adem¨¢s de los casi 28 diques en territorio chino, a lo largo del curso del Mekong. La pr¨¢ctica totalidad de las ONG entrevistadas denuncian que las modificaciones de los diques en construcci¨®n son ¡°insuficientes y no se basan en una investigaci¨®n s¨®lida¡±, y que constituyen ¡°una condena para muchas poblaciones ind¨ªgenas que viven en las riberas del r¨ªo¡±.
Hay diversos factores externos que tambi¨¦n se deber¨ªan tomar en consideraci¨®n. El impacto del cambio clim¨¢tico est¨¢ haciendo que se derritan los glaciares de la Meseta tibetana, lo cual aumenta la intensidad de las precipitaciones que alimentan el r¨ªo. Las inundaciones ser¨¢n m¨¢s frecuentes en la estaci¨®n de lluvias, mientras que, en la seca, el agua escasear¨¢, lo cual no har¨¢ sino agudizar las tensiones relacionadas con el agua que la presa retirar¨¢ del cauce natural del r¨ªo.
Otro factor es el aislacionismo de la comunidad internacional practicado por muchos Gobiernos de la zona. Seg¨²n R¨¦my Kinna, analista de la consultora mundial Transboundary Water Law (TWL), ¡°hasta la fecha, Vietnam es el ¨²nico pa¨ªs que ha ratificado la Convenci¨®n de Naciones Unidas sobre los Cursos de Agua, un mecanismo legal a escala mundial destinado a facilitar la gesti¨®n justa y sostenible de los r¨ªos y los lagos transfronterizos".
La ausencia de un marco com¨²n ha hecho que los pa¨ªses est¨¦n poco dispuestos a la negociaci¨®n pol¨ªtica y hayan dejado las cuestiones t¨¦cnicas y anal¨ªticas en manos de la Comisi¨®n del R¨ªo Mekong, que no tiene poder para tomar decisiones colectivas.
El porvenir de la zona es incierto. ¡°La futura escasez de agua amenaza con ralentizar el sector clave para paliar la pobreza, que es la agricultura¡±, dice Brahma Chellaney, analista geopol¨ªtico y autor del libro Water: Asia¡¯s New Battleground [El agua, nuevo campo de batalla de Asia]. ¡°El agua se est¨¢ convirtiendo cada vez m¨¢s en un factor determinante a la hora de distinguir si los pa¨ªses est¨¢n avanzando hacia el desarrollo cooperativo o hacia la competencia destructiva¡±. En opini¨®n de Chelanney, China es el que tiene m¨¢s influencia porque controla la Meseta tibetana, que es la fuente principal de alimentaci¨®n de los r¨ªos de Asia, el Brahmaputra y el Ganges. Asimismo, el pa¨ªs proporciona apoyo al desarrollo hidroel¨¦ctrico de Laos.
¡°Si los nuevos proyectos en el Mekong traen consigo crisis h¨ªdricas, como hemos visto en el pasado, las tensiones entre los pa¨ªses se intensificar¨¢n. Eso podr¨ªa frenar el desarrollo, poner en peligro la seguridad alimentaria y provocar migraciones en masa desde las zonas que sufran los peores efectos. La paz en Asia corre peligro. En consecuencia, se impone invertir en cooperaci¨®n institucional en materia de agua para fortalecer el trabajo sobre los recursos h¨ªdricos transfronterizos¡±.
Mientras tanto, Je Srey sigue en su pueblo, cavando la tierra y esperando que el agua empiece a subir. Sus vecinos fuman en las escaleras, mientras un padre vierte agua ceremoniosamente en la cabeza de su hija. Se asoma el monje budista que cuida la pagoda local. "Pol Kong", dice present¨¢ndose a s¨ª mismo. Dirige la mirada a la distancia, en direcci¨®n al r¨ªo, y sacude la cabeza. ¡°Los constructores de la presa ya han levantado un nuevo templo para congraciarse con Buda. Pero el budismo ense?a que los que construyen mal, en la pr¨®xima vida nacer¨¢n mal. Si una persona quita el agua a los peces, en la pr¨®xima vida ser¨¢ un pez sin agua¡±.
TEXTO: Emanuele Bompan
FOTOGRAFIA y VIDEO: Thomas Cristofoletti
VIDEO: Camilla Minarelli
MAPAS: Riccardo Pravettoni
PAGINA WEB: Gianluca Cecere
AGRADECIMIENTOS:
POR SU APOYO
POR LA COLABORACI?N
Marirosa Iannelli, Universidad de G¨¦nova
Traducci¨®n al espa?ol
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