La presa Gibe III ha empezado a producir energ¨ªa para alimentar la econom¨ªa et¨ªope. Sin embargo, su impacto ambiental y social es m¨¢s grave de lo previsto. Los desplazamientos forzosos, la escasez de agua y la inminente desecaci¨®n del lago Turkana son algunas de sus consecuencias. Y, dentro de poco, llegar¨¢ Gibe IV.
No hay acceso, ni concesi¨®n de permiso, ni respuestas a los correos electr¨®nicos. No se puede entrar en la zona por motivos de seguridad y el personal de la embajada italiana desaconseja aventurarse en la regi¨®n. No es f¨¢cil obtener informaci¨®n sobre lo que est¨¢ sucediendo en el valle del Omo, en Etiop¨ªa. Las autoridades et¨ªopes est¨¢n nerviosas y han prohibido el paso a la zona. Las tensiones entre el Gobierno central y la poblaci¨®n de la Orom¨ªa y de la Regi¨®n de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur han desembocado en el cierre de la circulaci¨®n por esta parte del pa¨ªs. Periodistas incluidos. Mejor dicho, sobre todo periodistas.
Las pocas noticias llegan a trav¨¦s de las ONG y sus colaboradores en la zona. Hablan de abusos del Ej¨¦rcito contra las etnias locales, como los daasanach, los konso y los mello, para inducirlas a trasladarse y dejar espacio a los grandes proyectos relacionados con las infraestructuras y la agroindustria, de los consiguientes conflictos intertribales debidos a las migraciones internas, cada vez m¨¢s masivas, y de la usurpaci¨®n de la tierra y el agua. Las denuncias de diversas asociaciones pro derechos humanos, como Human Rights Watch, Survival y Recommon, son dur¨ªsimas. Seg¨²n Luca Manes, de Recommon, ¡°a las tribus del bajo valle del Omo se las desaloja violentamente de sus hogares ancestrales, al tiempo que sus pastos y sus tierras agr¨ªcolas se transforman en plantaciones industriales de ca?a de az¨²car, algod¨®n y agrocombustibles. Se habla de palizas, abusos e intimidaciones en general, y de una violencia indescriptible por parte de los soldados et¨ªopes¡±.
Detr¨¢s de los disturbios en el valle del Omo se perfila uno de los mayores ¨Cy m¨¢s pol¨¦micos¨C proyectos hidroel¨¦ctricos africanos jam¨¢s realizados: la presa Gibe III, la m¨¢s grande de Etiop¨ªa hasta la fecha. Con 240 metros de altura, 630 metros de anchura en la corona y un vaso de 150 kil¨®metros de longitud para alimentar las turbinas de 1.870 megavatios de capacidad productiva, la obra es un proyecto de infraestructura de los que pueden cambiar el destino de un pa¨ªs. Junto con su ¡°hermana mayor¡±, la Gran Presa del Renacimiento, de 6.400 megavatios ¨Cen proceso de construcci¨®n en el Nilo Azul y fuente de tensiones con los Gobiernos egipcio y sudan¨¦s¨C, Gibe III es la pieza m¨¢s importante de la agresiva estrategia de inversiones en energ¨ªa promovida por el Gobierno et¨ªope.
Con un crecimiento econ¨®mico pr¨®ximo al 10%, apoyado considerablemente por China, y una poblaci¨®n de m¨¢s de 100 millones de personas, Etiop¨ªa aspira a convertirse en un pa¨ªs de nueva industrializaci¨®n pasando de una econom¨ªa mayoritariamente rural a otra de industria y servicios. Un objetivo ambicioso pero alcanzable, defendido decididamente por el actual primer ministro, Hailemariam Desalegn, sucesor de Meles Zenawi, el primero en ver en el sector hidroel¨¦ctrico el futuro del desarrollo del pa¨ªs. Seg¨²n se lee en una nota de la multinacional italiana Salini-Impregilo, constructora de las dos megapresas, ¡°Gibe III podr¨¢ aumentar significativamente la producci¨®n el¨¦ctrica del pa¨ªs de ?frica oriental con el objetivo de modernizar su econom¨ªa, lo que convertir¨¢ a Etiop¨ªa en un centro el¨¦ctrico regional¡±.
Gibe III se inaugur¨® el 17 de diciembre de 2016 y forma parte de un grupo de cinco diques en cascada, entre ellas cuatro en el r¨ªo Omo. Otras dos ya se encuentran operativas. Son Gilgel Gibe I y Gibe II (420 megavatios). La presa Gibe IV (2.200 megavatios), tambi¨¦n conocida como central hidroel¨¦ctrica de Koysha, a¨²n est¨¢ en fase de planificaci¨®n.
Si bien la estrategia hidroel¨¦ctrica et¨ªope posibilitar¨¢ el desarrollo de la novena econom¨ªa africana (aunque con el PIB per c¨¢pita m¨¢s bajo debido a la fuerte desigualdad social), no est¨¢ libre de pol¨¦mica, tanto en territorio et¨ªope como en el pa¨ªs vecino, Kenia.
¡°La presa no se ha proyectado prestando suficiente atenci¨®n al impacto social y ambiental¡±, explica Rudo Sanyaga, director para ?frica de International Rivers, una organizaci¨®n especializada en el an¨¢lisis de las repercusiones de los grandes proyectos hidroel¨¦ctricos. ¡°Para garantizar la iluminaci¨®n de la capital y de la zona rica del norte, el Gobierno no ha tenido en cuenta la totalidad del impacto sobre las poblaciones tribales que viven a lo largo del Omo desde hace milenios¡±.
Desde que empez¨® a planificarse en 2006, result¨® evidente que Gibe III ten¨ªa una serie de implicaciones ambientales y econ¨®micas poco claras. Con el tiempo, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Africano de Desarrollo se han negado a prestarle apoyo financiero, lo cual ha obligado al Gobierno et¨ªope a financiar la obra directamente con la ayuda de un cr¨¦dito chino de 440 millones de euros.
Seg¨²n las investigaciones de las organizaciones Rivers International, Re:Common y Survival, solo Gibe III ha cambiado la vida de al menos 400.000 personas asentadas a lo largo del r¨ªo Omo en un tramo de centenares de kil¨®metros aguas abajo del embalse hasta la cuenca del lago Turkana.
Las causas del cambio son la modificaci¨®n del r¨¦gimen fluvial, que ha acabado con los aportes aluviales de las inundaciones, fundamentales para la agricultura tradicional; la interrupci¨®n del paso de los nutrientes arrastrados por la corriente del Omo, que ha restado fertilidad al suelo, y la realizaci¨®n de una serie de grandes proyectos agroindustriales que est¨¢ transformando el territorio y la cultura de la comunidades ¨¦tnicas locales, forz¨¢ndolas en algunos casos a trasladarse.
¡°La presa ha acabado con las inundaciones estacionales del r¨ªo Omo, de las que dependen directamente 100.000 ind¨ªgenas para abrevar sus reba?os, pescar y cultivar los campos, mientras que otros 100.000 dependen indirectamente¡±, explica Francesca Casella, del movimiento mundial por los derechos de los pueblos ind¨ªgenas Survival International.
¡°El Gobierno et¨ªope y la empresa constructora no han consultado a las poblaciones que viven aguas abajo antes de poner en marcha los trabajos de construcci¨®n de la presa. Adem¨¢s, hab¨ªan anunciado que habr¨ªa inundaciones artificiales para compensar. Sin embargo, han pasado a?os sin que se haya descargado agua suficiente para preservar los medios de vida de los ind¨ªgenas, y miles de personas est¨¢n en peligro de morir de hambre¡±.
Seg¨²n la Joint Lenders Fact Finding ¨C la comisi¨®n de verificaci¨®n de las asociaciones de inversores encargada en 2009 por la constructora¨C, ¡°el impacto directo imputable al proyecto es m¨ªnimo¡±. Las repercusiones conjuntas del embalse para las poblaciones aguas arriba de la presa, contin¨²a el texto, iban a ser ¡°leves¡± y a ¡°afectar solamente a 58 n¨²cleos familiares rurales con los que se hicieron consultas preventivas¡±.
Nos pusimos en contacto con Salini-Impregilo para averiguar si el Gobierno hab¨ªa solicitado que se llevase a cabo un an¨¢lisis de impacto tambi¨¦n aguas abajo, pero la empresa no ha contestado a los numerosos correos electr¨®nicos enviados.
Agua para las plantaciones
En los planes del Gobierno, sin embargo, no entra solo la electricidad. Como Gibe III es una presa de b¨®veda, ha comportado la creaci¨®n de una imponente cuenca h¨ªdrica de 14 millones de metros c¨²bicos en fase de llenado. La pregunta es qu¨¦ hacer con toda esta agua ¡°domesticada¡± por el dique en una zona dominada por la agricultura de secano. Al parecer, la respuesta son los monocultivos a gran escala, posiblemente relacionados con las plantas para la producci¨®n de biocombustibles. La primera en subirse al tren ha sido Sugar Corporation ¨Cla empresa p¨²blica et¨ªope especializada en la elaboraci¨®n de az¨²car refinado y etanol¨C con el proyecto Omo-Kuraz Sugar Project, una plantaci¨®n comercial de 175.000 hect¨¢reas que beben del embalse de Gibe III para la exportaci¨®n a Europa y China.
Con el fin de hacer espacio a los cultivos de ca?a de az¨²car, pueblos y comunidades enteras han sido desplazados. Seg¨²n la documentaci¨®n de Sugar Corp, se han creado cinco plantas de elaboraci¨®n de az¨²car in situ con el apoyo de empresas chinas como Complant i JJIEC. De las f¨¢bricas (actualmente conectadas a la red viaria solo por pistas de tierra) saldr¨¢n cada a?o 1,3 millones de toneladas de az¨²car y 130.810 metros c¨²bicos de etanol. El combustible se utilizar¨¢ en la cogeneraci¨®n de energ¨ªa que alimentar¨¢ las plantas con 425 megavatios desde el propio emplazamiento e introducir¨¢ m¨¢s de 275 megavatios en la red nacional a trav¨¦s de una l¨ªnea de alta tensi¨®n, financiada por el Banco Mundial, para conectar Gibe III y la futura Gibe IV.
El proyecto ser¨¢ una revoluci¨®n. ¡°Se crear¨¢n 700.000 puestos de trabajo, cinco ciudades de nueva planta y decenas de ¡®pueblos obreros¡¯ para albergar a los trabajadores de las plantaciones¡±, dice la p¨¢gina web de Sugar Coporation. ¡°A las poblaciones locales, sin embargo, la ¡®revoluci¨®n¡¯ les ha tra¨ªdo traslados forzosos, confiscaciones y p¨¦rdida de tierras (sobre las cuales nadie tiene ninguna clase de documento que demuestre la propiedad), comunidades divididas y trabajos agotadores¡±, comenta una fuente de la zona contactada por tel¨¦fono ¨Cuna de las pocas dispuestas a hablar¨C, que para salvaguardar su integridad prefiere no revelar su nombre. ¡°Han confiscado los pocos tel¨¦fonos m¨®viles que hab¨ªa y han convertido la zona en inaccesible para cualquiera. Cuando el proyecto est¨¦ acabado volver¨¢n a abrir las carreteras y todo el mundo se habr¨¢ olvidado de c¨®mo eran antes las cosas¡±.
Incluso la diplomacia ha entrado en acci¨®n para intentar clarificar qu¨¦ hay detr¨¢s de las informaciones de los activistas y el silencio sepulcral del Gobierno et¨ªope sobre las plantas de Gibe III y Kuraz Sugar Project. Una misi¨®n compuesta por representantes diplom¨¢ticos de 28 pa¨ªses donantes de ayuda internacional a Etiop¨ªa ha confirmado en su informe la falta de informaci¨®n a las personas afectadas por los traslados y la ausencia de consultas adecuadas con ellas, as¨ª como el hecho de que decenas de miles de personas se ven o se ver¨¢n obligadas a abandonar su modo de vida tradicional sin alternativas econ¨®micas seguras. No se ha documentado ninguna prueba del uso de la violencia.
En una resoluci¨®n del Parlamento italiano promovida en junio de 2016 por las diputadas Chiara Braga y Lia Quartapelle, queda de manifiesto que en Italia, uno de los principales socios de Etiop¨ªa en comercio y desarrollo, existe una preocupaci¨®n creciente por el impacto de Gibe III y de los proyectos Gibe IV y Gibe V, de futura realizaci¨®n. Las cr¨ªticas al proyecto, afirma el texto, ¡°hacen referencia al impacto socioambiental en el bajo valle del Omo con el traslado forzoso de comunidades ind¨ªgenas enteras y la p¨¦rdida de los medios de vida procedentes de la agricultura de subsistencia¡±.
La resoluci¨®n, por tanto, compromete al Gobierno italiano ¡°a valorar la participaci¨®n de las instituciones italianas en los proyectos de nuevas presas en Etiop¨ªa de acuerdo con el principio de coherencia de las pol¨ªticas de desarrollo, y a sensibilizar en este sentido a los grupos nacionales privados, procurando adquirir elementos nuevos de informaci¨®n conforme las directrices de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) sobre impacto ambiental y antropol¨®gico en cuanto a biodiversidad y derechos de los pueblos ind¨ªgenas¡±.
A petici¨®n de un grupo de asociaciones, el Punto Nacional de Contacto Italiano (PNC) de la (OCDE) ha dado una respuesta oficial sobre si Salini-Impregilo ha respetado las l¨ªneas directrices de la organizaci¨®n. ¡°Despu¨¦s de octubre, el agua ha seguido fluyendo artificialmente¡±, afirma la OCDE en un documento en el que cita el estudio Artificial Flow release ¨C Monitoring activities ¨C Update February 2017 [Descarga artificial de caudal ¨C Acciones de monitorizaci¨®n ¨C Actualizaci¨®n: febrero de 2017], redactado por Studio Pierangeli, socio de Salini. El PNC recomienda que se contin¨²e inundando artificialmente con el fin de ayudar a la comunidad, y que se mantenga abierto un proceso p¨²blico de consulta con el valle.
Pero las ONG que presentaron la petici¨®n a la OCDE no est¨¢n satisfechas con la respuesta. ¡°En cuanto que miembro del Pacto Mundial [la iniciativa de Naciones Unidas para el desarrollo sostenible en el ¨¢mbito empresarial. N. del E.], Salini-Impregilo debe comprometerse a respetar los derechos humanos y asegurarse de no ser c¨®mplice de abusos, ni siquiera indirectamente¡±, explica Francesca Casella. ¡°A falta de mecanismos de reclamaci¨®n, las l¨ªneas directrices de la OCDE parecen el ¨²nico medio que permite pedir responsabilidades a la empresa¡±.
Por lo tanto, ahora la palabra la tienen las oficinas t¨¦cnicas de la OCDE, que podr¨ªan dar una respuesta clara sobre el impacto real del proyecto Gibe en la parte et¨ªope del Omo y valorar los posibles errores de la evaluaci¨®n ambiental.
El impacto en el lago Turkana
Para llegar al lago Turkana, el lago m¨¢s grande del mundo en un entorno des¨¦rtico, situado en el coraz¨®n del valle del Rift, hay que viajar tres d¨ªas en todoterreno desde Nairobi por pistas de tierra, a menudo mal se?alizadas, que solo los gu¨ªas locales saben reconocer. El lago, alimentado por tres r¨ªos (el Omo al norte y el Turkwel y el Kerio al sur), toma su nombre de las tribus n¨®madas de los turkana, el ¡°pueblo del buey gris¡±. A lo largo de sus orillas habitan numerosas tribus, como los daasanach, que viven del pastoreo y la pesca, considerada tab¨² en el pasado. ¡°Pero como el agua escasea cada vez m¨¢s, est¨¢ aumentado el n¨²mero de personas que compiten por los peces del lago Turkana¡±, cuenta Narissa Allibhai, fundadora del movimiento Salvar el Lago Turkana, un grupo comprometido con su defensa.
Detr¨¢s del descenso del nivel del agua se encuentra de nuevo la presa Gibe III. El lago Turkana, declarado patrimonio de la humanidad en el a?o XX, corre el riesgo de desaparecer. Seg¨²n Sean Avery, hidr¨®logo del Centro de Estudios Africanos de Oxford, el lago sufre una extracci¨®n excesiva de agua relacionada con los proyectos agroindustriales alimentados por los embalses de Gibe III y IV.
¡°Es posible que la degradaci¨®n y el descenso del nivel del lago Turkana en Kenia ¨Cde cuyas aguas y reservas pesqueras dependen m¨¢s de 300.000 ind¨ªgenas¨C llegue a un punto cr¨ªtico en pocos a?os¡±, explica Avery en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°El resultado podr¨ªa ser equivalente a la desecaci¨®n del mar de Aral o a la que se est¨¢ produciendo en el mar Muerto y en el lago Chad. Se calcula que la extracci¨®n podr¨ªa reducir en un 50% el r¨¦gimen h¨ªdrico del delta del Omo¡±. Esto comportar¨ªa un descenso del nivel del agua de unos 20 metros (en un lago con una profundidad media de 30 metros). ¡°Podr¨ªa suceder que el lago se dividiese en dos menores, uno al norte alimentado por el Omo, y otro al sur, que sobrevivir¨ªa con el aporte de los r¨ªos Kerio y Turkwel¡±.
Narissa Allibhai ha pasado varios meses en la regi¨®n del Turkana entrevistado a las poblaciones locales para valorar el posible impacto de la p¨¦rdida de agua. ¡°La sequ¨ªa y el descenso del nivel del lago est¨¢n alterando las relaciones entre los grupos ¨¦tnicos. En particular, han aumentado los conflictos entre las comunidades de pescadores, ya que las zonas de pesca han disminuido. Cuanto m¨¢s se reduzca el lago, mayores ser¨¢n los conflictos entre los grupos. Un anciano de un poblado me impresion¨® profundamente con sus palabras. Me dijo: ¡®Si nos morimos de hambre empezaremos a pelear¡¯¡±. Entre los pueblos que han empezado a trasladarse masivamente est¨¢n los daasanach, lo cual ha provocado enfrentamientos cada vez m¨¢s frecuentes en la frontera entre Kenia y Etiop¨ªa. Los daasanach son una tribu de ganaderos que se han visto obligados a convertirse en pescadores para sobrevivir.
Al menos por el momento, el Gobierno keniano se mantiene al margen. ¡°Turkana es una de las zonas m¨¢s aisladas de Kenia. El Gobierno de Mwai Kibaki (sustituido en 2013 por Uhuru Kenyatta) hab¨ªa firmado un acuerdo para importar energ¨ªa hidroel¨¦ctrica de Etiop¨ªa. Por eso, aunque haya abierto una mesa de debate con Ad¨ªs Abeba, no ha emprendido ninguna acci¨®n significativa¡±, prosigue Allabhai. Las presas se siguen multiplicando. Mientras, los grupos ¨¦tnicos del Turkana asisten impotentes a la apropiaci¨®n de su agua y sus recursos.
Koysha y m¨¢s all¨¢
Parece que un nuevo y tr¨¢gico cap¨ªtulo de usurpaci¨®n del agua est¨¢ a punto de a?adirse a la saga del r¨ªo Omo. Mientras que cada vez est¨¢ m¨¢s claro que, en el mejor de los casos, los an¨¢lisis de impacto ambiental de Gibe III realizados (y no realizados) por el Gobierno et¨ªope fueron err¨®neos y subestimaron las repercusiones de la presa, Salini-Impregilo ha firmado con Ethiopian Electic Power (EEP) el comienzo de las obras de Gibe IV.
Se calcula que su precio es de 1.600 millones de euros, que, seg¨²n filtraciones, ser¨¢n financiados por Servizi Assicurativi del Commercio Estero (SACE), una compa?¨ªa financiera controlada al 100% por el grupo Caja de Dep¨®sitos y Pr¨¦stamos, el banco participado mayoritariamente (80%) por el Ministerio de Econom¨ªa italiano. Como ya ocurri¨® con Gibe III, el proyecto ha sido concedido a Salini sin concurso p¨²blico. Gracias a la labor del ingeniero Pietrangeli y al agresivo papel de Salini (que en 2014 se fusion¨® con Impregilo), desde la d¨¦cada de 1970 Italia ha proyectado y construido pr¨¢cticamente todas las principales plantas hidroel¨¦ctricas del pa¨ªs: el grupo Gilgel Gibe, Dire, Legadadi, Little Beles, y por ¨²ltimo, la maravilla de las maravillas, la Gran Presa del Renacimiento et¨ªope.
Aunque los et¨ªopes se han apresurado a comprar masivamente los bonos del proyecto, el grupo Gibe sigue siendo un secreto bien guardado con el fin de concluir sin problemas las centrales hidroel¨¦ctricas IV y V, previstas para 2025.
En opini¨®n de Felix Horne, investigador de campo de Human Rights Watch, las nuevas obras tendr¨¢n m¨¢s consecuencias para la seguridad alimentaria y la calidad de vida en el valle del Omo y alrededor del lago Turkana. ¡°El proyecto aumentar¨¢ a¨²n m¨¢s la extracci¨®n de agua¡±, explica. ¡°Desde que Gibe III empez¨® a funcionar, el nivel del agua ha descendido un metro y medio, lo cual aumenta nuestra preocupaci¨®n¡±.
¡°Las presas Gibe III y IV no son insostenibles por definici¨®n. Nosotros llevamos d¨¦cadas construyendo diques, y el mundo occidental se ha beneficiado de ellos¡±, explica Sean Avery, hidr¨®logo del Centro de Estudios Africanos de Oxford. ¡°En el caso de los et¨ªopes, habr¨ªa bastado con cuantificar correctamente el impacto, para lo cual habr¨ªa tenido que reunirse con las poblaciones afectadas por los proyectos en Etiop¨ªa y en Kenia y haberlas compensado como correspond¨ªa por las p¨¦rdidas que han sufrido¡±. Pero no se ha hecho.
TEXTO: Emanuele Bompan
FOTOGRAF?A: Fausto Podavini
MAPAS: Riccardo Pravettoni
INFOGRAF?A: Federica Fragapane
P?GINA WEB: Gianluca Cecere
AGRADECIMIENTOS:
POR SU APOYO
POR LA COLABORACI?N
Marirosa Iannelli, Universidad de G¨¦nova
Traducci¨®n al espa?ol
NEWCLIPS
edici¨®n
PLANETA FUTURO