El¨ªas Camhaji | M¨¦xico
La inseguridad, la erosi¨®n del tejido social y la impunidad han creado una espiral de violencia que ha hundido a la capital mexicana en el momento m¨¢s sangriento de su historia
Era trabajadora sexual. Fue asesinada a balazos hace dos a?os en el coche de un cliente.
El principal sospechoso, un exmilitar, sigue pr¨®fugo.
Su cuerpo fue encontrado hace cuatro a?os en la parte trasera de su veh¨ªculo. Fue secuestrado, torturado y acuchillado.
No ten¨ªa antecedentes penales.
A los 16 a?os fue levantado en la discoteca Heavens y despu¨¦s apareci¨® descuartizado junto a otros 12 j¨®venes.
Fue la mayor matanza del narco
en Ciudad de M¨¦xico.
Jal¨® el gatillo y mat¨® a un traficante rival en un ajuste de cuentas.
Ambos ten¨ªan 15 a?os.
M¨¢s de 5.000 personas han sido asesinadas en Ciudad de M¨¦xico entre 2013 y lo que va del a?o, seg¨²n el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad P¨²blica (SNSP). Al ritmo de una muerte violenta cada ocho horas. Tres asesinatos por d¨ªa. Como Paola, Mart¨ªn o Jerzy. Como el caso que llena de morbo las portadas de los peri¨®dicos de nota roja . Como el cuerpo cubierto por la ¡°s¨¢bana negra¡± y que no saldr¨¢ esta tarde en las noticias. Como lo que empez¨® en una ri?a y acab¨® archivado en el caj¨®n de una fiscal¨ªa. As¨ª hasta llegar a un aumento del 40% en los homicidios de los ¨²ltimos seis a?os, como documenta M¨¦xico Eval¨²a.
En el estudio 5,013 homicidios en la CDMX. An¨¢lisis espacial para la reducci¨®n de la violencia letal, al que ha tenido acceso EL PA?S como parte de una colaboraci¨®n con varios medios, la organizaci¨®n analiz¨® casos de violencia letal desde 2009 hasta 2016, y geolocaliza calle por calle d¨®nde se mata en la capital del pa¨ªs. La geograf¨ªa del crimen en la mayor¨ªa de los casos tiene relaci¨®n con desorganizaci¨®n social, el hacinamiento y grado educativo de los lugares con m¨¢s homicidios.
Las probabilidades de que un crimen se denuncie y se esclarezca en la capital mexicana son menores al 1% y ocho de cada 10 homicidios no se resuelven, de acuerdo a la organizaci¨®n Impunidad Cero. No hay respuestas r¨¢pidas ni atajos para salir de la crisis. Mientras Ciudad de M¨¦xico se mira en el espejo del momento m¨¢s sangriento de su historia reciente, aparece el reflejo del crimen organizado, del fracaso de las pol¨ªticas de seguridad y del sistema de justicia, pero tambi¨¦n de las carencias sociales, la falta de oportunidades y los estigmas. Tambi¨¦n hay destellos permanentes de corrupci¨®n e impunidad.
La suma de los factores es una espiral de violencia cada vez m¨¢s normalizada en todo el pa¨ªs. Hay hasta agosto de este a?o otros ocho Estados con m¨¢s asesinatos que la capital y otros 22 tienen m¨¢s homicidios dolosos por cada 100.000 habitantes, seg¨²n datos del SNSP.
Fuentes: Envipe (Inegi) 2016-2017, ?ndice estatal de desempe?o de las procuradur¨ªas y fiscal¨ªas (Impunidad cero)
Se pregunta a¨²n Leticia Ponce, la madre de Jerzy Ortiz. Despu¨¦s, guarda silencio. Era junio de 2013. Su hijo y otros 12 j¨®venes de entre 16 y 34 a?os hab¨ªan sido secuestrados hac¨ªa tres meses en la discoteca Heavens, en pleno eje financiero de la capital. La madre de otra de las v¨ªctimas le dijo que los hab¨ªan encontrado, que comprara el peri¨®dico. ¡°Veo el encabezado: ¡®Descuartizados¡¯ y abajo la foto de mi hijo Jerzy en primera plana, no se tientan el coraz¨®n, no saben lo que lastiman a la gente¡±. Se le quiebra la voz. Hay todav¨ªa mucho dolor y muchas dudas: ¡°Ma?ana puedes ser t¨², puede ser cualquiera. Por la inseguridad, por todo lo que est¨¢ arrastrando esto¡±.
- Veo puros huesos, pedazos. Me dijeron: ¡°Esto es su hijo¡±.
Los j¨®venes fueron vapuleados por los medios, criminalizados como narcomenudistas, pero nunca lo comprobaron. Les llamaban ¡°tepite?os¡± de forma despectiva, porque la mayor¨ªa eran del barrio bravo m¨¢s famoso de la capital de M¨¦xico. Era un silogismo perverso, como si se merecieran haber sido desaparecidos, torturados y asesinados por el barrio en el que viv¨ªan, porque eran de Tepito. Pero no los mataron ah¨ª. ¡°La inseguridad la tenemos en todo el pa¨ªs¡ no nada m¨¢s en Tepito, en todos lados te roban, en todos lados te secuestran¡±, dice Ponce, de 53 a?os, sobre el estigma y las etiquetas de todos los d¨ªas, mientras el bullicio se cuela en uno de los negocios de su familia, en el coraz¨®n del barrio.
- ?C¨®mo lo acept¨®?
- Lo ten¨ªa que aceptar, si no iban a decir que estaba loca (¡) Quien ha perdido un hijo,
?c¨®mo va a aceptarlo? No lo vas a aceptar en tu vida, hasta que te mueras.
Han pasado cinco a?os, hay 26 detenidos, pero a¨²n no se sabe por qu¨¦ se los llevaron y los asesinaron. Tres palabras salen en la conversaci¨®n. ¡°?Verdad? Hay miles de preguntas en el aire, las autoridades te hacen un cuento como ellos quieren y m¨¢s en M¨¦xico¡±, reclama Ponce: ¡°?Justicia? No hay justicia, tenemos gente en el reclusorio, ?y?¡±. Por ¨²ltimo, memoria: ¡°?Cu¨¢ndo han dignificado a mi hijo, cu¨¢ndo han dicho nos equivocamos? Porque era un ni?o, un ni?o de 16 a?os¡±.
El 11 de diciembre de 2006, 10 d¨ªas despu¨¦s de asumir el cargo,
el expresidente Felipe Calder¨®n declar¨® lo que se conoce como guerra contra el narcotr¨¢fico.
M¨¦xico registr¨® casi 175.000 homicidios en la primera d¨¦cada de conflicto, seg¨²n datos oficiales.
En 2012 hubo un cambio del partido en el poder, hubo otra estrategia de comunicaci¨®n.
Las cifras repuntaron a finales de 2015.
Se alcanzaron niveles preocupantes en 2016.
En 2017, el pa¨ªs bati¨® todos los r¨¦cords de homicidios dolosos
desde que empezaron los registros p¨²blicos en 1997, hubo 25.339.
Hasta ese a?o, la capital hab¨ªa vivido en su propia burbuja, ajena al terror, en ¡°otro pa¨ªs¡± sin asesinatos a traici¨®n, balaceras ni grandes decomisos. Ciudad de M¨¦xico segu¨ªa su propia din¨¢mica delictiva, sobre todo porque los criminales enfrentaban una presencia del Estado mucho m¨¢s potente y su capacidad de realizar actos de impunidad c¨ªnica era menor¡±, explica el analista en seguridad Alejandro Hope.
Pero el auge de la violencia ya no se explica por la explosi¨®n de los enfrentamientos en dos o tres puntos del pa¨ªs, se?ala Lisa S¨¢nchez, directora de M¨¦xico Unido contra la Delincuencia. ¡°Esta vez es diferente, el cierre de 2017 apunt¨® a un alza generalizada y en todo el pa¨ªs, preocupante en s¨ª misma¡±, comenta S¨¢nchez. Hay inercias nacionales y locales. ¡°El modelo de seguridad p¨²blica de los ¨²ltimos 12 a?os es disfuncional, es una estrategia fallida¡±, apunta Eunice Rend¨®n, especialista en prevenci¨®n del delito: ¡°Hay que hablar de Enrique Pe?a Nieto y Calder¨®n, pero tambi¨¦n de Miguel ?ngel Mancera¡±.
Fuente: M¨¦xico Evalua, 5,013 homicidios en la CDMX
Los focos rojos se mantuvieron en delegaciones (distritos) como Cuauht¨¦moc (en el centro de la ciudad), Gustavo A. Madero (norte) e Iztapalapa y Venustiano Carranza (oriente), pero tambi¨¦n se afianzaron nuevos puntos conflictivos como algunas zonas de ?lvaro Obreg¨®n, Coyoac¨¢n y Tl¨¢huac (en el sur), seg¨²n se desprende del estudio de M¨¦xico Eval¨²a. Mancera, jefe de Gobierno desde diciembre de 2012 hasta marzo de 2018 y antes procurador (fiscal) de la ciudad, entreg¨® en 2017 sus peores cuentas en homicidios dolosos: hubo 1.085. Tambi¨¦n fue el a?o con m¨¢s delitos durante su Administraci¨®n: se abrieron m¨¢s de 204.000 carpetas de investigaci¨®n y m¨¢s de 27.000 por cr¨ªmenes de alto impacto, seg¨²n datos oficiales. M¨¢s violencia, en m¨¢s zonas y ligada a m¨¢s delitos.
¡°Todos los consejos de los que est¨¢n alrededor son: ¡°No te desgastes¡¯, ¡®da vuelta a la p¨¢gina¡¯, ¡®es irremediable¡±, cuenta desconsolado Jorge, de 72 a?os, el padre de Mart¨ªn: ¡°Pero eso es imposible¡ no les ha pasado, no saben lo que se siente¡±. Mart¨ªn fue asesinado en octubre de 2014 y su cuerpo, abandonado a unos 700 metros de la fiscal¨ªa que levant¨® el informe, en la delegaci¨®n Gustavo A. Madero (GAM), en el norte de la ciudad. ¡°Mi hijo era un joven como usted, en plenitud de su vida, integrado en la sociedad¡±, recuerda su padre, que ha pedido el anonimato para ¨¦l y su hijo.
El caso est¨¢ empantanado. No hay detenidos. Las c¨¢maras de seguridad, como las 15.000 que vigilan la ciudad, estaban ¡°descompuestas¡± cuando sucedi¨® el crimen. Eso le dijeron durante las indagatorias. Los polic¨ªas se quejaban de ¡°que no tienen recursos ni vi¨¢ticos¡± para averiguar lo que pas¨®. La investigaci¨®n se inici¨® ¡°por homicidio con arma de fuego¡±, pero ning¨²n arma se dispar¨® seg¨²n la autopsia. Jorge asegura que tuvo que dar dinero para que le devolvieran las pertenencias de su hijo. ¡°Mi vida est¨¢ por terminar y sigo con una gran frustraci¨®n, seguir¨¦ con un nudo en la garganta hasta el ¨²ltimo d¨ªa, pero ser¨¢ m¨¢s terrible si me voy y no se hace justicia¡±, lamenta y dice de cara al dolor: ¡°Yo quiero justicia, quiero cumplir con la memoria de mi hijo, demostrarle que su padre no se cruz¨® de brazos¡±. Mart¨ªn ten¨ªa 34 a?os.
Hombre, 34 a?os en promedio. Eso es lo primero que salta a la vista al ver las estad¨ªsticas de homicidios, seg¨²n los datos que ha recopilado M¨¦xico Eval¨²a entre 2009 y 2016 sobre las v¨ªctimas. La mayor¨ªa se cometieron en Iztapalapa, donde viv¨ªa Mart¨ªn, y en la GAM, donde lo mataron. En 2017 hubo 1.315 muertes por homicidio en la capital, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI). Nueve de cada 10 eran hombres. Es la principal causa de muerte entre varones de 25 a 34 a?os y la segunda entre los que tienen de 15 a 24 a?os. La tendencia se replica para el resto del pa¨ªs.
¡°Los hombres se est¨¢n muriendo en proporciones absurdas¡±, lamenta Rend¨®n. El nexo se agudiza cuando se habla de muertes violentas ligadas al crimen organizado. El 95% de los reos en la capital son hombres, la mitad de ellos tiene entre 18 y 34 a?os, y los varones est¨¢n ligados al 90% de los delitos que se cometen en Ciudad de M¨¦xico, seg¨²n datos del INEGI. Las sentencias reducidas para menores y un c¨²mulo de vulnerabilidades sociales hacen que los j¨®venes se conviertan en ¡°carne de ca?¨®n¡±. ¡°Estamos viendo a chavos desde los nueve a los 12 a?os en los grupos delictivos y a los 15 ya est¨¢n en las grandes ligas del crimen¡±, advierte Saskia Ni?o de Rivera, directora de Reinserta. ¡°Hay una falta de pol¨ªticas p¨²blicas y de oportunidades para los j¨®venes mexicanos¡±, a?ade.
Era ¨¦l o yo, literalmente
Cuenta Gustavo, de 22 a?os. Se toma su tiempo, tiene los ojos bien abiertos. ¡°Fue un ajuste de cuentas, nos est¨¢bamos peleando el punto de venta de la droga y lo tuve que hacer¡±. Se le cierra la garganta, hace una larga pausa y sigue: ¡°Era de noche, lo levantamos en un coche, lo llevamos a una casa en el Estado de M¨¦xico y le metimos unos balazos en la cabeza¡±. Ambos ten¨ªan unos 15 a?os cuando pas¨® todo, viv¨ªan en el mismo barrio, vend¨ªan droga en Tepito. Pero uno era de una pandilla y el otro, de otra. ¡°No quer¨ªa hacerlo, pero sab¨ªa que me la ten¨ªa que jugar porque hab¨ªa amenazado a mi familia¡±.
¡°Empec¨¦ por necesidad, a veces no ten¨ªamos ni para comer, otras veces ve¨ªas que los dem¨¢s ten¨ªan cosas y t¨² no¡±, recuerda Gustavo. Fue reclutado a los 14 a?os. Era bueno para la escuela, pero eran muchas las presiones. Todo estaba muy normalizado: los robos, la droga, la violencia, los problemas en casa. Su madre muri¨® de una enfermedad terminal cuando era ni?o, su padre es alcoh¨®lico. Despu¨¦s de tres a?os en la comunidad para adolescentes de San Fernando regres¨® al barrio y la presi¨®n no ha cedido: ¡°Todav¨ªa me invitan a robar y a matar por dinero, despegarme de todo ha tomado tiempo¡±. Su pandilla lleg¨® a pagar 200.000 pesos (10.000 d¨®lares) por asesinato. M¨¢s de 2.200 salarios m¨ªnimos.
- ?Alguna vez mat¨® por dinero?
- No. Fue solo esa vez. Un ajuste de cuentas es personal.
¡°Cada vez est¨¢n m¨¢s chavos los que van a robar, los que van a matar, no hay nadie que te d¨¦ un consejo, que te oriente, que te d¨¦ una oportunidad¡±, dice frustrado y confiesa: ¡°Es muy duro, a veces me pongo a llorar por la impotencia¡±. La violencia en el barrio ha empeorado y la discriminaci¨®n fuera de ¨¦l, tambi¨¦n. Ser padre de dos ni?os cambia todo. Ellos son su motivaci¨®n para hacer trabajo comunitario, para acabar sus estudios, para salir adelante. ¡°Fui victimario cuando comet¨ª el delito, pero tambi¨¦n v¨ªctima de todo un sistema y si las cosas no cambian, al final los j¨®venes seguiremos pagando todo esto¡±, lamenta.
Las muertes violentas alimentan las estad¨ªsticas igual si se produjeron tras una ri?a en un bar que se sali¨® de las manos o en un enfrentamiento entre sicarios. Por eso, no hay f¨®rmulas al hablar de homicidios, un fen¨®meno sumamente complejo y multifactorial, ya sea como un crimen aislado o como el ¨²ltimo eslab¨®n de una larga cadena de delitos.
La hip¨®tesis de la cartelizaci¨®n de la capital ha cobrado fuerza recientemente, al implicar que grupos del crimen organizado han penetrado y expandido sus operaciones en los ¨²ltimos a?os. Esto ha provocado, seg¨²n esta l¨®gica, enfrentamientos entre bandas, pandillas y c¨¢rteles por controlar territorio y puntos estrat¨¦gicos. Informes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (el equivalente a la Fiscal¨ªa nacional) indican que al menos 11 grupos del narcotr¨¢fico tienen presencia en Ciudad de M¨¦xico. El abatimiento de Felipe de Jes¨²s P¨¦rez El Ojos, l¨ªder del c¨¢rtel de Tl¨¢huac, en julio del a?o pasado tras un operativo del Ej¨¦rcito y la captura en agosto de Roberto Mollado El Betito, cabecilla de la Uni¨®n de Tepito, refuerzan esta teor¨ªa.
¡°Son un grupo violento de narcomenudistas, pero no es crimen organizado¡±, dijo Mancera tras la ca¨ªda de El Ojos. El mantra que ha repetido el Gobierno es que el narcotr¨¢fico no opera a gran escala en la ciudad. ¡°La negaci¨®n de Mancera ha sido irreal y esa negaci¨®n ha permitido que los grupos criminales crecieran y se fortalecieran¡±, dilapida Rend¨®n.
¡°El crimen organizado siempre ha existido en Ciudad de M¨¦xico, lo que ha cambiado es que se comporta de forma m¨¢s agresiva, con el crecimiento de la venta de drogas al menudeo y delitos como la extorsi¨®n¡±, apunta Hope. ¡°Antes te tocaba un encajuelado, un encobijado, ha habido narcofosas desde hace tiempo, pero ahora hay tres o cuatro o cinco casos porque hay m¨¢s gente metida en eso¡±, comenta un reportero de nota roja con m¨¢s de 35 a?os de experiencia. ¡°El tema es que antes si el muerto era narco, la orden era no investigar m¨¢s a fondo¡±, agrega el periodista, que pide no ser identificado.
El narcotr¨¢fico es un tab¨². Y a¨²n quedan muchas dudas sobre el funcionamiento y el alcance de los grupos delictivos. La narrativa de la guerra de c¨¢rteles ha servido como un atajo anal¨ªtico, promovido por las propias autoridades, para explicar una realidad mucho m¨¢s compleja, cuestiona Hope. ¡°Nadie trae un gafete o un c¨®digo de barras, se pueden asignar identidades o pertenencias a ciertos grupos, pero de ah¨ª a pensar que existen jerarqu¨ªas y papeles definidos de cada c¨¦lula criminal es muy distinto¡±, agrega y concluye: ¡°No sabemos cu¨¢l es el motor del alza en homicidios¡±.
Los choques y la pertenencia a grupos criminales solo cuentan una parte de la historia. Hay contextos y factores psicosociales que hacen m¨¢s vulnerables a ciertas comunidades que a otras, coinciden los especialistas. ¡°Hay que hablar de falta de oportunidades laborales, de condiciones de hacinamiento, de la imposibilidad de acceder a bienes y servicios de forma legal, de toda una generaci¨®n biol¨®gica que ha crecido en un ambiente de violencia¡±, expone S¨¢nchez.
74,8%
50,8%
50,3%
29,6%
26,8%
La GAM e Iztapalapa, las dos son zonas con m¨¢s homicidios, tienen en proporci¨®n m¨¢s hogares monoparentales y m¨¢s conflictos familiares con agresiones f¨ªsicas o verbales que la media nacional, seg¨²n una encuesta oficial con m¨¢s de 500.000 participantes para la prevenci¨®n del delito. En la periferia norte de la ciudad hay m¨¢s menores de 29 a?os que tienen que estudiar y trabajar, pero tambi¨¦n m¨¢s j¨®venes que tuvieron que dejar la escuela por falta de recursos o porque los rechazaron y que no encuentran trabajo.
Los j¨®venes de Iztapalapa y Gustavo A. Madero tienen menores expectativas de crecer profesionalmente y de vivir seguros en sus barrios que el resto del pa¨ªs. El n¨²mero de habitantes menores de 29 a?os que aseguran estar expuestos a robos duplica el promedio nacional, los que han sufrido extorsiones o han visto venta de drogas lo triplican y en Gustavo A. Madero el uso de armas de fuego con alta frecuencia es cuatro veces mayor al resto de M¨¦xico, alerta la encuesta. M¨¢s del 70% de los asesinatos de este a?o se han cometido con un arma de fuego, seg¨²n el SNSP. La suma provoca una bola de nieve en las percepciones de riesgo de los j¨®venes maderenses: cinco de cada 10 se sienten inseguros en su barrio, seis de cada 10 en su delegaci¨®n y siete de cada 10 en toda la capital.
¡°Es importante hablar de esto, pero tambi¨¦n no caer en el ¡®determinismo de la miseria¡¯, no podemos meter en la misma bolsa a todos los habitantes¡±, matiza Manuel V¨¦lez, del Observatorio Nacional Ciudadano. La l¨ªnea al hablar de factores de riesgo y criminalizar a los habitantes de estas zonas es delgada. ¡°La violencia es algo con lo que hemos crecido toda la vida, pero muchas veces se nos estigmatiza y discrimina por ser de nuestro barrio¡±, dice un joven de 22 a?os que ha pedido el anonimato y que vive en la colonia (barrio) Ampliaci¨®n Gabriel Hern¨¢ndez, identificada por las autoridades como uno de los focos rojos en la periferia norte. La criminalizaci¨®n y el estigma se ensa?an con los habitantes de las zonas m¨¢s vulnerables, ya sea desde solicitar un trabajo hasta tomar un taxi de regreso a casa.
¡°Hay problemas como en todos lados, pero para conocer la realidad y acabar con la discriminaci¨®n hay que visitar el barrio¡±, afirma el joven. La Ampliaci¨®n Gabriel Hern¨¢ndez es un laberinto de casas de colores, callejones estrechos y escaleras interminables que serpentean sobre el cerro del Guerrero, en la GAM. Es un barrio lleno de vida, con una comunidad que lucha por abrirse paso y que permanece fiel a su identidad, que hace olvidar por momentos que la tensi¨®n es permanente y que la violencia no ha dado tregua. Entre 2009 y 2016 hubo 24 homicidios, seg¨²n datos de M¨¦xico Eval¨²a. Cuatro personas fueron asesinadas en una fiesta el pasado 5 de mayo. El cad¨¢ver de un hombre fue encontrado en una maleta el 22 de mayo. Otro hombre muri¨® a tiros tres d¨ªas m¨¢s tarde.
¡°El coche avanz¨® unos metros y Paola empez¨® a gritar, en ese momento corr¨ª al auto y vi como la mataban a quemarropa¡±, recuerda Kenya Cuevas, su amiga. Tres balazos acabaron con la vida de Paola S¨¢nchez, una trabajadora sexual de 25 a?os. ¡°La mataron el 30 de septiembre de 2016 y desde ese d¨ªa mi vida cambi¨® por completo¡±, confiesa Cuevas, conteniendo las l¨¢grimas.
Esa noche todo sucedi¨® muy r¨¢pido. Cuevas dice que el cliente, un exmilitar que estaba drogado, tambi¨¦n quiso dispararle, pero la pistola se encasquill¨®. Poco despu¨¦s lleg¨® la Polic¨ªa y Cuevas empez¨® a grabar con su tel¨¦fono, acusando al supuesto agresor y pidiendo auxilio para S¨¢nchez, que permanec¨ªa dentro del auto. ¡°?Todav¨ªa est¨¢ viva, por favor! ?Paola, aguanta!¡±, gritaba desesperada Cuevas en el v¨ªdeo, grabado en la c¨¦ntrica calle de Puente de Alvarado.
¡°Desde el principio hubo negligencia de parte del ministerio p¨²blico y tambi¨¦n discriminaci¨®n, desde que llegamos nos dijeron ¡®es que es trabajadora sexual, ?para qu¨¦ pelean tanto si nadie la va a reclamar?¡±, asegura Cuevas. El sospechoso estuvo detenido 48 horas y despu¨¦s lo dejaron libre por falta de pruebas.
¡°El juez argument¨® que hab¨ªa solo dos versiones, la del inculpado y la de la v¨ªctima, pero como la v¨ªctima no dijo qui¨¦n le hab¨ªa disparado en su lecho de muerte, entonces no hab¨ªa un testigo como tal y solo le dio credibilidad a la versi¨®n del imputado¡±, cuenta resignada. El v¨ªdeo no fue incluido en la carpeta de investigaci¨®n y Cuevas fue identificada como ¡°curiosa del lugar¡±, no como testigo. Despu¨¦s de que avanz¨® la investigaci¨®n, se expidi¨® una orden de aprehensi¨®n contra el exmilitar, que lleva casi dos a?os en busca y captura. Cuevas, la denunciante, ha recibido varias amenazas de muerte, mientras el imputado est¨¢ libre. ¡°Todos los d¨ªas pienso en ella, todos los d¨ªas se me viene a la mente d¨®nde estar¨¢ este sujeto y si otras compa?eras est¨¢n en peligro¡±, dice angustiada Cuevas.
Dos meses antes del asesinato de S¨¢nchez hab¨ªa entrado en vigor el nuevo sistema penal acusatorio en la capital. En el papel hubo una reingenier¨ªa del modelo de procuraci¨®n de justicia. La reforma, aprobada en 2008, introdujo juicios orales y soluciones alternativas a los conflictos para agilizar los litigios, as¨ª como mayores garant¨ªas para las partes involucradas, que ataquen los bajos niveles de denuncia y que eviten que inocentes terminen en la c¨¢rcel. ¡°Ten¨ªamos un sistema sumamente corrupto, ahora tenemos a las mismas personas aplicando uno nuevo sin el entrenamiento ni la capacitaci¨®n necesaria para que funcione, realmente es un sistema muy fallido¡±, sostiene Ni?o de Rivera.
Mancera ha asegurado en m¨¢s de una ocasi¨®n que la nueva ley ha creado una ¡°puerta giratoria¡± para los delincuentes, ha disparado los ¨ªndices criminales y ha dificultado la actuaci¨®n de la Polic¨ªa. ¡°Esto ser¨ªa cierto si el nuevo sistema penal solo se hubiera instalado en la capital, pero no estamos viendo estos problemas en otras partes del pa¨ªs¡±, revira V¨¦lez. Los especialistas coinciden en que el principal escollo no es el dise?o del nuevo sistema, sino su aplicaci¨®n. Un cambio que debi¨® haberse producido en ocho a?os, se dio en dos, en el l¨ªmite del plazo establecido. ¡°No se dio la voluntad pol¨ªtica ni el liderazgo necesario por parte del jefe de Gobierno para impulsar el cambio¡±, opina Mar¨ªa Novoa, coordinadora del programa legal de M¨¦xico Eval¨²a.
¡°Nuestro modelo de procuraci¨®n judicial sigue teniendo dos problemas: manejar el volumen de casos, en su mayor¨ªa por delitos que no son graves, versus la resoluci¨®n de casos de mayor complejidad, como los delitos de alto impacto¡±, afirma Novoa. El resultado son ministerios p¨²blicos colapsados. Los asesinatos no se castigan porque muchas veces no se investigan hasta sus ¨²ltimas consecuencias. ¡°Se ha generado una suerte de espiral, cada homicidio adicional reduce la probabilidad de que cualquier homicidio individual sea resuelto¡±, advierte Hope.
¡°El ciclo se repite una y otra vez: mientras la violencia no tenga ning¨²n costo, el incentivo para el criminal es seguirla utilizando¡±, se?ala S¨¢nchez. Matar para robar, matar para que la v¨ªctima no denuncie, matar sin consecuencias. ¡°La violencia extrema es un rasgo de un Estado de derecho fallido¡±, sentencia un informe de M¨¦xico Eval¨²a.
La capital dedic¨® una quinta parte del presupuesto aprobado para este a?o a Seguridad y Justicia, unos 50.000 millones de pesos (m¨¢s de 2.500 millones de d¨®lares). No se gasta m¨¢s en ning¨²n otro rubro, pero eso no se est¨¢ traduciendo en m¨¢s eficacia, pese a tener la tasa m¨¢s alta de polic¨ªas por cada 100 habitantes en el pa¨ªs y la mayor cantidad de trabajadores en sus fiscal¨ªas.
El dinero no est¨¢ llegando a donde se necesita ni ha ayudado a dar m¨¢s herramientas a quienes imparten la ley. Una encuesta de la organizaci¨®n Causa en com¨²n a 197 polic¨ªas de Ciudad de M¨¦xico revela que m¨¢s del 60% gana menos de 10.000 pesos (500 d¨®lares) al mes, m¨¢s del 75% han pagado el uniforme de su bolsillo y casi el 65% considera que hay corrupci¨®n en su corporaci¨®n. La Polic¨ªa de la capital es la peor evaluada en el pa¨ªs en cuanto a las instalaciones necesarias para formar y capacitar agentes, y la pen¨²ltima en establecer controles de confianza y metas claras para evaluar su desempe?o, seg¨²n esa asociaci¨®n. Como respuesta, los habitantes de la capital son los que m¨¢s desconf¨ªan de la justicia penal en todo el pa¨ªs, seg¨²n datos oficiales.
La opacidad en el manejo de recursos, la impunidad, la revictimizaci¨®n de los denunciantes, la deficiencia en las investigaciones, la ausencia de estrategias integrales y la falta de pol¨ªticas efectivas de reinserci¨®n crean una espiral descendente que se alimenta a s¨ª misma. La consecuencia es que los viejos problemas del anterior sistema legal migraron al nuevo y los sectores de la poblaci¨®n que est¨¢n m¨¢s expuestos a la violencia siguen siendo los que m¨¢s dificultades tienen para acceder a la justicia, coinciden los especialistas. Kenya Cuevas ha esperado dos a?os para que se haga justicia. Jorge, cuatro a?os. Leticia Ponce, cinco a?os.
¡°Los abogados solemos decir que en la c¨¢rcel solo est¨¢n los pobres y los pendejos, y eso te habla de un problema mayor¡±, comenta un penalista con m¨¢s de una d¨¦cada de experiencia. El fracaso institucional cierra el c¨ªrculo crimin¨®geno de los homicidios: sin denuncias para los delitos que los preceden, sin resultados para los cr¨ªmenes que se investigan de oficio, sin capacidades ni recursos suficientes para acabar con la impunidad y sin confianza en el sistema por parte de los ciudadanos.
¡°Se ha vuelto normal¡±, cuenta agotado Jorge M¨¦ndez, de 69 a?os. Todav¨ªa vestido de mariachi, a unos veinte metros de la escena del crimen. Doce horas antes, cinco sicarios disfrazados de m¨²sicos acribillaron a 13 personas en Garibaldi, la plaza de la m¨²sica mexicana, una de las m¨¢s famosas y concurridas del pa¨ªs. En pleno centro de la capital, el viernes antes de la noche del grito de Independencia, la celebraci¨®n m¨¢s importante para los mariachis, para los vendedores de comida, para Garibaldi. ¡°Se nota que ven¨ªan a lo que ven¨ªan¡±, dice convencida Aurora, una vecina de 47 a?os: ¡°Esto fue un ajuste de cuentas¡±. El tiroteo dur¨® apenas seis segundos.
La sangre todav¨ªa est¨¢ fresca afuera del peque?o local donde fue el ataque, un supuesto negocio fachada en el que se vend¨ªa droga. Dos plantas m¨¢s arriba de donde estaba el negocio, tres ni?os se asoman t¨ªmidamente a trav¨¦s de una ventana amarillenta. En la calle, otro chavo patea una pelota, a solo unos pasos del cord¨®n policial, y esquiva a una patrulla apostada para resguardar el lugar. Tres turistas rubios pasan sin comprender de qu¨¦ se trata aquello, por qu¨¦ tanta gente se queda parada uno, dos o tres minutos y despu¨¦s hace una foto con el celular. ¡°Como si no pasara nada¡±. Normalizado.
Cuatro veladoras arden a un costado de la zona acordonada, una por cada muerte que se conoc¨ªa hasta ese momento: tres hab¨ªan fallecido en el momento y otro m¨¢s en el hospital. Tres d¨ªas despu¨¦s se supo que hab¨ªan muerto seis personas, cuatro hombres y las dos mujeres que administraban el local. Una de ellas fue identificada como Araceli Ram¨ªrez, de 27 a?os, esposa de un capo que controlaba la venta de droga en Garibaldi, que lideraba el grupo Antiuni¨®n ¨Cuna escisi¨®n de la Uni¨®n de Tepito- y que hab¨ªa sido asesinado en marzo pasado. La otra v¨ªctima era su hermana Cristina Ram¨ªrez, de 22 a?os.
Esa noche no par¨® el mariachi, ni la fiesta ni los tragos en Garibaldi. ¡°La noche apenas empezaba y ten¨ªamos que seguir tocando, ten¨ªamos que sacar el gasto¡±, justifica M¨¦ndez para explicar c¨®mo hab¨ªa sido posible que el movimiento en la plaza hubiera seguido despu¨¦s de que tres motocicletas irrumpieran entre el mar de gente y detonaran 60 cartuchos con sus metralletas a todo el que se les cruzara por el frente.
La hip¨®tesis principal, un enfrentamiento entre dos c¨¢rteles que se disputan el primer cuadro de Ciudad de M¨¦xico: la Uni¨®n de Tepito y los Antiuni¨®n. Las autoridades aseguran que los agresores han sido identificados, pero no han detallado qui¨¦nes eran ni si han sido detenidos. ¡°Todo queda envuelto en este marco de ajustes de cuentas y bandas rivales sin entender que lo verdaderamente importante pasa por la detenci¨®n de los presuntos responsables¡±, lamenta S¨¢nchez. Sin consecuencias. Hasta ahora.
Despu¨¦s retumban las palabras del mariachi M¨¦ndez: ¡°Se ha vuelto normal¡±. Luego, los ecos de la negaci¨®n: ¡°No es crimen organizado¡±. M¨¢s tarde viene a la cabeza el consejo que Kenya Cuevas dio a Paola S¨¢nchez para trabajar en una esquina de la calle Puente de Alvarado, donde fue asesinada a tiros: ¡°Salte de Garibaldi, hay mucho alcohol y mucha droga, es peligroso¡±. Finalmente, el lamento de Leticia Ponce, sin respuestas tras cinco a?os de perder a su hijo Jerzy: ¡°En todos lados te roban, en todos lados te secuestran¡±.
¡°Estamos en un momento en el que las personas parecen reemplazables, desechables, como si no importara que se les arrebate la vida as¨ª¡±, lamenta S¨¢nchez. ¡°Es una foto muy simb¨®lica del estado de la naci¨®n¡ y justo en las fiestas patrias¡±, agrega S¨¢nchez, sobre la ola de inseguridad que azota a M¨¦xico y su capital. Violencia normalizada, violencia que ocho de cada 10 veces no tiene consecuencias.
Hasta agosto de 2018, los ¨²ltimos datos disponibles, la capital registra 1.227 investigaciones por homicidio, pr¨¢cticamente las mismas que en los primeros ochos meses del a?o pasado, seg¨²n la nueva metodolog¨ªa del SNSP. Sin embargo, los homicidios dolosos se han incrementado m¨¢s de un 16% y los que se cometen con arma de fuego m¨¢s de un 20%. Las extorsiones han subido casi un 6%. Los robos, un 15,5%. El narcomenudeo, m¨¢s de un 100%. Todos estos datos son comparados con 2017, hasta ahora, el a?o m¨¢s violento de la capital en dos d¨¦cadas y el que ha registrado m¨¢s delitos en la ¨²ltima Administraci¨®n.
Peor que nunca. Y empeorando. As¨ª es la met¨¢stasis de la violencia en Ciudad de M¨¦xico. Una realidad que muchos no quieren ver y que todos viven y padecen. En la esquina de tu casa. En el altar que pusiste para tu hijo desaparecido. En el coche en el que secuestraron y acuchillaron a tu hijo. En el arma con la que te amenazaron despu¨¦s de que mataron a tu amiga. En los ojos de la gente cuando cinco sicarios vestidos de mariachi acribillaron a todo el que se les pusiera enfrente y t¨² tuviste que seguir trabajando. En la pistola que disparaste cuando ten¨ªas 15 a?os para que a ti no te asesinaran. En el dinero que te ofrecieron para que mataras otra vez y que rechazaste para dar el ejemplo a tus hijos. As¨ª, 5.000 veces m¨¢s, cuando no bastan las palabras, en el peor momento para matar y morir en Ciudad de M¨¦xico.