Clivia, la planta prima de los ajos que florece tanto en el sal¨®n como en la terraza (si le das vacaciones)
Esta lustrosa y decorativa amarilid¨¢cea de origen sudafricano aguanta todas las temperaturas, aunque prefiere el sol indirecto, y para que luzca en todo su esplendor hay que dejar de regarla en oto?o
Una de las alegr¨ªas que puede tener una persona jardinera es la de cuidar de una planta indestructible. Una especie que aguanta condiciones dif¨ªciles de soportar por otros vegetales y que, a pesar de ello, resiste, crece e incluso florece llegado el caso. La clivia (Clivia miniata) entra en esta categor¨ªa. Se trata de una planta sudafricana, por lo que por su origen ya da alguna pista de las condiciones de cultivo. En su regi¨®n crece bajo los ¨¢rboles, y en zonas de grandes arbustivas siempre a la sombra de otros vegetales. Es prima de los ajos (Allium spp.) y de los agapantos (Agapanthus spp.), con los que comparte una anatom¨ªa pareja. Esta familia, la de las amarilid¨¢ceas, es una org¨ªa de colores y de formas para el jard¨ªn y la casa. Adem¨¢s, dentro de sus innumerables g¨¦neros contamos con especies para todos los gustos y para cualquier emplazamiento que a uno se le ocurra.
Las grandes hojas acintadas, carnosas y verde oscuro de la clivia son realmente lustrosas y muy decorativas. Incluso los viveristas potencian este rasgo, generando nuevos h¨ªbridos con hojas m¨¢s anchas o con variegados que la hacen a¨²n m¨¢s atractiva. Si se colocan junto a plantas con hojas verde claro y m¨¢s anchas, las clivias causan un contraste precioso, que tambi¨¦n se puede favorecer con helechos creciendo cerca de ellas. Estos ¨²ltimos, al igual que la protagonista de este art¨ªculo, son amantes de las zonas sin sol directo, en general. Si as¨ª fuera y cuenta con rayos del sol, es conveniente que sean los m¨¢s dulces de la ma?ana. De lo contrario, puede que sus hojas en forma de abanico amarilleen o que incluso se quemen.
Esta planta popular se extendi¨® como la p¨®lvora por toda Europa cuando se describi¨® e introdujo all¨ª en la segunda d¨¦cada del siglo XIX. Y, aunque ya no se comercialice tanto como antes, no es raro encontrarla en viveros y florister¨ªas. Sus flores son otra de las razones de esa popularidad. La cl¨¢sica clivia tiene unas inflorescencias anaranjadas y erguidas con la garganta m¨¢s clara, si bien han surgido multitud de cultivares con colores, desde los amarillentos hasta los rojizos m¨¢s intensos. Tanto en este ¨²ltimo caso como en las variedades anaranjadas, los estambres amarillos contribuyen a la belleza de sus tonos. De su potente tallo floral emerger¨¢n hasta una veintena de estas campanas coloridas.
Para conseguir que florezca hay que respetar una condici¨®n: dejarla descansar y darle vacaciones. De esta forma, estimular¨¢ su floraci¨®n primaveral. Este periodo de descanso comienza a partir de mediados o finales del oto?o, cuando bajan las temperaturas nocturnas. Entonces, dejaremos a la clivia en un lugar en el que est¨¦ a entre 8 y 15 grados cent¨ªgrados. Esto lleva aparejado la gradual disminuci¨®n del riego ¡ªa menor temperatura, menor necesidad de agua¡ª, hasta pr¨¢cticamente dejar secar por completo el sustrato entre esos riegos, y as¨ª hasta que aparezca el tallo floral al comienzo de la primavera. Es entonces cuando pasamos a regarla a gusto, humedeciendo bien todas sus ra¨ªces para favorecer un buen desarrollo de la flor. Eso s¨ª, entonces es importante que el sustrato no permanezca encharcado. Si no respetamos este mencionado descanso, y colocamos la planta en un lugar c¨¢lido durante el invierno, es probable que no florezca.
Mientras la clivia est¨¦ activa, en floraci¨®n y brotaci¨®n de hojas, es fundamental abonarla bien, siempre y cuando sea un abono org¨¢nico bajo en nitr¨®geno. Si cuenta con demasiada cantidad de este componente producir¨¢ muchas hojas y poca o ninguna flor. Los abonos para cactus y otras plantas crasas suelen dar buenos resultados y no es necesario preocuparse por el tama?o de la maceta en donde crece, ya que si sus ra¨ªces est¨¢n un poco prietas se favorece su floraci¨®n.
Cuando veamos que sus gruesas ra¨ªces empiezan a asomar por todos lados, casi como si la clivia se quisiera ir a dar un paseo, ser¨¢ el momento de trasplantarla a un tiesto mayor. Es el momento en el que se puede aprovechar para separar algunas de sus hijas, tanto para aumentar la colecci¨®n como para regalarlas. Tambi¨¦n se puede reproducir de semilla, aunque muchas personas prefieren cortarle los frutos para que la clivia no se desgaste en exceso y vuelva a florecer bien al a?o siguiente. En el caso de sembrarla, en cambio, hay que tener en cuenta que tardar¨¢ unos tres o cuatro a?os en montar sus primeras flores. Todo es bello en esta especie muy longeva, con la que podemos compartir momentos tanto en nuestro sal¨®n como en la terraza o el jard¨ªn.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.