Miedo a la verdad
El caso Merlos enlaza coraz¨®n y pol¨ªtica adem¨¢s de convertir un tri¨¢ngulo amoroso en un sainete
Llevo el confinamiento mejor que muchos de mis amigos y se debe a que me he enganchado a Mercado Central, uno de los culebrones vespertinos de Televisi¨®n Espa?ola. Su estilo de neorrealismo mediterr¨¢neo con el que enlaza los sentimientos y secretos de sus personajes me hace pasar la hora de la siesta con un agradable sabor socialdem¨®crata. Hasta que esta semana la telerrealidad volvi¨® a ganar a la ficci¨®n con el estallido del caso Merlos y la comparecencia d...
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Llevo el confinamiento mejor que muchos de mis amigos y se debe a que me he enganchado a Mercado Central, uno de los culebrones vespertinos de Televisi¨®n Espa?ola. Su estilo de neorrealismo mediterr¨¢neo con el que enlaza los sentimientos y secretos de sus personajes me hace pasar la hora de la siesta con un agradable sabor socialdem¨®crata. Hasta que esta semana la telerrealidad volvi¨® a ganar a la ficci¨®n con el estallido del caso Merlos y la comparecencia de una de las protagonistas del esc¨¢ndalo, Marta L¨®pez, en S¨¢lvame.
El apasionado y apasionante caso Merlos tiene varias aristas. Enlaza coraz¨®n y pol¨ªtica pero no se ventila en la prensa m¨¢s establecida de esos ¨¢mbitos. ?HOLA! no le presta atenci¨®n a la noticia, Semana y Lecturas la llevan en su portada. Sus implicados colaboran en distintas ¨¢reas de Telecinco, incrementando las audiencias desde el fenomenal estallido del esc¨¢ndalo y es a trav¨¦s de esos programas donde podemos seguir la gesti¨®n del mismo al minuto. Una gesti¨®n mucho m¨¢s coherente en su manejo del suspense que la de los pol¨ªticos ante la pandemia. Paso a paso, pr¨®rroga a pr¨®rroga, van convirtiendo un tri¨¢ngulo amoroso en un gran sainete sobre los modos y costumbres de la reci¨¦n estrenada extrema derecha espa?ola S.L., bajo la que operan de una forma u otra sus protagonistas. Alfonso Merlos es un colaborador televisivo engominado, apuesto y murciano, vinculado a Vox. Su novia ¡°oficial¡± es la famosa Marta L¨®pez (querida excompa?era de Cr¨®nicas Marcianas) y una incipiente reportera de celebrities, Alexia Rivas, la chica, la joven. Merlos tambi¨¦n es responsable de comunicaci¨®n del Colegio de Abogados de Madrid (muy bien pagado seg¨²n afirmaron en S¨¢lvame).
Merlos se encontraba teletransmitiendo una rutinaria arenga antigubernamental, desde su casa, cuando detr¨¢s de ¨¦l se vio pasar, en ropa interior, a la joven Alexia Rivas. Nadie recuerda el blablabl¨¢ de Merlos pero de la indumentaria de Rivas se dice de todo. Marta L¨®pez, fiel a su avispado personaje medi¨¢tico, agit¨® el avispero: ¡°S¨¦ qui¨¦n es ella¡±. Era una amiga suya. Despu¨¦s de Alexia muchos hicieron el chiste f¨¢cil que su nombre suena igual que el asistente personal virtual de Amazon. ?El esc¨¢ndalo de la cuarentena!, titul¨® la revista Diez Minutos. Merlos, L¨®pez y Rivas estar¨ªan dejando al descubierto que lo que esa nueva derecha acusa, fustiga y se?ala, se practica en sus casas y, adem¨¢s, con se?ales de saltarse el confinamiento.
S¨¢lvame, m¨¢s alerta y r¨¢pida que ninguna instituci¨®n del Estado, invit¨® a L¨®pez a su confesionario Deluxe para un test. Antes, una estad¨ªstica confirmaba que se hab¨ªa disparado la venta de lencer¨ªa para estar en casa. L¨®pez estuvo soberbia en su aparici¨®n, tan bronceada como Lana Turner cuando acudi¨® a declarar por el homicidio de su amante en el Hollywood de los a?os cincuenta. ¡°Tienen miedo, Jorge Javier¡±, declar¨® L¨®pez, melodram¨¢tica. ¡°?De qu¨¦?¡±, pregunt¨® Jorge Javier, el presentador con nombre compuesto, tan de telenovela. ¡°Tienen miedo a la verdad¡±, zanj¨® L¨®pez y el share y yo nos subimos al techo.
Nuestro Merlosplace, como han rebautizado en S¨¢lvame al caso, con su moral provisional nos lleva a pensar si no ser¨¢ m¨¢s confortable y divertida de lo que cre¨ªamos la vida en la extrema derecha S.L. Me hubiera gustado interrumpir a Marta L¨®pez mientras contaba que Merlos siempre guarda un rosario cerca, pese a acumular casi tantas novias como Avemar¨ªas, para preguntarle si Alfonso duerme con el pelo tan engominado como aparece en pantalla. Asumo, sin culpa, que no sabr¨ªa dormir con tanta caspa y tanta laca encima.