La vida an¨®nima de Marta Ch¨¢varri
La que fuera una de las ¡®socialit¨¦s¡¯ m¨¢s famosas por sus matrimonios con Fernando Falc¨® y Alberto Cortina lleva ahora una existencia alejada del foco medi¨¢tico cumplidos los 60 a?os
Marta Ch¨¢varri Figueroa ocupaba portadas todas las semana en los a?os 80 y 90 por sus idas y venidas y por sus matrimonios con Fernando Falc¨® y Alberto Cortina. La muerte del primero el pasado d¨ªa 20 ha colocado de nuevo el foco medi¨¢tico sobre ella pese a su deseo de pasar inadvertida. Lleva casi 25 a?os alejada de la vida p¨²blica. ¡°Dej¨¦ de acudir a fiestas y me apart¨¦ de los focos porque no pod¨ªa soportar la fama ni a la prensa. Fue insoportable. No me compensa la popularidad, no quiero protagonismo ninguno. Ya lo tuve y acab¨¦ harta, por eso me retir¨¦", dijo en 2011 en la que fue su ¨²ltima gran declaraci¨®n. Un silencio que solo ha roto hace unos d¨ªas para decir: ¡°Estoy triste por lo de Fernando, pero estoy bien¡±. Con Falc¨® tuvo a su ¨²nico hijo ?lvaro, el futuro marqu¨¦s de Cubas.
En los a?os de esplendor de Marta Ch¨¢varri, representaba un aire nuevo en la aristocracia espa?ola. Fue probablemente la primera it girl pero sin olvidar su parentesco con el conde de Romanones. Su matrimonio con Fernando Falc¨® la coron¨® definitivamente. Estuvieron casados siete a?os hasta que lleg¨® la separaci¨®n en 1989, despu¨¦s de que saliera a la luz su relaci¨®n extramarital con Alberto Cortina. El inter¨¦s por ella rivalizaba con el que despertaba Isabel Preysler, que curiosamente estaba casada con el otro Falc¨®, el marqu¨¦s de Gri?¨®n.
Pero Marta Ch¨¢varri decidi¨® dejar la conservadora vida de arist¨®crata para vivir otra m¨¢s excitante junto al financiero Alberto Cortina. La pareja fue fotografiada saliendo de un hotel de Viena. El esc¨¢ndalo estall¨®, lleg¨® el divorcio y la p¨¦rdida de la custodia de su hijo que qued¨® en manos del marqu¨¦s de Cubas. En ese tiempo convulso adem¨¢s se publicaron unas fotos de ella sentada en una discoteca en las que se apreciaba que no llevaba ropa interior. El asunto fue portada del desaparecido semanario Intervi¨². Hasta la prensa internacional se hizo eco: ¡°The knickerless marchioness¡± (La marquesa sin bragas), titul¨® un tabloide brit¨¢nico. Ella confes¨® despu¨¦s la verg¨¹enza que pas¨®.
Ch¨¢varri demand¨® a Intervi¨² y la publicaci¨®n tuvo que pagarle 34 millones de pesetas (204.000 euros) por violar su intimidad. Su relaci¨®n con Cortina tambi¨¦n vivi¨® otros tiempos dif¨ªciles. En noviembre de 1989, demand¨® a la revista ?poca tras la publicaci¨®n de di¨¢logos ¨ªntimos entre ella y su nueva pareja. En 2002, el Tribunal Constitucional sentenci¨® que la revista hab¨ªa ¡°da?ado la imagen social y afectado negativamente a la reputaci¨®n y el buen nombre¡± de la arist¨®crata. Un a?o despu¨¦s, la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo conden¨® a la revista Diez Minutos a pagarles 30.050 euros (cinco millones de pesetas) al matrimonio por publicar en 1993 unas declaraciones de un exempleado de la pareja en las que comparaba a Ch¨¢varri con Alicia Koplowitz, la primera esposa del financiero, y dec¨ªa que la primera se levantaba m¨¢s tarde y proced¨ªa ¡°de clase m¨¢s baja¡±.
Tras el divorcio de Alberto Cortina de Alicia Koplowitz y de Marta Ch¨¢varri de Fernando Falc¨®, la nueva pareja oficializ¨® su relaci¨®n. Estuvieron casados de 1991 a 1995. Y, de nuevo las relaciones familiares se mezclaron: el marqu¨¦s de Cubas se casaba con Esther Koplowitz.
Desde hace muchos a?os Marta Ch¨¢varri lleva una vida casi an¨®nima. El desamor primero, el deseo de escapar de la prensa y un accidente han presidido su existencia en esta ¨²ltima ¨¦poca. Fue hace seis a?os cuando sufri¨® un accidente dom¨¦stico, por el que tuvo que ser operada de la mand¨ªbula y del ojo como consecuencia de un resbal¨®n en el ba?o. El percance le caus¨® una leve par¨¢lisis facial.
Ha tenido alguna pareja m¨¢s pero ha vivido la relaci¨®n de espaldas a la prensa. Ahora se dedica a pintar, a hacer collages, a viajar y a su familia. Su hijo ?lvaro es su prioridad.
Estos d¨ªas los fot¨®grafos est¨¢n apostados en la puerta de su casa. Refugiada tras unas gafas de sol y protegida por una mascarilla intenta pasar inadvertida y poder recuperar de nuevo el anonimato.
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