El ¡®chiqui-show¡¯
Este t¨¦rmino se ha acu?ado para denominar lo que resulta desconcertante como lo sucedido en el Capitolio o el divorcio de Kim Kardashian
Mis amigos de Miami mantienen un chat donde han acu?ado el t¨¦rmino chiqui-show para denominar todo aquello que resulta desconcertante, desordenado, absurdo o aberrante. Un poco como lo sucedido en el Capitolio el 6 de enero, con los trumpistas asaltando el Congreso arengados por las falsas acusaciones de robo de elecciones que propag¨® machaconamente el propio Trump. Algo similar a lo que ocurri¨® en un centro comercial de M...
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Mis amigos de Miami mantienen un chat donde han acu?ado el t¨¦rmino chiqui-show para denominar todo aquello que resulta desconcertante, desordenado, absurdo o aberrante. Un poco como lo sucedido en el Capitolio el 6 de enero, con los trumpistas asaltando el Congreso arengados por las falsas acusaciones de robo de elecciones que propag¨® machaconamente el propio Trump. Algo similar a lo que ocurri¨® en un centro comercial de M¨¢laga con la presencia de Kiko Rivera disfrazado de Rey Mago y cientos de kikoriveristas desafiando en tromba cualquier protocolo sanitario. Chiqui-show por todas partes, tantos como para concluir que ya no vivimos ni normalidad ni anormalidad. Solamente encadenamos chiqui-shows.
Mientras observaba las im¨¢genes del asalto al Capitolio, los trumpistas vestidos como para ir al Burning Man (rave alborotada en Arizona) o al festival vikingo de Catoira, intentaba explicar en el chat que lo ¨²nico a lo que lo pod¨ªa comparar era al fallido golpe de Estado de febrero del 81 en Espa?a, porque los hemiciclos se me hicieron escenarios parecidos. Ambos tienen moqueta y diputados (a los americanos les llaman congresistas) y ese tipo de escenograf¨ªa en herradura que resiste muy bien los eventos ca¨®ticos que pueden propiciarse en su interior. Mis amigos lamentaban lo que proclamaban como la peor imagen para la primera democracia del mundo. Yo percib¨ªa algo distinto: Donald Trump representa mucho de lo que su pa¨ªs tiene dentro. Es un embajador de ese populismo que con la ayuda de las redes sociales no necesita ideolog¨ªa, sino un eslogan. Una argucia, un tuit para convencer a muchos a escalar paredes de cemento, desafiar la ley arengando que est¨¢n para reordenar la ley y el orden.
Las redes sociales dicen no tener ideolog¨ªa pero tejen el nuevo populismo, donde la verdad se deforma, enreda y multiplica hasta convertirse en propaganda que alguien como Trump puede usar como munici¨®n. Lo reflejan las im¨¢genes del asalto al Capitolio estadunidense, un edificio que intenta recordar elementos del Foro romano. No hay nada que fascine m¨¢s a los estadunidenses cultos que la Roma antigua. Trump es bruto pero no es C¨¦sar. Pero mientras pueda propagar su discurso y sus ideas, la vida pol¨ªtica ser¨¢ una sucesi¨®n continua, nefasta, de chiqui-shows.
Cuando Trump le pidi¨® a sus hooligans que volvieran a casa, mis amigos del chat ya prefer¨ªan hablar de otro chiqui-show, esta vez el del posible divorcio de Kim Kardashian. Kim es una celebridad mundial por su programa de telerrealidad. Al igual que Trump, tiene el poder de convocar y convencer. Ella lo hace principalmente con el argumento de su f¨ªsico y su habilidad para hacer dinero r¨¢pido. As¨ª como Trump tiene el verbo agresivo y la piel violentamente naranja, Kardashian tiene, entre su culo y su pecho, una vida de opulencia, vulgaridad y drama personal. Ahora podr¨ªa divorciarse del millonario rapero Kanye West ya que este le habr¨ªa sido infiel con una persona no binaria, una nueva belleza sin g¨¦nero definido. Ingredientes esenciales para un chiqui-show en toda regla. Las redes compart¨ªan im¨¢genes del asalto al Capitolio con las del sobresalto de la nueva relaci¨®n del marido de Kim. Parece que Kanye puede ser infiel a su esposa pero muy fiel a su gusto est¨¦tico por personas con f¨ªsicos propicios al chiqui-show.
Podr¨ªa decirse que Cantora es un chiqui-show de larga duraci¨®n. Y la Zarzuela, tambi¨¦n. Igual o m¨¢s jugosos que los de los Trump y Kardashian, porque entran y salen m¨¢s personajes en situaciones inesperadas. Cuando Paola Domingu¨ªn, vestida con un traje de su madre, Luc¨ªa Bos¨¦, declar¨® en S¨¢lvame que su marido Jose Coronado le confirm¨® que estaba enamorado de Isabel Pantoja, en el a?o 90, ella le reconfirm¨® que se fuera entonces con ese nuevo amor. En ese instante pens¨¦: ?Bueno, el chiqui-show puede tener su punto did¨¢ctico! Podemos aprender de ellos y quiz¨¢s por eso tambi¨¦n los necesitamos.