El revolucionario coche con ¡°cara de rana¡± que se convierte en obra de arte por su 30 aniversario
Renault Twingo celebra su trig¨¦simo cumplea?os con un prototipo de piel transparente ideado por la c¨¦lebre dise?adora holandesa Sabine Marcelis
Cuando el Renault Twingo se present¨® por primera vez en p¨²blico en el Sal¨®n de Par¨ªs, en octubre de 1992, brot¨® una fiebre. Se habl¨® de twingoman¨ªa: todo el mundo quer¨ªa ver aquel coche con cara de rana y colorido rabioso. Se estim¨® entonces que un 20% de los visitantes de la feria estaban all¨ª solo por ese motivo. Aquellos afortunados hab¨ªan asistido en directo al nacimiento de un icono.
Hay algo parad¨®jico en todo icono. Si algo los caracteriza es su capacidad para representar el aire del tiempo en el que nacieron, al mismo tiempo que desaf¨ªan sus preceptos y contribuyen a redefinirlos. La dise?adora y artista holandesa Sabine Marcelis (37 a?os), que acept¨® el peliagudo encargo de reconfigurar la apariencia del Renault Twingo, entendi¨® pronto esta premisa. ¡°Ese coche iba contra muchas cosas que estaban adoptando otros de la misma ¨¦poca¡±, explica a ICON Design. ¡°Para mucha gente fue su primer coche, lo que genera nostalgia, pero sobre todo ha sido capaz de reinventarse a lo largo de los a?os, y por eso ha mantenido su relevancia despu¨¦s de 30 a?os¡±.
Este a?o se han cumplido las tres d¨¦cadas de vida de este monovolumen al que haber roto con muchas ideas preconcebidas no le impide representar con fidelidad la est¨¦tica de los a?os noventa, al menos en su configuraci¨®n original. Para celebrarlo, la compa?¨ªa automotriz francesa decidi¨® pedir a Sabine Marcelis que reinventara su dise?o. No era una elecci¨®n evidente: Marcelis, que ha colaborado con otras marcas como Ikea, C¨¦line o Stella McCartney, ha alcanzado notoriedad gracias a sus enigm¨¢ticas y sofisticadas instalaciones con efectos lum¨ªnicos, donde se consiguen atm¨®sferas envolventes gracias a la combinaci¨®n de materiales transparentes y opacos. Su Twingo, presentado el pasado mes de junio en Par¨ªs, se mantiene fiel a estos principios. Ofrece un exterior monocromo y trasl¨²cido, casi nacarado, que permite adivinar los elementos estructurales. En el interior, los tonos rojizos y rosados parecen remitir a un organismo vivo, sensaci¨®n a la que contribuyen detalles como el volante transparente. Y, en ambos casos, las luces generan una peculiar sensaci¨®n ambiental. ¡°Me gusta siempre hacer dise?os que no lo revelen todo a primera vista, que requieran ser descubiertos desde todos sus ¨¢ngulos¡±, explica la dise?adora. ¡°Aqu¨ª lo hice creando casi como una concha en el exterior que ocultara y desvelara el cuerpo estructural dependiendo del ¨¢ngulo desde el que se observe, y que cambie seg¨²n c¨®mo le impacta la luz. Es un dise?o din¨¢mico a trav¨¦s del uso de los materiales, de forma que, incluso cuando el coche no est¨¢ en movimiento, lo parece¡±.
Al mismo tiempo, se han mantenido la mayor parte de los elementos que hacen reconocible al Twingo de toda la vida: ¡°Mantuvimos intacta la silueta, y tambi¨¦n muchos de los elementos que lo hicieron ic¨®nico. Como los ojos de rana del dise?o original, o la franja intermitente naranja que hemos colocado debajo de los faros. Tiene la misma forma, pero hicimos que la luz apareciera a trav¨¦s de un filtro de material. As¨ª que es lo mismo visto desde una luz distinta, literalmente¡±.
La historia del Twingo permite entender el propio fen¨®meno. En 1987, Raymond L¨¦vy, nuevo presidente de Renault (en sustituci¨®n de Georges Besse, asesinado por el grupo terrorista Action Directe), fich¨® a Patrick Le Qu¨¦ment, reci¨¦n salido de su competidor Ford, como m¨¢ximo responsable de dise?o de la compa?¨ªa. Quer¨ªa revitalizar su imagen y, con ello, dar un impulso a las aletargadas ventas del gigante franc¨¦s. Quer¨ªan sustituir los tradicionales R4 y R5, coches de precio reducido destinados a vender muchas unidades. En 1990, obtuvieron buenos resultados con el lanzamiento del Clio, pero Le Qu¨¦ment pensaba que hac¨ªa falta crear otro utilitario m¨¢s peque?o, as¨ª que rescat¨® un antiguo proyecto guardado en un caj¨®n, y lo asign¨® al entonces joven dise?ador de la casa Jean-Pierre Plou¨¦ (que despu¨¦s entrar¨ªa a trabajar en Volkswagen, Ford y Citro?n). M¨¢s tarde entrar¨ªa en el proyecto otro dise?ador, Yves Dubreil. Tras varios intentos, Le Qu¨¦ment y su equipo lograron un coche peque?o y muy barato de producir, y por tanto perfecto para los planes de la compa?¨ªa. Insatisfecho con su apariencia frontal, que encontraba aburrida, Le Qu¨¦ment acab¨® dise?¨¢ndola ¨¦l mismo, con unos faros semejantes a ojos saltones y una franja entre ellos que recorr¨ªa horizontalmente el guardabarros, logrando que el conjunto recordara a una rana sonriente. Lo que quiz¨¢ podr¨ªa interpretarse como un gui?o ir¨®nico al car¨¢cter de emblema nacional de Renault: frog, rana, es como los angloparlantes suelen referirse a los franceses de forma despectiva, como en castellano se emplean los t¨¦rminos gabacho o franchute.
Convertir un coche en una especie de mascota era una idea arriesgada, que contradec¨ªa la idea asumida del coche como algo serio, perteneciente al universo adulto. Al fin y al cabo, la compra de un veh¨ªculo ha supuesto para muchas personas un rito de paso a la mayor¨ªa de edad. Pero tambi¨¦n es cierto que en los a?os noventa se extendi¨® un clima de optimismo y desenfado que hac¨ªa a algunos sectores receptivos a nuevas propuestas. Al parecer, las presentaciones y tests internos arrojaron resultados contradictorios que revelaban esa extrema divisi¨®n entre quienes lo encontraban brillante y quienes lo detestaban. Era, por tanto, cualquier cosa menos aburrido.
Fue bautizado Twingo como contracci¨®n de los nombres de tres bailes, twist (fren¨¦tico y disruptivo), swing (alegre y din¨¢mico) y tango (ecl¨¦ctico y sensual). Su imagen reun¨ªa todos estos rasgos; irradiaba un halo fresco, sorprendente y moderno, y no se parec¨ªa a nada que hubiera en el mercado en aquel momento. Se fabric¨® originalmente en cuatro colores, todos ellos vibrantes y saturados, t¨ªpicos de principios de los noventa: amarillo, rojo, verde y azul ultramar. Y su interior estaba dotado de una alegre tapicer¨ªa estampada y detalles en color verde brillante. Adem¨¢s, los asientos traseros eran deslizables para dar m¨¢s espacio al maletero, algo fundamental en un coche de reducidas dimensiones, 3,43 metros de largo. Peque?o por fuera pero espacioso por dentro, sus dise?adores hab¨ªan logrado la cuadratura del c¨ªrculo.
El stand de Renault el Sal¨®n del Autom¨®vil parisiense de 1992 registr¨® llenos continuos, y cuando Le Qu¨¦ment se paseaba por la cuidad conduciendo el nuevo veh¨ªculo, la gente se quedaba mir¨¢ndolo asombrada. ¡°Solo me hab¨ªa pasado antes con un Ferrari, pero, ?qu¨¦ merito tiene eso?¡±, declar¨®.
Cuando en 1993 al fin se comercializ¨® el Twingo, las cifras de ventas estuvieron a la altura de las expectativas. En los cuatro primeros a?os se alcanz¨® el mill¨®n de unidades vendidas. En los siguientes a?os se aplicaron algunas modificaciones menores en el dise?o, se mejor¨® el motor y se lanzaron versiones como la Initiale de 2000, m¨¢s lujosa en cuanto a materiales. En 2007 apareci¨® el Twingo II, que perdi¨® la caracter¨ªstica sonrisa de rana ideada por Le Qu¨¦ment. Y en 2014 lo sustituy¨® la tercera generaci¨®n del Twingo, inspirada tanto en el modelo original como en el Renault 5. En 2021 se anunci¨® que esta ser¨ªa la ¨²ltima versi¨®n en producirse.
La pujanza de los coches el¨¦ctricos hacia donde se dirige el previsible futuro del automovilismo presenta nuevos requisitos de dise?o. La creaci¨®n de Sabine Marcelis, por cierto, es un prototipo que no se prev¨¦ comercializar. ¡°El futuro ser¨¢n coches sostenibles con un uso de los materiales m¨¢s inteligente¡±, vaticina la dise?adora. ¡°Es importante se?alar que mi Twingo no es una visi¨®n del futuro de los autom¨®viles, sino una interpretaci¨®n puramente art¨ªstica destinada a resaltar los elementos ic¨®nicos y volver a imaginar el autom¨®vil. Es un concepto que permite algo de fantas¨ªa y no apunta espec¨ªficamente a la producci¨®n real¡±.
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