Cuando so?ar con festivales se convierte en pesadilla: ilusi¨®n y ansiedad ante la idea de recuperar la vida social
Con el relajamiento de las restricciones y el avance de las vacunas se reactivan los encuentros, pero no todo el mundo quiere llevar una vida id¨¦ntica a la que ten¨ªa en 2019
Desde hace unas semanas, Alberto, enfermero de 31 a?os, tiene una pesadilla recurrente. Sue?a que se quiere ir del Primavera Sound pero todo el tiempo acaba volviendo, y lo que se encuentra cuando llega, contra su voluntad, al recinto del F¨°rum de Barcelona va cambiando. Unas veces es una feria, como las de su pueblo. Otras, una especie de parque acu¨¢tico. En el sue?o, lo ¨²nico que ¨¦l quiere es irse a su casa, pero no puede. Y encima sus amigos le dice...
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Desde hace unas semanas, Alberto, enfermero de 31 a?os, tiene una pesadilla recurrente. Sue?a que se quiere ir del Primavera Sound pero todo el tiempo acaba volviendo, y lo que se encuentra cuando llega, contra su voluntad, al recinto del F¨°rum de Barcelona va cambiando. Unas veces es una feria, como las de su pueblo. Otras, una especie de parque acu¨¢tico. En el sue?o, lo ¨²nico que ¨¦l quiere es irse a su casa, pero no puede. Y encima sus amigos le dicen: ¡°Ay, no seas rancio¡±. Entonces, se despierta y se alegra de que su ¨²nico plan para este fin de semana sea regar las plantas y cenar con un amigo que hace tiempo que no ve. No hace falta psicoanalizarse, cree Alberto, para entender lo que le est¨¢ diciendo el sue?o: que tiene miedo a volver a la vida social prepand¨¦mica.
Los meses de confinamiento duro y el semienclaustramiento posterior obligaron a personas de todas las edades y condicionantes a replantearse sus prioridades. Se perdi¨® la figura del conocido y el saludado, desapareci¨® todo flirteo que no fuese previamente programado por aplicaciones de citas, y el contacto social se redujo para casi todo el mundo a compa?eros de trabajo y un grupo muy reducido de amigos muy cercanos. Era f¨¢cil elegir qu¨¦ hacer porque nunca hab¨ªa mucho que hacer, sobre todo fuera de la Comunidad de Madrid, donde el ocio ha estado restringido hasta hace un mes. ?Y ahora? Se habla del desenfreno pospand¨¦mico, del verano lujurioso que se supone que espera a los que se divorciaron durante la pandemia, pero no tanto de la ansiedad que genera la vuelta del famoso FOMO (siglas de Fear of missing out, el miedo a estar perdi¨¦ndose algo), la sensaci¨®n de que todo el mundo lo est¨¢ haciendo todo mejor. Que van a mejores sitios, con mejores amigos, que comen mejor y escuchan mejor m¨²sica.
¡°Miles de cosas que llevaba bien cuando no hab¨ªa vida social se me han ido un poco de las manos. Volver a aprender a equilibrar todo est¨¢ siendo dif¨ªcil¡±, admite Ainhoa Marzol, comunicadora de 27 a?os. Cree que mientras duraron las restricciones se dedic¨® a expandir su carga de trabajo ¡°a l¨ªmites sobrehumanos¡±. ¡°Porque, total, tampoco pod¨ªas hacer nada con ese tiempo. Dentro de lo que cabe, no se estaba tan mal. Y las personas introvertidas hemos tenido una relaci¨®n peculiar con la pandemia. No hac¨ªamos tanto el rid¨ªculo en redes sociales como la gente extrovertida que ha estado perdiendo la cabeza en directo¡±.
A esa ansiedad hay que sumar otra: el miedo a desaprovechar la oportunidad de empezar de nuevo. Un art¨ªculo reciente en The New York Times levant¨® una (l¨®gica) pol¨¦mica al plantear que la pospandemia ofrec¨ªa una oportunidad ¨²nica para purgar el ¡°paisaje de amigos¡±, quedarse con los m¨¢s productivos y eliminar aquellos que no fomentan lo mejor de nosotros. El aspecto m¨¢s comentado de la pieza fue la sugerencia de que tener amigos obesos puede fomentar la obesidad y tener amigos exitosos incentiva el ¨¦xito. A muchos lectores (y a no lectores que simplemente vieron capturas del art¨ªculo por Twitter) les escandaliz¨® esta concepci¨®n entre la autoayuda (¡°s¨¦ tu mejor t¨²¡±) y el turbocapitalismo.
En realidad, se ofrec¨ªan algunos consejos m¨¢s razonables por parte de psic¨®logos, soci¨®logos y antrop¨®logos evolutivos, como apartar a aquellos conocidos que no se alegran de nuestros ¨¦xitos o que sienten una nube de schadenfreude (alegr¨ªa por la desgracia ajena) cuando algo nos va mal. De manera natural, es posible que la pandemia los haya eliminado y no ser¨ªa necesario hacer nada por reincorporarlos al c¨ªrculo ¨ªntimo. Como persona que pasa mucho tiempo en internet, en realidad Marzol no ha reducido su c¨ªrculo durante la pandemia, sino que lo ha expandido de manera estrat¨¦gica. ¡°Se han formado grupos de amigos random por WhatsApp que hac¨ªas por una raz¨®n muy concreta, como comentar MasterChef, o cotillear sobre un suceso muy espec¨ªfico. Con el tiempo estos grupos de WhatsApp maduran y se han transformado en nuevos grupitos de amigos m¨¢s all¨¢ de lo virtual. Tengo una larga lista de gente que he conocido a trav¨¦s de internet de los que siempre pienso: ¡®Tenemos un potencial de amigos incre¨ªble¡¯. El a?o de pandemia no ha dado la oportunidad de explorar esas posibilidades y se han quedado en espera, cociendo esa idealizaci¨®n de meses y meses. Tengo ganas de reunir el valor de decirles que quedemos¡±.
Con 22 a?os, Carlota Gracia, reci¨¦n licenciada en Publicidad, pertenece a ese segmento de edad que ha protagonizado a menudo las noticias y los virales. Los que m¨¢s se han quedado sin ir a clase, los que inundaron las calles en cuanto se pudo. En su caso, su c¨ªrculo de amigos s¨ª se redujo dr¨¢sticamente. ¡°Soy de esas personas a las que les gusta juntar amigos con otros amigos, y que estos traigan a m¨¢s amigos. Cuantos m¨¢s, mejor. Eso me hace feliz. Lo he echado mucho de menos, sobre todo a las amistades perif¨¦ricas, esa persona a la que solo ves cada dos meses y con la que te pones al d¨ªa. Esos dos meses ahora se han convertido en un a?o y medio y mi c¨ªrculo se ha reducido a gente que veo cada semana¡±. Ella s¨ª ha sentido ya el retorno del FOMO, y no solo generado por conocidos, tambi¨¦n por influencers ¡°que han hecho fiestas clandestinas y viajes¡±. En conjunto, afronta el retorno a la nueva nueva normalidad como casi todo el mundo, con sentimientos encontrados. ¡°En un primer instante, cuando pienso en vida normal me entra un subid¨®n de adrenalina y ganas de salir de fiesta y viajar, pero si lo pienso dos veces me entra algo de miedo, sabiendo que a¨²n no se ha acabado del todo¡±, explica.
Cuando el epidemi¨®logo social de la Universidad de Yale Nicholas Christakis public¨® su libro Apollo¡¯s Arrow el pasado diciembre, todos los medios titularon por el mismo lado: al parecer, se ven¨ªan unos nuevos y locos a?os 20. Lo que no se tuvo tan en cuenta es que, yendo a la letra peque?a, Christakis prev¨¦ que esos a?os de desenfreno y de la vuelta a la masa, de estadios llenos, discotecas a rebosar y un renacer art¨ªstico, no llegar¨¢n hasta como m¨ªnimo 2023 o 2024 porque primero habr¨¢ que sobreponerse a la devastaci¨®n econ¨®mica, al miedo al contagio que permanecer¨¢ un tiempo y al impacto del trauma. Llegados a 2024, cree Christakis, se producir¨¢ un estallido que incluir¨¢ ¡°libertinaje sexual, gasto desmesurado y un reverso en la religiosidad¡±.
Muchos no tienen tanto tiempo que perder. Aura Chavarr¨ªa, dise?adora y empresaria de 37 a?os, tambi¨¦n menciona a los ¡°felices a?os veinte¡± y vislumbra ¡°un verano especialmente trepidante¡±: ¡°Lo que veo es tomar el sol en bragas, ducharme con vino tinto, amanecer en casas ajenas y propias, pero todo sin mascarilla y en grupos que no sean de millones de personas¡±. Al igual que a Alberto, el del sue?o festivalero, a Chavarr¨ªa le da pavor la idea de meterse en un recinto con miles de personas, incluso sabiendo que los pocos festivales que mantienen el cartel este a?o tendr¨¢n aforos reducidos. Por lo dem¨¢s, el plan de este estudiante de Historia del Arte, una vez se examine de Medieval, es empalmar cenas, fiestas y playa ¡°hasta que necesite un trasplante de h¨ªgado, de cerebro o de las dos cosas¡±.
Para que ese frenes¨ª est¨¦ a pleno rendimiento har¨¢n falta varias cosas. La principal, que avance el proceso de vacunaci¨®n hasta incluir tambi¨¦n a los veintea?eros, a los que se espera poder dar citas a partir de julio. La segunda, reaprender el lenguaje social. Una noticia reciente de El Mundo Today imaginaba c¨®mo son ahora esas interacciones entre personas oxidadas que han perdido la mitad de sus habilidades para la comunicaci¨®n interpersonal. ¡°?Bueno, y cu¨¢nto PCR de la botella avanzando? ?te salgo at¨²n!¡± preguntar¨ªa una mujer a su cita. El conductor del programa de audio sobre consejos Dear Prudence, Daniel Lavery, ha respondido a varios de sus oyentes acongojados por la misma cuesti¨®n solidariz¨¢ndose con ellos. ¡°Es muy duro pensar en estar rodeado de gente de nuevo. He estado dese¨¢ndolo desesperadamente pero a la vez que encuentro a veces sintiendo p¨¢nico al respecto. Una parte de m¨ª reacciona de una manera que antes no sent¨ªa, que es terror¡±, se sinceraba recientemente.
¡°Claro que todos hemos perdido habilidades sociales¡±, cree tambi¨¦n Marzol. ¡°Yo ya no tengo ni idea de c¨®mo mantener esas conversaciones banales de pocos minutos con desconocidos. O si quedo con gente, me voy a mi casa con la sensaci¨®n de que solo he hablado de mis cosas, de que he llevado todos los temas de conversaci¨®n a cosas que a m¨ª me interesaban porque no s¨¦ mantener conversaciones sobre temas que no controlo. Nos hemos vuelto todo m¨¢s ensimismados¡±.
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