Ll¨¢menla ¡®Vero¡¯: la nueva Ver¨®nica Forqu¨¦, revelaci¨®n de ¡®MasterChef Celebrity¡¯
La actriz grit¨® a los cuatro vientos: ¡°No puedo m¨¢s con Ver¨®nica Forqu¨¦, no me gusta esta persona¡±. ?C¨®mo lleg¨® una de las actrices m¨¢s queridas y populares de Espa?a a odiar a su personaje?
En un momento del primer episodio de la nueva temporada de MasterChef Celebrity, la actriz Ver¨®nica Forqu¨¦ (Madrid, 65 a?os) se puso de rodillas y exclam¨® ¡°No quiero ser impertinente, pero estoy harta de los Goya¡±. La palabra que deton¨® esta reacci¨®n ni siquiera fue Goya sino r¨¦cord, porque ella ya sab¨ªa lo que ven¨ªa detr¨¢s: Forqu¨¦ es la mujer m¨¢s galardonada con cuatro premios, algo que le llevan recordando desde que gan¨® el ¨²ltimo ha...
En un momento del primer episodio de la nueva temporada de MasterChef Celebrity, la actriz Ver¨®nica Forqu¨¦ (Madrid, 65 a?os) se puso de rodillas y exclam¨® ¡°No quiero ser impertinente, pero estoy harta de los Goya¡±. La palabra que deton¨® esta reacci¨®n ni siquiera fue Goya sino r¨¦cord, porque ella ya sab¨ªa lo que ven¨ªa detr¨¢s: Forqu¨¦ es la mujer m¨¢s galardonada con cuatro premios, algo que le llevan recordando desde que gan¨® el ¨²ltimo hace 27 a?os. Ver¨®nica Forqu¨¦ continu¨®: ¡°No me gusta esta persona. Me gusto yo, Vero¡±.
MasterChef Celebrity sirve, adem¨¢s de como programa de entretenimiento, como experimento en torno a los estragos de la fama nacional. Algunos de sus participantes han salido beneficiados de su paso por el concurso: Cayetana Guill¨¦n-Cuervo, Miguel ?ngel Mu?oz o Tamara Falc¨® consiguieron derribar la imagen que el p¨²blico ten¨ªa de ellos, basada en humor (muchos espa?oles identificaban a Guill¨¦n-Cuervo con su parodia, borde y condescendiente, en Homo Zapping), en ficci¨®n (Mu?oz era percibido como un chulo por su personaje de ¡°el tito R¨®ber¡± en Un paso adelante) o prejuicios sociales (Falc¨® era una pija y, por tanto, una clasista). Forqu¨¦, como buena admiradora del programa, sabe que esta es su oportunidad para que el p¨²blico la conozca tal y como es. La actriz lleva varios a?os, desde que super¨® una depresi¨®n y un divorcio en 2014, empe?ada de deconstruir su propia popularidad. El mayor obst¨¢culo que tendr¨¢ que derribar en esta misi¨®n es que el p¨²blico est¨¢ convencido de que conoce perfectamente a Ver¨®nica Forqu¨¦.
Es dif¨ªcil exagerar la fama de Ver¨®nica Forqu¨¦ en los ochenta y los noventa. Se expand¨ªa en tres niveles: cercan¨ªa (parec¨ªa parte de la familia), ubicuidad (hasta la gente que no hab¨ªa visto una pel¨ªcula suya conoc¨ªa su personalidad) e identificaci¨®n (se trataba de un personaje muy espa?ol). El problema, para ella, es que esta fama no le pertenec¨ªa a ella sino a su personaje. Como le hab¨ªa ocurrido antes a Gracita Morales, Alfredo Landa o Jos¨¦ Luis L¨®pez-V¨¢zquez, pel¨ªcula tras pel¨ªcula Forqu¨¦ se ve¨ªa obligada, ya fuese por los directores o por ella misma, a repetir variaciones del mismo personaje. Un cruce entre Marilyn Monroe e Isabel Garc¨¦s. ?Pero de d¨®nde sali¨® aquella chica tan pizpireta?
De manera ap¨®crifa la creaci¨®n Ver¨®nica Forqu¨¦ (a partir de ahora, en cursiva para distinguir el concepto de la persona real) se ha atribuido a Pedro Almod¨®var. ?l cre¨® en 1984 a Cristal, la ¡°vecina pilingui¡± con el coraz¨®n de oro que ayudaba a la maruja desgraciada de Carmen Maura en ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto! Cristal conviv¨ªa en la miseria con su vecina, pero se hab¨ªa fortificado con un sal¨®n lleno de objetos brillantes, ganas de vivir aventuras en la gran ciudad y sue?os de triunfar en Las Vegas. Su inocencia, adem¨¢s, le permit¨ªa olvidar que esta felicidad superficial era de su propia creaci¨®n: Cristal hab¨ªa acabado crey¨¦ndose su propio enga?o.
Pero en aquella misma ¨¦poca, Francisco Umbral se?alaba en EL PA?S la verdadera g¨¦nesis de Ver¨®nica Forqu¨¦. ¡°En Tres sombreros de copa, de Mihura, eras la putita ingenua y graciosa y lo hac¨ªas adorable¡± le dec¨ªa el periodista a la actriz, ¡°En Sublime decisi¨®n, del propio Mihura, eres la liberada de principios de siglo [¡] que est¨¢ dispuesta a meterse a suripanta si no le funciona la burocracia. Finalmente, en la ¨²ltima pel¨ªcula de Almod¨®var, eres la putita ingenua y vecinal que le dice a un ama de casa del inmueble: ¡®?Y qu¨¦ le voy a hacer yo, si tengo un cuerpo que enloquece a los hombres?¡¯. Los tres papeles son el mismo. ?Siempre vas a hacer de ingenua audaz que acaba en el trato?¡±.
Ver¨®nica Forqu¨¦ era en realidad una herencia del teatro del absurdo madrile?o, en el que la actriz se hab¨ªa formado durante los setenta, y de sus muchachas ingenuas pero espabiladas, promiscuas pero decentes, hedonistas pero bondadosas. Chicas que viv¨ªan la ciudad al m¨¢ximo, sin pasado ni futuro, y que no terminaban de entender el mundo pero les daba igual. Ni juzgaban ni les importaba aquello que escapase a su comprensi¨®n. Ver¨®nica Forqu¨¦ las adaptaba a una Espa?a que se estaba desperezando sexualmente.
Almod¨®var dud¨® si darle el papel de Cristal. Solo la hab¨ªa visto en un papel dram¨¢tico, el de esposa de Ram¨®n y Cajal en la miniserie de 1982 sobre la vida del cient¨ªfico, y le parec¨ªa una ¡°actriz triste¡±. Lo tuvieron que convencer unos amigos insisti¨¦ndole en que Forqu¨¦ era muy graciosa pero no se daba cuenta. ¡°Se mueve por la casa con cierta gracia de payasito, de Chaplin femenino, y todo lo que dice queda divertido¡±, describ¨ªa Umbral. Aquella comicidad involuntaria ser¨ªa una de las claves de su ¨¦xito.
A finales de los ochenta ya ten¨ªa tres Goyas (por El a?o de las luces, La vida alegre y Moros y cristianos, estos dos ¨²ltimos ganados en la misma ceremonia) y anunciaba por televisi¨®n la llegada del tupperware a Espa?a con el eslogan ¡°Tapa que tapa¡±. En 1988 Andr¨¦s Fern¨¢ndez Rubio se?alaba c¨®mo ella conced¨ªa al p¨²blico lo que esperaba: ¡°Tiene el don de caerle bien a la gente corriente. Y lo curioso est¨¢ en que se muestra tal cual sus admiradores la imaginan: ingenua pero lista, extrovertida pero espiritual, sexi pero no sofisticada¡±.
El carisma de Ver¨®nica Forqu¨¦ emanaba de sus contradicciones, que se pronunciaron a¨²n m¨¢s en Kika (1993), por la cual gan¨® su cuarto Goya, y en la telecomedia de 1995 Pepa y Pepe. Kika era una especia de spin off inconfeso de Cristal: entre 1984 y 1993 la pilingui hab¨ªa trepado por la escalera social, como casi todos los espa?oles durante esa d¨¦cada, y ahora era maquilladora. Incluso la pel¨ªcula propon¨ªa una escena-espejo: si en ?Qu¨¦ he hecho yo para merecer esto! Cristal ten¨ªa sexo con un cliente ante la mirada de su vecina sentada al lado de la cama, en Kika la violaba el hermano de su asistenta mientras ¨¦sta estaba tambi¨¦n en una silla junto a la cama, pero atada y amordazada.
Pepa y Pepe era una versi¨®n espa?ola de la estadounidense Roseanne: una familia disfuncional, disparatada y por encima de todo entra?able. Kika no ten¨ªa nada que ver con Pepa y a la vez eran la misma mujer. Ambas eran Ver¨®nica Forqu¨¦: una chica de su tiempo atribulada por las contradicciones. Pepa hab¨ªa pasado de ni?a a madre directamente y se hab¨ªa quedado atrapada entre ambos estados. La educaron para vivir en el pueblo y acab¨® en una ciudad. Daba por hecho que se dedicar¨ªa a sus labores como ama de casa pero se tuvo que poner a trabajar. Siempre estaba contenta, pero su vida era lastimosa, de manera que su optimismo quedaba un poco forzado. Ver¨®nica Forqu¨¦ no era una parodia, sino una exageraci¨®n de la mujer espa?ola de los noventa.
Quiz¨¢ por esta asociaci¨®n el p¨²blico no quiso o no supo llev¨¢rsela consigo al siglo XXI. Ya advert¨ªa ella misma, cuando decidi¨® no continuar con Pepa y Pepe tras 34 episodios a pesar de ser la serie m¨¢s vista del momento, que ¡°no conviene cansar a la audiencia¡±. Los taquillazos que hizo con Manuel G¨®mez Pereira, Salsa rosa en 1991 y ?Por qu¨¦ lo llaman amor cuando quieren decir sexo? en 1993, dieron paso a fracasos como ?De qu¨¦ se r¨ªen las mujeres?, El tiempo de la felicidad o la serie La vida de Rita, retirada a los cinco episodios. Entre 1996 y 2006 rod¨® siete pel¨ªculas, cuatro de ellas dirigidas por su marido.
Manuel Iborra y Ver¨®nica Forqu¨¦ se casaron en 1981 y se separaron en 2014. Como su amiga Carmen Maura le dijo que ¡°Lo bueno de hacerse mayor es que puedes decir lo que te d¨¦ la gana¡±, Forqu¨¦ ha sido muy sincera a la hora de explicar el funcionamiento de este matrimonio. ¡°Yo era una mujer sometida sin saberlo¡±, proclam¨® el a?o pasado. La acumulaci¨®n de varias desgracias (la muerte de su hermano, su desenamoramiento de Iborra) la llev¨® a una depresi¨®n que le hac¨ªa sentir envidia de los difuntos cuando le¨ªa las necrol¨®gicas en el peri¨®dico. Solo sali¨® mediante una terapia, una medicaci¨®n y un divorcio. ¡°No me dejaba viajar, yo no pod¨ªa ir a Roma a ver a mi amiga porque me dec¨ªa: ¡®T¨² sabr¨¢s¡¯, con una cara hasta el suelo¡±, recordaba la actriz, que lleg¨® a tomarse la medicaci¨®n recetada por el psiquiatra a escondidas.
El pasado diciembre Forqu¨¦ visit¨® S¨¢lvame Deluxe, uno de sus programas favoritos, donde celebr¨® las bondades la marihuana y confes¨® que la fuma todos los d¨ªas. Esta intervenci¨®n en el Deluxe coloca a Ver¨®nica Forqu¨¦ en una posici¨®n en la que estuvieron muchas folcl¨®ricas del franquismo durante los noventa. Sara Montiel, Marujita D¨ªaz o Carmen Sevilla dejaron atr¨¢s un personaje arraigado en la conciencia nacional para convertirse en un personaje medi¨¢tico.
Los espa?oles que nacieron durante la democracia descubrieron a aquellas folcl¨®ricas en sus versiones televisivas (con enfrentamientos histri¨®nicos, noviazgos rocambolescos y atuendos estrafalarios) y luego descubrieron su pasado como estrellas glamourosas e iconos nacionales. Hasta Umbral se revel¨® ante los mileniales en calidad de tele-celebridad, gritando ¡°?Yo he venido a hablar de mi libro!¡± o describiendo sus plet¨®ricas lavativas. Del mismo modo, hay toda una generaci¨®n que no ha visto ni una pel¨ªcula de Ver¨®nica Forqu¨¦ pero la conoce por sus memes virales: la descripci¨®n de la muerte de su hermano (¡°Se acost¨® en el sof¨¢, se hizo un porro y se muri¨®¡±), su reflexi¨®n fatalista en S¨¢lvame Deluxe (¡°La vida es insoportable, yo cuando era joven no quer¨ªa vivir¡±) o su enfrentamiento con un reportero al que a continuaci¨®n pide perd¨®n con un tipo de ternura que es tan caracter¨ªstica suya que parece que la invent¨®. Esos j¨®venes, sin embargo, entienden el concepto ¡°Ver¨®nica Forqu¨¦¡± aunque la hayan conocido en su versi¨®n posfama.
Las entrevistas que concede la nueva Ver¨®nica Forqu¨¦ (nueva para el p¨²blico y nueva para s¨ª misma) causan sensaci¨®n porque, sin dejar de expresarse como un personaje de Mihura, ofrece meditaciones maduras y expl¨ªcitas sobre en qu¨¦ consiste ser una mujer adulta.
Ella sabe por qu¨¦ est¨¢ en MasterChef Celebrity. El motivo tiene m¨¢s que ver con sus tres v¨ªdeos virales que con sus cuatro Goyas, as¨ª que instintivamente claudica y ofrece la actitud teatral que se espera de ella. A ratos, como cuando aprieta los labios y dice ¡°Huy, la que estoy liando... no estoy crazy, ?eh?¡±, recuerda incluso a Lina Morgan, otra mujer a la que Espa?a confundi¨® siempre con su personaje. Pero por las rendijas del sainete se va colando su historia: cont¨®, a punto de llorar, que le hab¨ªa mandado un mensaje a su ex diciendo ¡°Manolito, que te quiero¡±. En otro momento, celebraba que le hubiese tocado en el equipo rojo: ¡°Rojo, always, aunque cada vez soy m¨¢s conservadora, tambi¨¦n te lo digo¡±. Durante una conversaci¨®n con Pepe Rodr¨ªguez, suspiraba: ¡°Nos hacemos mayores, es dif¨ªcil, ?verdad, Pepe?¡±. Porque la performance es un caballo de Troya: Ver¨®nica Forqu¨¦ sabe c¨®mo generar espect¨¢culo televisivo mientras da a conocer su verdadera personalidad. Es lo que toda la vida ha diferenciado a los actores de las estrellas.
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