Qu¨¦ pasa cuando te quedas dormido en un pato hinchable y te despiertas siendo una celebridad
¡®Muestras privadas de afecto¡¯, la segunda novela de Guillermo Alonso, es una historia de gente narc¨®tica que se busca la ruina
En julio de 2019, el Diario de Pontevedra daba la siguiente noticia: ¡°Se duermen en un patito hinchable en Lourido y despiertan en medio de la r¨ªa¡±. Semejante an¨¦cdota sirvi¨® a Guillermo Alonso (Pontevedra, 1982), experto en rebuscar en las tripas de Internet noticias disparatadas y en sacarle lustre a lo cotidiano, para escribir Muestras privadas de afecto (Parip¨¦ Books). En esta su segunda novela cuenta c¨®mo un colocado...
En julio de 2019, el Diario de Pontevedra daba la siguiente noticia: ¡°Se duermen en un patito hinchable en Lourido y despiertan en medio de la r¨ªa¡±. Semejante an¨¦cdota sirvi¨® a Guillermo Alonso (Pontevedra, 1982), experto en rebuscar en las tripas de Internet noticias disparatadas y en sacarle lustre a lo cotidiano, para escribir Muestras privadas de afecto (Parip¨¦ Books). En esta su segunda novela cuenta c¨®mo un colocado y an¨®nimo Ram¨®n Ma?ana se convierte de la noche a la ma?ana en una celebridad ¨Cl¨¦ase meme¨C por el simple hecho de subirse a un pato de goma encontrado por azar. Con este libro, Alonso reafirma que es, como algunos lo calificaron con su primera novela Vivan los hombres cabales (Ed. ni?os gratis), un ¡°g¨¦nero en s¨ª mismo¡±. ¡°Me parece bonito que digan y creo que, para bien o para mal, puede tener sentido. Me eduqu¨¦ sin leer a grandes plumas. Escribo sin imitar a nadie. No se me ocurre a quien hacerlo¡±.
Ese ¡®g¨¦nero en s¨ª mismo¡¯ pasa por un cierto gusto por los amores esquinados (¡°Las relaciones il¨ªcitas me encantan, quiz¨¢s porque mi vida rom¨¢ntica ha sido formal y homonormativa¡±), un gusto extraordinario a la hora de titular y bautizar personajes (¡°Odio los nombres muy rimbombantes pero tambi¨¦n los que pecan de simples. Si el protagonista de una novela se llamas Alex, dejo de leer. ?A qui¨¦n le interesa lo que le suceda a una persona llamada Alex?¡±), una ausencia absoluta de moralina (¡°El arte no deber¨ªa ser moralizante, tampoco inmoral. Supongo que deber¨ªa ser amoral y que cada cual decida¡±) y una prosa fluida exenta de preciosismos puesta al servicio de una acci¨®n trepidante (¡°A lo mejor pasan tantas cosas en mis libros porque en mi vida en provincias nunca me pasaba nada¡±).
La querencia por los argumentos con enjundia, confiesa, es herencia de su educaci¨®n narrativa: ¡°Siempre temo que me pregunten delante de un auditorio qu¨¦ grandes autores me han influenciado porque no voy a decir a Baroja. Dir¨¦ Ira Levin, Sidney Sheldon, Harold Robbins o Patricia Cornwell. Son autores que no ten¨ªan un lirismo demasiado interesante pero s¨ª eran unos hachas creando estructuras s¨²per s¨®lidas y tramas endiabladas. Escritores de hueso, todo estructura con un poco de piel por encima. Crec¨ª admirando esa capacidad de crear intriga m¨¢s que el talento para describir un paisaje bell¨ªsimo¡±.
Pero que nadie se equivoque. Bajo esa sucesi¨®n desenfrenada de historias, Alonso consigue trascender para trazar un certero an¨¢lisis de algunos de los universos por los que los seres humanos transitamos a diario: la verg¨¹enza, la traici¨®n, la decepci¨®n, la soledad, el miedo, los medios de comunicaci¨®n, ese fen¨®meno contempor¨¢neo tan inexplicable como engrasado de crear celebrities de la nada¡ e incluso ese asunto que sigue siendo tab¨², las drogas. ¡°Admiro mucho a la gente que escribe de cosas que no ha vivido. Me parece milagroso como ver a un avi¨®n despegar¡±. A pesar de todo, ¨¦l sigue sin creerse nada. ¡°Tengo un enorme s¨ªdrome del impostor. Llevo mucho mejor las cr¨ªticas que los elogios. Las cr¨ªticas pasan desapercibidas, pero un solo elogio puede desenmascararte¡±. ?Demasiado tarde!
¡®Muestras privadas de afecto¡¯ est¨¢ publicado por Parip¨¦ Books.
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