Isabel II y Angela Merkel, cazadoras de asesinos: en la nueva novela negra las mandatarias cogen la lupa
¡®El nudo Windsor¡¯ y ¡®Miss Merkel¡¯ someten a las dignatarias a la l¨®gica de ¡®Se ha escrito un crimen¡¯: esta vez, quien desenmascara asesinos en pueblos buc¨®licos que huelen a tarta de queso son las mujeres del poder
?Puede un asesinato hacerte sentir bien? (Y no solo porque no te haya pasado a ti). Uno de los mayores fen¨®menos editoriales del momento, los cozy mysteries (misterios acogedores), demuestra que s¨ª. Se trata de novelas que contin¨²an la tradici¨®n de la Miss Marple de Agatha Christie y o la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen: mujeres de clase alta que dedican su tiempo libre y su pulsi¨®n cotilla, ambos abundantes, a resolver cr¨ªme...
?Puede un asesinato hacerte sentir bien? (Y no solo porque no te haya pasado a ti). Uno de los mayores fen¨®menos editoriales del momento, los cozy mysteries (misterios acogedores), demuestra que s¨ª. Se trata de novelas que contin¨²an la tradici¨®n de la Miss Marple de Agatha Christie y o la Jessica Fletcher de Se ha escrito un crimen: mujeres de clase alta que dedican su tiempo libre y su pulsi¨®n cotilla, ambos abundantes, a resolver cr¨ªmenes. Estos asesinatos ocurren fuera de plano porque la violencia, el sexo y la pobreza no tienen lugar en un cozy mystery. Lo que s¨ª abundan son las reuniones de t¨¦, chascarrillos ingeniosos y carreras en el hip¨®dromo. Acaba de publicarse en Espa?a El nudo Windsor (Salamandra), en la que S. J. Bennett empuja el g¨¦nero a un salto al vac¨ªo: esta vez la investigadora es la reina Isabel II, quien desde su adolescencia ha llevado una doble vida resolviendo cr¨ªmenes entre la alta sociedad brit¨¢nica.
El nudo Windsor es solo la primera entrega de una serie protagonizada por la reina detective. El potencial es inagotable. Tambi¨¦n Salamandra ha editado Agatha Raisin y la quiche letal, el inicio de la saga de 32 libros sobre una mujer que, pasados los 50, cierra su agencia de publicidad y se aficiona a resolver cr¨ªmenes en el pueblo donde veranea. Con esta saga, M. C. Beaton ha vendido millones de ejemplares. Otra saga, la de Hannah Swensen, escrita por Joanne Fluke, lleva 32 novelas en 21 a?os. Sus t¨ªtulos siempre son apetitosos: El asesinato del muffin de ar¨¢ndanos, El asesinato del pastel de merengue de lim¨®n o El asesinato de la galletita de chocolate. La profesi¨®n de la investigadora, claro, es la reposter¨ªa. Las investigadoras suelen ser mujeres educadas, intuitivas y familiarizadas con todos miembros de la comunidad gracias a sus profesiones: bibliotecaria, dependienta de herbolario o funcionaria de correos. Gracias a su perspicacia, todas consiguen trascender lo que la vida ten¨ªa previsto para ellas. Y todas tienen un sexto sentido para intuir las din¨¢micas sociales de esa comunidad. Lo que siempre se ha llamado cotillear, pero puesto al servicio de la justicia. Pero nunca perdiendo las formas: en El asesinato de la tarta de queso tres chocolates, Hannah invita a su principal sospechoso a tomar quiche y champ¨¢n para conversar animadamente hasta sonsacarle una confesi¨®n.
Los cozy mysteries est¨¢n ambientados en comunidades peque?as llenas de caracteres pintorescos y en las que el lector se siente inmediatamente integrado. Ning¨²n asesinato podr¨ªa interrumpir ese confort. En Hems & Homicide (¡¯Dobladillos y homicidio¡¯), la protagonista encuentra un esqueleto en el s¨®tano de su sastrer¨ªa y, mientras espera la llegada de la polic¨ªa, se sienta junto a su ventana y se asombra ante lo c¨®modo que es el coj¨ªn.
Los asesinos, por supuesto, no son psic¨®patas. Es vulgar matar por bajas pasiones en esta Gran Breta?a: sus motivos siempre son racionales y ellos mismos los explican tras su arresto mientras acompa?an a la polic¨ªa sin armar esc¨¢ndalo alguno. Los cozy mysteries apelan a la atracci¨®n del ser humano hacia la muerte, pero acolchando la repulsi¨®n que le provoca la violencia. No hace falta retirar la vista ante los detalles m¨¢s macabros, porque ya se encarga el libro de mirar hacia otro lado. En concreto, hacia la decoraci¨®n de antig¨¹edades, los jardines impolutos y las intrigas familiares. Pero, sobre todo, hacia la inteligencia.
Tal y como estableci¨® Agatha Christie, cuya obra se estima que ha despachado m¨¢s de mil millones de ejemplares, el intelecto y el respeto al lector se imponen a todo lo dem¨¢s. Est¨¢ prohibido recurrir a trampas como hermanos gemelos, giros sobrenaturales o casualidades. Esto hace que la experiencia de leer un cozy mystery resulte similar a descifrar un crucigrama, a pasar unos d¨ªas en la campi?a o a preparar una receta complicada pero satisfactoria: las mejores son las que alcanzan un equilibrio perfecto entre ser predecibles y ser sorprendentes.
En esas comunidades el orden solo se altera moment¨¢neamente. Al final, siempre se restablece. La violencia, a diferencia de en el mundo real, queda contenida a una an¨¦cdota aislada, perfectamente comprensible e incluso elegante. El peligro nunca ha parecido tan inofensivo. Por eso la llamada edad de oro de la ficci¨®n detectivesca, liderada por Christie en los a?os 20 y 30, tuvo lugar en el periodo de entreguerras: el p¨²blico segu¨ªa queriendo consumir violencia, pero no soportaba enfrentarse a los detalles siniestros. Tras la Segunda Guerra Mundial, el pesimismo colectivo hizo que la novela negra reemplazase a las l¨²dicas aventuras de las se?oras investigadoras. El ¨¦xito actual de las cozy mysteries y de sus an¨¢logas audiovisuales, como Pu?ales por la espalda (el ¨¦xito sorpresa de 2019) o la serie de Disney+ Solo asesinatos en el edificio (el ¨¦xito sorpresa de 2021), sugieren que el p¨²blico necesita una alternativa a la interminable ristra de true crimes truculentos que lleva una d¨¦cada regode¨¢ndose en los cuerpos torturados, violados y descompuestos de mujeres an¨®nimas asesinadas en alguno de los 192 pa¨ªses donde se emite Netflix. En los cozy mysteries no hay espacio para t¨¦rminos como ¡°hemorragia¡±, ¡°desgarro¡± o ¡°contusi¨®n¡±, porque hasta los m¨¦todos de asesinato son discretos. Casi elegantes.
Como est¨¢ ambientada en 2016, en El nudo Windsor el rey consorte Felipe a¨²n vive y ejerce como secuaz de la reina. Para cumplir con la referencia repostera, casi obligatoria en el subg¨¦nero, se llaman Bizcochita y Bizcochito. Y aunque este fan fiction (un subg¨¦nero que crea nuevas ficciones a partir de personajes reales o existentes en otras ficciones anteriores de ¨¦xito) pueda parecer una extravagancia que cimenta la condici¨®n de Isabel II como icono pop, tiene una perfecta l¨®gica: pocas mujeres son tan afables y tienen tanta estabilidad econ¨®mica y contactos como ella. De entre todos los esfuerzos de la cultura popular por imaginarla como una mujer m¨¢s interesante, compleja o madura de lo que es, El nudo Windsor se lleva la palma. Y si Netflix se atreve con una adaptaci¨®n, bien podr¨ªa aprovechar que tiene en n¨®mina a tres actrices que han interpretado a la reina en The Crown: Claire Foy, Olivia Colman e Imelda Staunton.
En Alemania hay una r¨¦plica que fantasea con una Angela Merkel, precisamente reci¨¦n jubilada, resolviendo cr¨ªmenes en el pueblo donde tiene su casa de campo. La ha escrito David Safier y en Espa?a la ha editado Seix Barral con el t¨ªtulo Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada. Quiz¨¢ este fen¨®meno anime a alg¨²n escritor a fantasear con Juan Carlos persiguiendo pesquisas en Dubai.
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