La anomal¨ªa
La clave que no debemos olvidar en ning¨²n momento es que la ¡°normalidad¡± nunca es noticia
"No, no, por Dios, no importa el terremoto chino¡ Mira, me da igual que haya un mill¨®n de muertos¡ No, no, tira lo del Corredor Polaco¡ Quita esas fotos de Miss Am¨¦rica de la p¨¢gina 6¡ Mete lo de Hitler en la p¨¢gina de historietas¡ No, no, deja solamente la historia del pollo: eso tiene inter¨¦s humano¡±. Walter Burns, interpretado por Cary Grant, suelta esta parrafada telef¨®nica en His Girl Friday, una pel¨ªcula que en Espa?a, por alguna raz¨®n, se llam¨® Luna nueva. Y en Venezuela, yendo al l¨ªmite, titularon Ayuno de amor. Es una divertida s¨¢tira sobre el sensacionalismo peri...
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"No, no, por Dios, no importa el terremoto chino¡ Mira, me da igual que haya un mill¨®n de muertos¡ No, no, tira lo del Corredor Polaco¡ Quita esas fotos de Miss Am¨¦rica de la p¨¢gina 6¡ Mete lo de Hitler en la p¨¢gina de historietas¡ No, no, deja solamente la historia del pollo: eso tiene inter¨¦s humano¡±. Walter Burns, interpretado por Cary Grant, suelta esta parrafada telef¨®nica en His Girl Friday, una pel¨ªcula que en Espa?a, por alguna raz¨®n, se llam¨® Luna nueva. Y en Venezuela, yendo al l¨ªmite, titularon Ayuno de amor. Es una divertida s¨¢tira sobre el sensacionalismo period¨ªstico. El remake de Billy Wilder, a¨²n m¨¢s hilarante, fue bautizado con bastante precisi¨®n: Primera plana.
Por pura higiene, deber¨ªamos ver con frecuencia esas pel¨ªculas. Y releer de vez en cuando ?Noticia bomba!, de Evelyn Waugh. Estas obras, y otras, nos permiten recordar en qu¨¦ consiste la base del negocio informativo. No me refiero a detalles t¨¦cnicos como la diferencia entre lo cierto y lo falso, ni distingo entre los medios tradicionales y las redes. La clave, lo esencial, lo que no debemos olvidar en ning¨²n momento, es que nos fijamos en la anomal¨ªa.
La ¡°normalidad¡± nunca es noticia. El men¨² de que disponemos para informarnos, en especial dentro de un contexto de gigantesca anomal¨ªa como el de estos meses, se compone casi exclusivamente de elementos anormales. Cuando se habla de gente corriente, como se esfuerzan en hacer los medios de m¨¢s calidad, es porque les ha ocurrido algo extraordinario. Entre la gente no corriente, la que manda o es popular, siempre destaca la m¨¢s anormal, dicho sea con todo el respeto. Ah¨ª tienen el ejemplo de Isabel D¨ªaz Ayuso.
Estos d¨ªas es noticia, y de las divertidas, la protesta de un grupo de vecinos del barrio de Salamanca, en Madrid. Me encantan, como a muchos, los asuntos marginales. Estas personas indudablemente acomodadas tienen todo el derecho a manifestarse contra lo que llaman dictadura gubernamental (y toda la obligaci¨®n de respetar las normas de seguridad); otra cosa es que eso que hacen constituya un fen¨®meno relevante. ?No sab¨ªamos ya que en Espa?a hay ultraderecha? Siempre la hubo. Antes formaba parte del PP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y ahora va m¨¢s por libre. La ultraderecha es en s¨ª misma una aparente anomal¨ªa, porque tras el fin de la dictadura anduvo con disimulo durante unas d¨¦cadas. De ah¨ª que suela ser noticia. Todav¨ªa nos choca. Igual que la presencia de una izquierda populista en el Gobierno: como no es hist¨®ricamente habitual, es noticia.
En resumen, el panorama que llamamos ¡°actualidad¡± no recoge exactamente lo que pasa, sino las anomal¨ªas (errores, delitos, barbaridades, astracanadas, novedades en general) dentro de aquello que pasa. No es raro que a veces nos cueste encajar la tremebunda ¡°actualidad¡± medi¨¢tica con la aburrida normalidad de nuestra calle. Conviene ser consciente de esa distorsi¨®n (en los medios y en las redes) si se desea evitar la inquietante sensaci¨®n de que todo el mundo se ha vuelto loco, o fan¨¢tico, o extremista. Conviene tambi¨¦n tener presente que a algunos les interesa convencernos de que hemos ca¨ªdo en la histeria colectiva.