Esos ¡°vejestorios cabrones¡±
Se formaliza un proceso de sustituci¨®n de la generaci¨®n tap¨®n a la generaci¨®n X
¡°Siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generaci¨®n a la que toca dirigir el pa¨ªs y al PSOE¡±. Las palabras de la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, han resucitado la dial¨¦ctica sobre el viejo concepto de generaci¨®n, esa construcci¨®n que en ocasiones intenta sustituir a las clases sociales en el an¨¢lisis pol¨ªtico: grupos con experiencias com...
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¡°Siempre escucho atentamente a nuestros mayores, pero ahora nos toca a nosotros. Somos una nueva generaci¨®n a la que toca dirigir el pa¨ªs y al PSOE¡±. Las palabras de la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, han resucitado la dial¨¦ctica sobre el viejo concepto de generaci¨®n, esa construcci¨®n que en ocasiones intenta sustituir a las clases sociales en el an¨¢lisis pol¨ªtico: grupos con experiencias compartidas por la edad.
En un libro reciente (La distancia del presente. Auge y crisis de la democracia espa?ola 2010-2020, editorial Akal), su autor, Daniel Bernab¨¦, desarrolla las alteraciones que Espa?a ha sufrido desde la Gran Recesi¨®n: se ha pasado de un pa¨ªs en el que todo parec¨ªa estar atado y bien atado, con un bipartidismo incuestionable, una monarqu¨ªa respetable y unas fuerzas sociales que apenas emerg¨ªan de su sopor neoliberal, a otro momentum en el que el panorama es irreconocible: el bipartidismo ha muerto (y quiz¨¢ ha resucitado), la monarqu¨ªa est¨¢ en una crisis continua, los movimientos sociales son una fuerza que irrumpe con asiduidad, la corrupci¨®n sigue siendo el pan nuestro de cada d¨ªa y la econom¨ªa es un dolor de cabeza que no desaparece. A esto habr¨ªa que a?adirle ¡ªLastra dixit¡ª que se est¨¢ formalizando, aun con lentitud, una sustituci¨®n en la generaci¨®n del poder.
Hay un debate sobre las generaciones que a¨²n no ha llegado en profundidad a los grandes medios de comunicaci¨®n. Se ha apuntalado en un libro publicado en catal¨¢n (Generaci¨®n Tap. La herencia envenenada de los hijos de la Transici¨®n, Ara Llibres) del profesor Josep Sala i Cullell. En ¨¦l se describen cuatro generaciones en circulaci¨®n: la generaci¨®n tap¨®n, formada por los nacidos entre 1943 y 1963 (entre 77 y 57 a?os); la generaci¨®n X, entre 1964 y 1981 (de 56 a 39 a?os); los mileniales, entre 1982 y 1996 (de 24 a 38 a?os), y la generaci¨®n Z, desde los 23 a?os (nacidos a partir de 1997). M¨¢s all¨¢ de lo aleatorio de los entornos utilizados, la principal tesis del libro es que la generaci¨®n tap¨®n ha canibalizado todos los recursos econ¨®micos y sociales en su propio beneficio, y deja endeudados a sus descendientes (gigantesca deuda p¨²blica); sus componentes se habr¨ªan aprovechado como nadie del Estado de bienestar, que ellos mismos pusieron en funcionamiento, y han mandado durante d¨¦cadas en los gobiernos, empresas, c¨¢tedras, universidades, partidos pol¨ªticos y sindicatos, peri¨®dicos y el resto de los medios de comunicaci¨®n, colegios profesionales, etc¨¦tera. En el caso de Espa?a utilizaron el cambio de r¨¦gimen cuando eran j¨®venes y ocuparon todas las plazas de responsabilidad hasta llegar a viejos y jubilarse (con pensiones superiores al salario medio de los j¨®venes). As¨ª, la llamada generaci¨®n del cambio devino en generaci¨®n tap¨®n. Nacida despu¨¦s de la II Guerra Mundial, ha vivido d¨¦cadas ininterrumpidas de prosperidad y progreso; sus hombres y mujeres de vanguardia primero protagonizaron revoluciones (Mayo del 68 o la primera oleada feminista), pero luego llegaron al poder y se aprovecharon del mismo en su beneficio.
Las palabras de Lastra sugieren que la generaci¨®n tap¨®n est¨¢ dejando, por razones biol¨®gicas, las estructuras del poder a una nueva generaci¨®n, a la que se denomina la gene?raci¨®n X y a la que pertenecer¨ªan, por ejemplo, Pedro S¨¢nchez, Pablo Iglesias o la propia Lastra, que pretende independizarse definitivamente de sus antecesores. Esta nueva generaci¨®n est¨¢ formada por ciudadanos crecidos en la globalizaci¨®n, que fueron a la universidad y que han disfrutado alternativamente de periodos de bonanza y de fuertes crisis, que tejieron una amplia red de contactos, y se pudieron colocar en el mercado de trabajo, etc¨¦tera. La generaci¨®n tap¨®n a¨²n retiene algunas de sus posiciones, sobre todo en el mundo empresarial, y ha intentado tutelar la renovaci¨®n con diferente ¨¦xito, colocando en los puestos de mando a descendientes que no cuestionen el legado de la Transici¨®n.
Se trata de observar si prosigue el proceso de sustituci¨®n de unas ¨¦lites por otras, y si las dos generaciones citadas y ¡°los vejestorios cabrones¡± (en palabras de Javier Mar¨ªas) dejan hueco a los j¨®venes que vienen detr¨¢s, o los aplastan.