Sanna Marin, escrutada por ser mujer
La pol¨¦mica en torno a la primera ministra finlandesa denota que los liderazgos femeninos (y m¨¢s si son j¨®venes) se miran con lupa
El caso de las cr¨ªticas que ha recibido la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, por la filtraci¨®n de unos v¨ªdeos privados ¡ªen los que se la ve¨ªa ech¨¢ndose unos bailes junto a un grupo de amigas y personajes del famoseo medi¨¢tico del pa¨ªs¡ª es un buen ejemplo del severo escrutinio que las mujeres j¨®venes que consiguen romper el techo de cristal tienen que soportar. Un escrutinio que hace peligrar la popularidad qu...
El caso de las cr¨ªticas que ha recibido la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, por la filtraci¨®n de unos v¨ªdeos privados ¡ªen los que se la ve¨ªa ech¨¢ndose unos bailes junto a un grupo de amigas y personajes del famoseo medi¨¢tico del pa¨ªs¡ª es un buen ejemplo del severo escrutinio que las mujeres j¨®venes que consiguen romper el techo de cristal tienen que soportar. Un escrutinio que hace peligrar la popularidad que Marin hab¨ªa cosechado gracias a una impecable gesti¨®n de la crisis de la covid hace dos a?os o el m¨¢s reciente trance de la guerra en Ucrania y las delicadas negociaciones para el ingreso de Finlandia en la OTAN.
?Por qu¨¦ la filtraci¨®n de estos v¨ªdeos ha generado tanta pol¨¦mica? ?Por qu¨¦ enfada tanto al electorado una cuesti¨®n personal ajena al desempe?o del cargo pol¨ªtico que ocupa Marin? En definitiva, ?por qu¨¦ una mujer competente, preparada y que ha conseguido superar tantos obst¨¢culos para llegar a donde est¨¢ tiene que enfrentarse a este tipo de episodios que tanto agotan y desgastan?
A pesar del aumento en la paridad en los parlamentos de todo el mundo, lo cierto es que la presencia de las mujeres (y muy especialmente las j¨®venes) en los puestos de liderazgo de primera fila en pol¨ªtica sigue siendo escasa. Los estudiosos han se?alado la existencia de importantes obst¨¢culos que hacen m¨¢s cuesta arriba la carrera pol¨ªtica de las mujeres.
Tanto las instituciones como los partidos pol¨ªticos generan din¨¢micas informales que priorizan la selecci¨®n de hombres en los cargos de mayor responsabilidad pol¨ªtica. Dichas din¨¢micas explican que las mujeres parezcan tener menos ambici¨®n que los hombres, puesto que ellas perciben que deben enfrentar escollos y desaf¨ªos adicionales en sus carreras, tales como los problemas de conciliaci¨®n, el desigual trato por parte de los medios de comunicaci¨®n o, una vez que consiguen ascender, el especial recelo con el que se observa y valora su gesti¨®n (en comparaci¨®n a la de sus hom¨®logos masculinos). Como ha ocurrido en el caso Marin.
Propongo al lector un ejercicio. Entre la siguiente lista de palabras, elija aquellas que en mayor medida le evoquen el mundo de la pol¨ªtica actual: poder, acuerdos, promoci¨®n, di¨¢logo, competici¨®n, cooperaci¨®n, rivalidad, enfrentamiento, armon¨ªa. Si el lector ha llegado hasta aqu¨ª, apuesto a que las palabras elegidas se ajustan en mayor medida a un mundo pol¨ªtico que responde a los c¨¢nones del siglo XX. Se trata de un ¨¢mbito extremadamente competitivo, con jornadas prolongadas, en el que siempre hay que estar alerta y preparada para reaccionar a cualquier cr¨ªtica o evento inesperado. Un sitio en el que la sola idea de divertirse puede transmitir falta de compromiso con las importantes tareas de gesti¨®n. Quienes ejercen cargos de responsabilidad en pol¨ªtica deben, por tanto, estar dispuestas a renunciar a una buena parte de su vida privada y guardarla con recelo casi paranoico porque el escrutinio de sus opositores y los medios de comunicaci¨®n es implacable. Especialmente las redes sociales, que imprimen una velocidad e inmediatez al contexto pol¨ªtico trepidantes y que buscan titulares jugosos que generen audiencias y comentarios virales.
?Cu¨¢l es el prototipo de persona que mejor encaja en este mundo apenas descrito? Hombres por lo general blancos, maduros, con formaci¨®n y experiencia dilatada en pol¨ªtica. Los mismos que han fomentado esta forma de hacer pol¨ªtica durante d¨¦cadas. Claramente Marin, como muchas otras l¨ªderes, se aleja de ese prototipo de pol¨ªtico serio y distante, desconectado de las veleidades sociales o el disfrute del tiempo libre. Al menos, en apariencia, que es lo que cuenta en estos casos.
La teor¨ªa de los roles sociales ofrece una explicaci¨®n sencilla del mecanismo psicol¨®gico que est¨¢ detr¨¢s del escrutinio feroz al que se somete a las l¨ªderes pol¨ªticas que se alejan del comportamiento t¨ªpico que a nivel social se espera de una primera ministra o un jefe de gobierno. A pesar de que cueste admitirlo y de que suene anticuado, solemos identificar al liderazgo pol¨ªtico con caracter¨ªsticas como la competici¨®n, la fortaleza, la resoluci¨®n, la entereza, la determinaci¨®n. Todos ellos, rasgos o cualidades que tendemos a asociar en mayor medida con roles sociales masculinos. Se trata de atributos que no son congruentes con aquellos que constituyen los roles sociales m¨¢s t¨ªpicamente femeninos, tales como la afectividad, la cercan¨ªa, la espontaneidad o la empat¨ªa.
Las mujeres con responsabilidades pol¨ªticas de primer nivel se alejan de los roles sociales de g¨¦nero que se espera de ellas, provocando un mayor rechazo o (cuando menos) una mayor desconfianza que explica la especial sa?a con la que se las juzga apenas se alejan m¨ªnimamente de las pautas m¨¢s t¨ªpicas de la pol¨ªtica establecida.
Estudios en el campo de la psicolog¨ªa muestran que por t¨¦rmino medio a las mujeres se las considera menos ¡°adecuadas¡± para cumplir con los requisitos que se espera de quien toma decisiones relevantes para su pa¨ªs. Y lo que es a¨²n m¨¢s preocupante: las cualidades que se consideran positivas para el ejercicio del poder pol¨ªtico, tales como la ambici¨®n, el arrojo o la capacidad de mando, parecen beneficiar en mayor medida a los hombres. En cambio, la ambici¨®n o el arrojo pueden incluso llegar a provocar rechazo para las candidatas mujeres, quienes s¨®lo con su presencia desaf¨ªan el modelo protot¨ªpico del pol¨ªtico medio.
El liderazgo femenino de Marin rompe con los moldes porque adem¨¢s es joven. Su imagen es la de una mujer exitosa, que no disimula su juventud, y que con soltura y desparpajo busca la conexi¨®n con el electorado m¨¢s joven, transmitiendo que no hay que esconder la cara m¨¢s humana de los pol¨ªticos. Marin se aleja de los c¨¢nones establecidos en pol¨ªtica porque pretende vivir, ni m¨¢s ni menos, como una persona de su edad (recordemos que ten¨ªa 34 a?os en 2019, cuando tom¨® posesi¨®n de su actual cargo como primera ministra de Finlandia en el Gobierno de coalici¨®n), revindicando la importancia de la desconexi¨®n laboral, la conciliaci¨®n y el disfrute sin complejos. Y eso levanta ampollas entre quienes a¨²n se aferran a una idea de la pol¨ªtica anclada en el siglo XX, donde cualquier veleidad se paga cara. Hay quien dice que los finlandeses no est¨¢n acostumbrados a ver a sus dirigentes pol¨ªticos alternar con famosos o bailar a pierna suelta. Pues ya es hora de que se acostumbren en Finlandia y en todo el mundo. El relevo generacional en pol¨ªtica ya est¨¢ aqu¨ª y, como coment¨® con humor el comediante Trevor Noah sobre los v¨ªdeos filtrados, en algunos pa¨ªses hay l¨ªderes pol¨ªticos que ¡°no sufren de osteoporosis¡±, y yo me permito a?adir: l¨ªderes que disfrutan moviendo el esqueleto.
Marta Fraile es cient¨ªfica titular del Instituto de Pol¨ªticas y Bienes P¨²blicos (CSIC).
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