Hablemos de la vida e ideas de los ultrarricos
Si hablar de los pobres ya no moviliza a nadie, quiz¨¢ hacerlo de los milmillonarios subleve a multitudes
Una junta de accionistas de Tesla celebrada la semana pasada en Texas aprob¨® finalmente que Elon Musk reciba un bonus por valor de 56.000 millones de d¨®lares. Como cont¨® en este mismo peri¨®dico Miguel Jim¨¦nez, un juzgado de Delaware, donde la empresa ten¨ªa antes su sede, decidi¨® que esa cantidad era desproporcionada y que, de momento, quedaba paralizada. Musk traslad¨® la sede a Texas y, al final, los accionistas mayoritarios han dicho que s¨ª, ellos sabr¨¢n por qu¨¦ (quiz¨¢s influye que son stocks options de la misma empresa y s¨®lo se podr¨¢n ejecutar dentro de cinco a?os).
Sea como sea, lo llamativo es que alguien crea que se ha ganado 56.000 millones de d¨®lares en un a?o. Y que ese alguien, al mismo tiempo, sea un feroz enemigo de los sindicatos y de que los trabajadores de sus m¨²ltiples compa?¨ªas se asocien para pedir mejores sueldos. Elon Musk es exactamente as¨ª. Hace menos de un a?o, en Nueva York, dijo textualmente: ¡°No estoy de acuerdo con la idea de los sindicatos¡±. Le molesta la mera idea de que existan y hace cuanto est¨¢ en su mano para combatirlos, en Estados Unidos y en el mundo.
Hace meses le sali¨® un m¨ªnimo y aguerrido contrincante: los trabajadores de una de las empresas de Tesla en Suecia. Llevan en huelga varios meses, con apoyo de otros grupos de trabajadores de su pa¨ªs, reclamando el derecho a negociar en bloque sus salarios. Tanto han peleado que, en la misma junta en la que Musk recibi¨® su incre¨ªble bonus, el Fondo de Pensiones Noruego, que tiene unos 162 millones de d¨®lares colocados all¨ª, pidi¨® que la empresa no interfiera en los derechos de sus trabajadores. ¡°La libertad de asociaci¨®n¡ y el derecho a negociar colectivamente son derechos humanos fundamentales que est¨¢n protegidos por normas internacionales¡±, explic¨® pacientemente su portavoz. Pero a Elon Musk no le gustan los sindicatos. Punto. Y, por supuesto, a la mayor¨ªa de sus accionistas, obnubilados por la promesa de que la empresa valdr¨¢ pronto en Bolsa unos 20 billones de d¨®lares, ni se les pasa por la cabeza llevarle la contraria. Puede que incluso se unan a su ¨ªdolo en su apoyo declarado a Donald Trump en las pr¨®ximas elecciones norteamericanas. (A prop¨®sito, habr¨¢ que tener cuidado, porque es posible que buena parte de los v¨ªdeos que circulan con la imagen de un Joe Biden medio demente y rob¨®tico sean falsificaciones difundidas en las redes).
Y en esas estamos. En un mundo surrealista en el que un empresario se lleva 56.000 millones de bonus y en el que las 10 personas m¨¢s ricas del mundo (Musk es el segundo o el tercero, depende del d¨ªa, con 193.000 millones de d¨®lares de fortuna personal) acumulan algo as¨ª como 1.319.000 millones de d¨®lares (1,3 billones), seg¨²n Forbes.
Franklin D. Roosevelt, el brillante presidente de Estados Unidos (entre 1933 y1945), ten¨ªa ya bien calados a los millonarios de su ¨¦poca (mucho menos supermillonarios que los de ahora). En un discurso que pronunci¨® en la Convenci¨®n Nacional Dem¨®crata de 1936 se explay¨® contra ellos: ¡°Admiten que la libertad pol¨ªtica es asunto del Gobierno, pero creen que el orden econ¨®mico no es asunto de nadie¡±. Roosevelt ironiz¨®: ¡°Era natural y quiz¨¢s humano que los pr¨ªncipes privilegiados de estas nuevas dinast¨ªas econ¨®micas, sedientos de poder, intentaran controlar el propio Gobierno. Crearon un nuevo despotismo y lo envolvieron en el manto de la libertad econ¨®mica¡ Las horas que trabajaban hombres y mujeres, los salarios que recib¨ªan, las condiciones de su trabajo, todo esto hab¨ªa escapado al control del pueblo y fue impuesto por esta nueva industria¡±.
Elon Musk es uno de esos nuevos pr¨ªncipes privilegiados que exigen que las condiciones del mundo del trabajo escapen al control de los gobiernos. Y mucho mejor si retrocedemos un par de siglos y desaparece la idea misma de los sindicatos, y todav¨ªa mejor si desaparecen la Uni¨®n Europea y los sindicatos europeos, tan dispuestos a apoyar a los decididos mec¨¢nicos suecos. David Dayen, director de la revista estadounidense Prospect, escribe: ¡°El esp¨ªritu antidemocr¨¢tico, antipatri¨®tico y restrictivo de la libertad que anim¨® a los enemigos ricos de Roosevelt est¨¢ m¨¢s que presente en los enemigos superricos de la Administraci¨®n de Biden¡±. Quiz¨¢s tenga raz¨®n la estupenda periodista mexicana Marcela Turati, que un d¨ªa nos pidi¨® a los periodistas que dej¨¢ramos de escribir sobre los pobres, algo que ya no parece movilizar a nadie, y empez¨¢ramos a hacerlo de los ricos, de su modo de vivir y de sus ideas, que, cuando se conozcan, quiz¨¢s subleven a multitudes.
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