Tres juicios inc¨®modos
La sentencia pol¨ªtica sobre Bo Xilai ya est¨¢ dictada, la judicial quiz¨¢s se haga esperar
Mientras en las villas veraniegas de Bedaihe los m¨¢ximos dirigentes chinos ultiman con discreci¨®n sus negociaciones sobre el reparto de poder en la pr¨®xima d¨¦cada, hemos podido ya asistir al primer acto de la respuesta judicial a la constelaci¨®n de esc¨¢ndalos que ha acompa?ado la ca¨ªda en desgracia del l¨ªder Bo Xilai. En este contexto delicado, se quieren dar tantas muestras de firmeza como de prudencia. Se trata de evitar que se deslegitime la transici¨®n de liderazgo en curso. Hay por ah¨ª dos escenarios de peligro: en primer lugar que se refuerce la idea de una corrupci¨®n generalizada en las altas esferas, con posesiones y grandes sumas de dinero colocadas en el extranjero. En segundo lugar existe el riesgo de que se pueda interpretar que todo se reduce a una vendetta pol¨ªtica, para echar del poder a Bo Xilai.
Hay que leer la sentencia que ha recibido Gu Kailai a la luz de este intento de despolitizar el caso a base de cargar las tintas del melodrama familiar. De ah¨ª la truculencia de los detalles. Se ha juzgado el caso de una madre de personalidad inestable, adicta a los sedantes y antidepresivos, que al saber que su hijo Bo Guagua est¨¢ en peligro en el extranjero, reacciona de forma violenta y expeditiva ante las amenazas y chantajes de un empresario ingl¨¦s. Todo muy humano, quiz¨¢s demasiado humano. La sentencia de pena m¨¢xima en suspensi¨®n se asegura de paso el silencio futuro, para evitar que se pudiesen llegar a abrir indeseables cajas de Pandora.
Quedan dos protagonistas pendientes de juicio. En la medida que en sus casos no hay cad¨¢veres encima de la mesa y que en ambos casos hay una agenda oculta, se vuelve imposible predecir con certeza como avanzar¨¢n, aunque probablemente sin prisas. En el caso del superpolic¨ªa Wang Lijun no se sabe a ciencia cierta qu¨¦ documentos filtr¨® a los norteamericanos en su huida al consulado y en qu¨¦ t¨¦rminos se produjo su retorno a las autoridades de Pek¨ªn: sin duda la traici¨®n se castigar¨¢ con dureza. Quiz¨¢s en t¨¦rminos similares a la que ha recibido la mujer del l¨ªder defenestrado. Sobre Bo Xilai la sentencia pol¨ªtica ya est¨¢ dictada, la judicial probablemente se haga esperar. A¨²n se han de concretar los cargos que se le imputan, de momento vagos y orientados a la corrupci¨®n econ¨®mica, el flanco que pol¨ªticamente m¨¢s le puede perjudicar. Bo Xilai no cabalgaba en solitario: cuenta con padrinos de gran poder y con no pocas simpat¨ªas ganadas con su estilo populista. Desactivar los efectos perniciosos que pudiese generar su caso, es tarea prioritaria tanto para los l¨ªderes actuales como para los que est¨¢n a punto de llegar.
Manel Oll¨¦ es profesor de historia y cultura de la China contempor¨¢nea de la Universitat Pompeu Fabra.
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