Un papa del Nuevo Mundo
La Iglesia se ha ido a hacer las Am¨¦ricas con la ayuda inestimable de los cardenales de EE UU
Un europeo del Imperio austroh¨²ngaro, Antonin Dvorak, compuso la famosa sinfon¨ªa Nuevo Mundo inspirado tras una estancia de varios a?os en Estados Unidos en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XIX. Hoy el nuevo mundo tiene un Papa latinoamericano. El papado en un audaz movimiento geoestrat¨¦gico cambia de continente, de Europa a Am¨¦rica, a la Am¨¦rica hispana, adelant¨¢ndose a la sentida necesidad de un nuevo orden mundial. Hab¨ªamos digerido el desplazamiento del centro de gravedad hacia Asia, pero el traslado no funciona en sentido ¨²nico. La todav¨ªa sorprendente renuncia del papa Benedicto ha provocado un tsunami, de alcance a¨²n desconocido, cuya primera oleada se vio el mi¨¦rcoles por la noche en el balc¨®n central del Vaticano al aparecer el nuevo papa Francisco, argentino, una simple cruz de metal sobre el pecho, con unos gestos inusuales. ¡°Vengo del fin del mundo¡±, fueron sus primeras palabras a una audiencia asombrada. En solo unos minutos qued¨® claro que apuntaba el principio del fin de la Iglesia Cat¨®lica envejecida y anclada en Italia, euroc¨¦ntrica, que se abr¨ªa a los otros, los que hasta ahora contaban poco en el reparto mundial, los m¨¢s heridos por la desigualdad, ese 1% de la poblaci¨®n que tiene lo que el 99% necesita.
Resulta sugerente la r¨¢pida reacci¨®n del presidente Obama felicit¨¢ndose por el papa de Buenos Aires y compartiendo el j¨²bilo con millones de hispanoamericanos (los hispanos son ya la primera minor¨ªa de EE UU), comparada con la falta de reflejos de la Espa?a oficial ante el ascenso de un papa iberoamericano. La Iglesia se ha ido a hacer las Am¨¦ricas, con la ayuda inestimable de los cardenales norteamericanos. El papa ya no es solo el obispo de Roma. Desde la ¨®ptica de la pol¨ªtica internacional este es un significado mayor de la elecci¨®n del cardenal Bergoglio, jesuita, como el nuevo papa Francisco. El nombre, otra acertada novedad. El Vaticano, aunque un estado min¨²sculo, no llega a medio kil¨®metro cuadrado, el madrile?o parque del Retiro tiene 1,18 kil¨®metros cuadrados, ejerce un extraordinario poder e influencia mundiales. La elecci¨®n de un papa, que no es solo el l¨ªder espiritual de los cat¨®licos, es una historia de poder, que fascina globalmente a trav¨¦s de la televisi¨®n, con enorme repercusi¨®n en las redes sociales.
Lo sucedido nos recuerda que cada vez menos cosas giran ya alrededor del Viejo Continente, ensimismado en los procedimientos y perdida de vista la insuperable idea de una integraci¨®n cada vez m¨¢s estrecha, a manos de una absurda y ego¨ªsta, por ineficaz, obtusa renacionalizaci¨®n de las pol¨ªticas europeas. Reventada la centralidad europea, la llegada del papa 266 de la historia se?ala algo trascendente desde el punto de vista temporal. Ya est¨¢ aqu¨ª un nuevo mundo con un reparto m¨¢s equilibrado y generoso de roles. ?Por qu¨¦ siempre el presidente del banco mundial tiene que ser un estadounidense y el del FMI, un europeo? Europa se encoge un poco m¨¢s mundialmente y confirma el peligro de su desaparici¨®n paulatina de la pantalla del radar global. Antes de la mitad de siglo, solo un 7% de la poblaci¨®n mundial ser¨¢ europea; ya el 80% del crecimiento econ¨®mico procede de otros continentes. La Iglesia Cat¨®lica, con m¨¢s reflejos que otras instituciones civiles, ha decidido abrirse al optimismo, a los m¨¢s j¨®venes en otros continentes, que le den la energ¨ªa perdida y necesaria para afrontar sus problemas.
La m¨¢s antigua y mayor multinacional del mundo, con 1.200 millones de clientes, 1 mill¨®n de empleados, decenas de millones de voluntarios, una red de distribuci¨®n planetaria, un logo universalmente reconocido, una operaci¨®n de ¨¦xito en los mercados emergentes (Schumpeter en The Economist), ha utilizado su profunda crisis como trampol¨ªn para sorprender. El voto de una senado de ancianos cardenales, los hombres de rojo, emitido bajo la severa mirada del Dios todopoderoso y juzgador pintado por Miguel ?ngel en el techo de la capilla Sixtina, decant¨¢ndose por un hombre humilde que recuerda un poco al papa Roncalli, con aspecto de p¨¢rroco de pueblo, ha hecho so?ar por un instante, y no solo a los creyentes, que otra Iglesia es posible; m¨¢s evang¨¦lica, m¨¢s colegial, m¨¢s cercana a la original. Han sido creativos: el papa Francisco ha llegado para algo m¨¢s que gestionar el declive del catolicismo. Rotundo fracaso predictor de los vaticanistas y de los medios de comunicaci¨®n. ?C¨®mo es posible que nadie reparara que el arzobispo de Buenos Aires estuvo a punto en el c¨®nclave de 2005 de cerrar el paso al papado del cardenal Ratzinger? Esta operaci¨®n de sustituci¨®n de un papa que dimite, por su incapacidad de someter a una curia plagada de esc¨¢ndalos, no se puede haber preparado en una semana. ?Cu¨¢nto ha tenido que ver la mano del papa em¨¦rito en este desenlace? La Iglesia cat¨®lica le ha dado la vuelta al mapamundi.
fgbasterra@gmail.com
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