Un 60% de los tunecinos votan en las primeras legislativas democr¨¢ticas
Islamistas y laicos se disputan el control del nuevo Gobierno de unidad
Las primeras elecciones totalmente democr¨¢ticas celebradas este domingo en T¨²nez, tras la Constituci¨®n y la ley electoral refrendadas este mismo a?o por primera vez en un pa¨ªs musulm¨¢n despu¨¦s de las revueltas de la primavera ¨¢rabe, son en realidad un duelo que se simplifica mucho en la confrontaci¨®n del modelo islamista moderado de Ennahda y el laico centrista de Nida Tunes. Esa disputa existe y es evidente, pero hay m¨¢s. Tambi¨¦n est¨¢ en juego el dif¨ªcil tr¨¢nsito desde la euforia posrevolucionaria y de la liberaci¨®n de la sociedad tras la ca¨ªda del tirano Zin el Abidin Ben Al¨ª a la siempre farragosa gesti¨®n de la recogida de basuras. La participaci¨®n (un 60%) ha desmentido los peores vaticinios que auguraban una gran abstenci¨®n ante el hartazgo hacia la pol¨ªtica y por los problemas econ¨®micos de muchos j¨®venes y mujeres; ahora relegados tras el fulgor inicial de la revoluci¨®n de los jazmines.
Los datos finales con los resultados oficiales de las primeras elecciones generales verdaderamente democr¨¢ticas de T¨²nez y de un pa¨ªs ¨¢rabe tras las revueltas de 2011 se conocer¨¢n el mi¨¦rcoles. Este domingo por la noche solo se ha podido confirmar la buena participaci¨®n (ocho puntos superior a la de 2011) y la tendencia a consagrar en el nuevo Parlamento y el consiguiente Gobierno una divisi¨®n pol¨ªtica bipolarizada en torno a Ennahda y Nida Tunes.
Una de esas dos fuerzas antag¨®nicas tendr¨¢ ahora la responsabilidad de proponer un primer ministro y, lo que resultar¨¢ m¨¢s relevante, una nueva coalici¨®n en el poder. Sus dos l¨ªderes hist¨®ricos, tanto Rached Ghanuchi (de 73 a?os, en las filas islamistas), como Caid Essebsi (de 87), por los centristas laicos, han prometido en campa?a que llamar¨¢n a m¨¢s partidos para gobernar juntos en lo que definen seg¨²n el caso como un Ejecutivo de ¡°concentraci¨®n, de consenso, o de unidad nacional¡±. Incluso aunque dispusieran en solitario de mayor¨ªa absoluta, esos 109 esca?os inviables de sumar por s¨ª solos con un sistema electoral basado en una modalidad proporcional que prima el reparto entre los partidos minoritarios. En la actual C¨¢mara (217 diputados) hay m¨¢s de 20 partidos y para estas elecciones se han registrado unos 80 partidos con 1.327 listas.
La inc¨®gnita estriba, por tanto, en qui¨¦n liderar¨¢ esa gran coalici¨®n y en c¨®mo se enfrentar¨¢ el nuevo Gobierno a un pa¨ªs en crisis y sin grandes recursos que necesita demostrar a sus ciudadanos que la democracia real de cada d¨ªa tambi¨¦n compensa. Y funciona. Ennahda y Ghanuchi han aceptado que los gobiernos que ellos han impulsado y sostenido estos tres a?os bastante han tenido con asentar los pilares de esta transici¨®n inacabada. Y prometen que ahora se dedicar¨¢n al fin a gobernar los asuntos del pa¨ªs.
Nida Tunes, que naci¨® en este periodo como una formaci¨®n sobre todo anti-Ennahda y ha recogido en su seno desde combatientes contra el anterior r¨¦gimen a excolaboradores del dictador, propone el principio maximalista del relevo en el poder. En ese enfrentamiento manique¨ªsta se asocia Ennadha con la militancia ciega, el islamismo dogm¨¢tico, lo antiguo. Y a Nida Tunes con lo moderno, lo laico, lo eficaz. Lo ¨²til. Las encuestas, que est¨¢n prohibidas pero que manejan todos los partidos ¡ªque por cierto se han gastado en esta campa?a mucho dinero en asesores de comunicaci¨®n internacionales¡ª, vaticinaban hace meses un cambio claro a favor de Nida Tunes.
Ennahda, pese a prometer un islamismo moderado, segu¨ªa despertando desconfianza por lo que ha pasado con fuerzas similares en otras naciones ¨¢rabes enfrascadas tras el caos de la primavera ¨¢rabe en Siria, Libia, Egipto o Yemen. Pero, seg¨²n observadores internacionales que han manejado esos datos y con los que contact¨® EL PA?S, esa corriente se ha corregido estas ¨²ltimas semanas y ambos partidos estar¨ªan ahora cerca del empate. El buen dato de la participaci¨®n lleg¨® al final para complicar estas interpretaciones. Se presupon¨ªa que ni las mujeres ni los j¨®venes, olvidados tras insuflar en su d¨ªa vida a la evoluci¨®n de los jazmines, iban a acudir en masa a las urnas y que una elevada abstenci¨®n beneficiar¨ªa a Ennahda, que cuenta con un cuerpo electoral seguro y muy militante. Ambas formaciones se daban este domingo por la noche por ganadoras y los sondeos tampoco aclaraban mucho m¨¢s el incierto panorama.
Pero en la jornada electoral, tranquila y sin graves incidentes, se ha congregado mucha gente en los 4.864 colegios electorales. En las colas ante los colegios de las calles de Marsella, Rusia o Charles De Gaulle de la capital se arracimaban muchos hombres mayores.
Pero tambi¨¦n se citaban chicas j¨®venes que luego volcaban con orgullo en las redes sociales las fotos de sus dedos tintados tras haber votado. Yusma: ¡°Por una democracia unida¡±. Racha Woo: ¡°Por una vida mejor y un futuro m¨¢s brillante¡±.
El terrorismo, la basura y la ca¨ªda del turismo
T¨²nez, un pa¨ªs peque?o, de unos 11 millones de habitantes, no dispone de grandes recursos naturales ni se ha detectado en su subsuelo petr¨®leo o gas. Adem¨¢s, est¨¢ emparedado entre dos grandes vecinos: Argelia y Libia. Con la gigante Argelia, las relaciones son siempre dif¨ªciles, como sabe bien Marruecos. Con Libia, que vive en el caos y a la que se acusa de permitir todo tipo de contrabandos, se cerr¨® el viernes la frontera com¨²n ante el ¨²ltimo episodio terrorista, ocurrido el mismo d¨ªa del cierre de campa?a. Seis terroristas y un polic¨ªa murieron en el asalto a una casa pr¨®xima a la capital.
El peligro del rebrote del terrorismo es tambi¨¦n en T¨²nez una obsesi¨®n. La polic¨ªa y el Ej¨¦rcito han desplegado a m¨¢s de 80.000 agentes en el pa¨ªs. Pero pese a la presencia evidente y la sensaci¨®n de seguridad, el turismo del que se nutr¨ªan sus playas ha ca¨ªdo notablemente. La ministra encargada del sector lo cuantific¨® tras el degollamiento en Argelia de un gu¨ªa franc¨¦s. Seg¨²n revel¨®, las visitas de turistas se han reducido entre un 15% y un 30%. Podr¨ªa ser m¨¢s.
El mismo temor mantiene en alerta cada semana al ministro marroqu¨ª de Turismo, aunque no coincida con los datos facilitados por las patronales, que cuantifican la bajada tambi¨¦n all¨ª entre el 15% y el 30%. Las playas tunecinas eran hasta hace poco un destino secreto bien guardado de muchos turistas espa?oles. En 2010 las visitaron 140.000 ciudadanos residentes en Espa?a. El ejercicio pasado se quedaron en 20.000. Es cierto que hay bastante inquietud ante la inseguridad en la zona, pero tambi¨¦n mucho malestar por su escaso cuidado, la suciedad de sus arenales, y la baja dotaci¨®n de las infraestructuras tur¨ªsticas incluso en los enclaves m¨¢s demandados, seg¨²n varios especialistas consultados por EL PA?S en T¨²nez.
Este fallo se le achaca a los gobiernos de coalici¨®n encabezados por Ennahda, como sucede en algunas ciudades con la recogida de basura, por su poca preparaci¨®n y mala gesti¨®n.
El pa¨ªs padece una alta tasa de paro (en torno al 15%, que se dispara entre j¨®venes y mujeres) y un d¨¦ficit presupuestario y comercial elevado, que se sufraga con deuda. La tasa de inflaci¨®n se fren¨® en agosto al situarse en un 5,8%. El primer ministro saliente, Mehdi Joma?, present¨® el viernes el proyecto de los presupuestos ante el Parlamento y urgi¨® al futuro Ejecutivo a aplicar medidas cuanto antes para frenar el descontento social. Pero tampoco est¨¢ claro qu¨¦ podr¨¢ hacer el nuevo Gobierno en un pa¨ªs en el que el 40% de su econom¨ªa se califica de ¡°sumergida¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.