Barack Obama afronta el descontento de Estados Unidos
Los norteamericanos eligen el martes a congresistas y gobernadores en un ambiente de desafecci¨®n hacia Washington y hacia el Partido Dem¨®crata
Estados Unidos vota el martes en un ambiente de desafecci¨®n hacia el presidente Barack Obama, de descontento con la clase pol¨ªtica en Washington y de pesimismo ante la econom¨ªa y la posici¨®n del pa¨ªs en el mundo.
El Partido Republicano aspira a lograr el control del Congreso en las elecciones de medio mandato, las ¨²ltimas de ¨¢mbito nacional antes de las presidenciales de 2016, en las que se elegir¨¢ al sucesor de Obama. En el tramo final de la campa?a, el Partido Dem¨®crata del presidente intenta limitar las p¨¦rdidas.
Algunos hablan de ansiedad. Otros, de miedos o inseguridades de un pa¨ªs que cree haber perdido la influencia mundial de hace unas d¨¦cadas y la capacidad de garantizar la igualdad de oportunidades y el derecho a la felicidad, inscrita en sus documentos fundacionales.
Para describir el humor de los norteamericanos en v¨ªsperas de las elecciones, Carroll Doherty, director de investigaciones pol¨ªticas en el Pew Research Center, recurre a una palabra de ecos shakespearianos: descontento. ¡°El ambiente no es bueno. Y esto tampoco es nuevo¡±, dice Doherty, en una entrevista en la sede en Washington de esta organizaci¨®n de referencia en los estudios de la opini¨®n p¨²blica y los cambios demogr¨¢ficos.
Desde las ¨²ltimas elecciones de medio mandato, en 2010, la tasa de desempleo ha ca¨ªdo en EE UU de un 9,5% a un 5,9%. El d¨¦ficit ha bajado al 2,9% desde cerca del 9% hace cuatro a?os. La econom¨ªa crece a un ritmo sostenido. Y, sin embargo, un 65% de norteamericanos est¨¢ insatisfecho con la situaci¨®n en el pa¨ªs y la mayor¨ªa desaprueba la gesti¨®n del presidente, seg¨²n datos del Pew Research Center.
¡°Muchos americanos sienten que no se benefician de la recuperaci¨®n¡±, dice Doherty. ¡°Los nuevos empleos no est¨¢n necesariamente bien remunerados, y para los que ya ten¨ªan trabajo el aumento de los salarios no se ha mantenido. La gente siente que se queda atr¨¢s aunque la econom¨ªa vaya mejor¡±.
El malestar no es culpa de la llegada del ¨¦bola a EE UU o de los tropiezos de la Administraci¨®n Obama en la gesti¨®n de la enfermedad. Tampoco de la amenaza de los yihadistas del Estado Isl¨¢mico ni de los titubeos en la nueva intervenci¨®n norteamericana en Oriente Pr¨®ximo. No s¨®lo.
El descontento ¡ªla inseguridad, la ansiedad, la desafecci¨®n¡ª viene de muy atr¨¢s, seg¨²n Doherty. De la crisis financiera de 2008 y la gran recesi¨®n que golpearon a la primera potencia mundial ¡ªy despu¨¦s a otras econom¨ªas desarrolladas¡ª y dejaron tocada la confianza en un futuro que siempre deb¨ªa mejorar. O de antes incluso, del fiasco de la ocupaci¨®n de Irak en 2003, que enterr¨® la idea, asumida tras la ca¨ªda del imperio sovi¨¦tico, de que EE UU era omnipotente y no hab¨ªa problema internacional que se le resistiese.
Hay que remontarse a finales de los a?os noventa, cuando terminaba la presidencia del dem¨®crata Bill Clinton, para registrar los niveles de confianza y optimismo que desde su fundaci¨®n se asocian con este pa¨ªs.
¡°Lo interesante¡±, dice Doherty, ¡°es que habr¨¢ unas elecciones el martes, y es probable que los republicanos obtengan un buen resultado. Pero tras su victoria en las elecciones de medio mandato 2010, su ratio de opiniones favorables y desfavorables era negativo. Y, si el martes ganan, su imagen ser¨¢ negativa. ?Y es el partido vencedor! Este es el signo del descontento: el partido que gana en dos elecciones de medio mandato consecutivas tiene una imagen negativa. El motivo de que les vaya bien no son sus fortalezas sino las debilidades del otro lado¡±.
El martes, los norteamericanos elegir¨¢n a 36 gobernadores y renovar¨¢n los 435 esca?os de la C¨¢mara de Representantes y 36 de los 100 esca?os del Senado. Los miembros de la C¨¢mara, que representan peque?os distritos, son elegidos para dos a?os. Los senadores, que representan un Estado, para seis.
El Partido Republicano, con 233 esca?os, es mayoritario desde 2011 en la C¨¢mara de Representantes y espera ampliar la mayor¨ªa en estas elecciones. El Partido Dem¨®crata, con 53 senadores, domina el Senado pero, seg¨²n varios sondeos, los republicanos ganar¨¢n los seis esca?os necesarios para la mayor¨ªa. Si esto ocurre, la derecha controlar¨¢ las dos C¨¢maras del Congreso. Esto agravar¨¢ las dificultades de Obama para imponer su programa y modelar su legado ¡ªsu lugar en la historia: la obsesi¨®n de todo presidente cuando se acerca la hora de abandonar el poder¡ª antes de acabar su segundo y ¨²ltimo mandato.
No es ins¨®lito que el partido del presidente pierda las elecciones parciales. Desde 1934, s¨®lo en dos ocasiones, el partido que ocupaba la Casa Blanca ha sumado esca?os: en 1998, en los a?os del idealizado optimismo clintoniano, y en 2002, despu¨¦s de los atentados del 11-S. La norma es que estas elecciones sirvan para castigar al presidente. Y, cuando el presidente es impopular, como Obama en 2014 o el republicano George W. Bush en 2006, el castigo es m¨¢s severo.
En el Senado, adem¨¢s, est¨¢n en juego m¨¢s esca?os dem¨®cratas que republicanos, lo que expone a los primeros a m¨¢s derrotas: tienen m¨¢s territorio que defender. Algunos dem¨®cratas en peligro se encuentran en Estados conservadores: fueron elegidos en 2008 gracias a la ola de entusiasmo que llev¨® a Obama a la Casa Blanca. Estos senadores eran una anomal¨ªa.
Otro factor: el electorado que se moviliza en las legislativas, donde la participaci¨®n ronda el 40%, perjudica a los dem¨®cratas. Minor¨ªas y j¨®venes ¡ªsu clientela electoral tradicional, la que contribuy¨® a la victoria de Obama en 2008 y 2012¡ª votan m¨¢s en las presidenciales que en las legislativas. Y la desafecci¨®n no ayuda a sacarles a votar. El martes votar¨¢ otro pa¨ªs: m¨¢s blanco y de m¨¢s edad. M¨¢s republicano.
Plebiscito o elecci¨®n
Los republicanos quieren convertir las elecciones legislativas del 4 de noviembre en un refer¨¦ndum sobre la gesti¨®n de Barack Obama. Por eso Obama y su supuesta incompetencia ¡ªcon la econom¨ªa, la reforma sanitaria, el ¨¦bola, el Estado Isl¨¢mico¡ª son el principal argumento de la campa?a del Partido Republicano. El Partido Dem¨®crata plantea la contienda electoral como una suma de comicios locales con temas diversos, desde los derechos reproductivos de las mujeres al salario m¨ªnimo. De qu¨¦ relato se imponga depender¨¢ el resultado.
¡°Est¨¢ claro que los republicanos quieren nacionalizar las elecciones. Y est¨¢ claro que los dem¨®cratas quieren que de lo que se trate sea de las dos personas que figuran en cada papeleta¡±, dijo esta semana en Washington Guy Cecil, jefe de la campa?a dem¨®crata para el Senado. Cecil participaba en un debate, organizado por el diario Politico, con su hom¨®logo republicano, Rob Collins.
El problema de Cecil es que el propio Obama ha nacionalizado la campa?a al exhibir sus logros ¡ªla bajada del paro y la reforma sanitaria¡ª y proclamar que en noviembre se someter¨ªan al voto. Cuando el moderador pregunt¨® qu¨¦ pol¨ªtico hab¨ªa ayudado m¨¢s a los candidatos, el republicano Collins respondi¨®: Barack Obama. ¡°Cada vez que hemos tenido un momento bajo en nuestra campa?a ha dicho: mis pol¨ªticas est¨¢n en la papeleta¡±.
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