Una chechena secuestra a sus hijos en Holanda para llevarlos a Siria
Luca y Aysha, de ocho y siete a?os, viven ahora en una ciudad controlada por el EI


Las fotograf¨ªas de Luca y Aysha, dos hermanos de ocho y siete a?os, respectivamente, aparecen este lunes en todos los medios de comunicaci¨®n en Holanda. Su madre, una refugiada chechena de 32 a?os que lleg¨® a Maastricht (sur del pa¨ªs) en 1999, los secuestr¨® el pasado octubre para llevarlos a Siria. Umm, nombre ficticio utilizado por las autoridades para proteger la identidad de la mujer, tiene otros dos ni?os m¨¢s peque?os, y de otros maridos. A uno lo cuida la abuela en Maastrich. El otro est¨¢ en B¨¦lgica.
La noticia se ha conocido ahora y ha conmocionado a Holanda. Es la primera vez que se produce un rapto de menores para que vivan bajo las ¨®rdenes del denominado Estado Isl¨¢mico (EI). A pesar de que una llamada an¨®nima advirti¨® a Mark, el padre de los peque?os, tambi¨¦n checheno, de las intenciones de su exmujer, los servicios sociales no vieron nada raro. Pero ella consigui¨® abordar un avi¨®n en B¨¦lgica y despu¨¦s otro en Grecia. Llegar a su destino, en Raqqa, le cost¨® al menos dos meses de vagabundeo por Europa con documentos falsos. La polic¨ªa no entiende c¨®mo pudo lograrlo. Sobre todo porque los servicios secretos holandeses la vigilaban desde 2011, cuando mantuvo relaciones con un fundamentalista musulm¨¢n de la propia comunidad chechena.
Seg¨²n los expertos en rapto de menores, recuperar a Luca y Aysha ser¨¢ muy dif¨ªcil. En estos momentos, no hay forma de reclamarlos a ning¨²n Estado firmante del Convenio de La Haya (1980), sobre la sustracci¨®n internacional de menores. Desde 2013, al menos 31 ni?os han salido de Holanda camino de Siria con el visto bueno de ambos padres. Otros 12 menores lo hicieron por su cuenta, seg¨²n la Oficina de Protecci¨®n del Menor.
¡°Una pared verde con plantas algo mustias. Al fondo, una mezquita. As¨ª es nuestro barrio¡±, escribi¨® Umm el pasado 28 de diciembre en su p¨¢gina de Facebook. Dos d¨ªas despu¨¦s a?adi¨® lo siguiente: ¡°Aqu¨ª es donde vivo. Gracias a Dios. En Raqqa¡±. Antes de todo esto, cuando su expareja fue informado de que ella se hab¨ªa radicalizado en poco tiempo, se alert¨® tambi¨¦n al colegio musulm¨¢n donde estudiaban Luca y Aysha. ¡°?Se creen que voy a poner a mis hijos en peligro?¡±, dijo Mark, para demostrar que se preocupaba por ellos.
El 29 de octubre, Umm acudi¨® al centro escolar El Habib para recoger a Luca. La ni?a, Aysha, estaba enferma, seg¨²n hab¨ªa dicho. Antes de salir, pidi¨® permiso para fotocopiar unos documentos que le hab¨ªan reclamado, supuestamente, los servicios sociales. Cuando el director adjunto vio que se hab¨ªa dejado una p¨¢gina abierta en un ordenador, y all¨ª aparec¨ªa la imagen de un billete de avi¨®n (con la ruta Dusseldorf-Alexandroupoulis, con escala en Atenas) telefone¨® al padre.
Eran las 16.30 horas y Mark llam¨® de inmediato al m¨®vil de Umm. Ella le contest¨® que estaban en Maastricht y ten¨ªa poca bater¨ªa. Que lo intentara de nuevo pasados 20 minutos. Luca se puso un momento para decirle a su padre que esa noche ¡°tal vez durmamos en otro sitio¡±. Despu¨¦s, se cort¨® la comunicaci¨®n. Seg¨²n la reconstrucci¨®n de los hechos, efectuada por el rotativo local De Limburger Dagblad, el padre alert¨® enseguida a la polic¨ªa, que acudi¨® al domicilio de Umm. All¨ª no hab¨ªa nadie. Se supone que Umm fue a casa de su madre, recogi¨® a Aysha y dej¨® a los dos m¨¢s peque?os con la abuela. Todav¨ªa en Maastricht, el tr¨ªo subi¨® a un coche conducido por una mujer de origen turco, que los llev¨® al aeropuerto de Dusseldorf. La intermediaria declar¨® luego a la polic¨ªa que ¡°Umm y los cr¨ªos iban de vacaciones a Grecia¡±. Una excusa insostenible, porque no era ¨¦poca de vacaciones escolares.
De todos modos, ese viaje se trunc¨® nada m¨¢s empezar porque perdieron el vuelo. Esa misma noche se dio un aviso internacional, y la foto de los menores apareci¨® en los ordenadores policiales como v¨ªctimas de un posible secuestro. Dos semanas despu¨¦s, Umm y sus hijos tomaron un avi¨®n a Grecia desde el aeropuerto belga de Charleroi. A mediados de diciembre, la mujer sac¨® dinero de un cajero autom¨¢tico en Estambul y Mark la reconoci¨® en los v¨ªdeos de seguridad que le mostraron. A pesar de que iba te?ida de rubio y sin velo, y a pesar de las capuchas y gafas oscuras de sus hijos. Eran ellos, no hab¨ªa duda. El Ministerio holand¨¦s de Asuntos Exteriores se puso en contacto con las autoridades turcas, pero sin resultado. El 28 de diciembre, apareci¨® el revelador mensaje en Facebook, escrito ya desde Raqqa. Seg¨²n De Limburger Dagblad, en realidad se trata de Tell Abyad, una localidad fronteriza al norte de Siria en manos de EI. En enero, la abuela de Maastricht recibi¨® una llamada donde Umm le dijo que hab¨ªa llegado a su destino.
Seg¨²n el padre de Luca y Aisha, su exmujer era una musulmana secular ¡°que se ha radicalizado a trav¨¦s de Internet y de sus nuevas compa?¨ªas¡±. El novio checheno con el que tuvo otro hijo, y que ella misma lleg¨® a considerar ¡°un extremista¡±, podr¨ªa estar ahora en Somalia, en las filas del grupo terrorista Al-Shabaab. Mientras la polic¨ªa holandesa recompone el rompecabezas del viaje, se amontonan la preguntas. Sobre todo una: ?C¨®mo pudo residir en Europa durante dos meses con documentaci¨®n falsa y abordar luego, con los mismos papeles, y dos menores de la mano, un avi¨®n comercial? De momento, la polic¨ªa y la fiscal¨ªa de Maastricht han abierto una investigaci¨®n sobre la posibilidad de que haya una c¨¦lula radical islamista. Porque de la ciudad era el joven de 19 a?os que el pasado noviembre perpetr¨® un ataque suicida en Bagdad, la capital de Irak. Y de la villa sali¨® Aicha, la joven que planeaba casarse con un yihadista holand¨¦s de origen turco, y que fue rescatada luego por su madre.
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