Clinton frena con su experiencia los ataques de Trump en un tenso debate
La dem¨®crata pone al republicano a la defensiva con acusaciones de racismo y falta de preparaci¨®n
Hillary Clinton resisti¨® este lunes los ataques de Donald Trump en un debate en el que ambos candidatos chocaron por sus visiones opuestas sobre la econom¨ªa, la discriminaci¨®n racial y la credibilidad de ambos para liderar la primera potencia mundial. En medio de una expectaci¨®n mundial, ninguno cometi¨® errores de bulto que puedan desequilibrar una campa?a igualada. No hubo ninguna salida de tono may¨²scula de Trump, que hizo un esfuerzo por contenerse. Pero Clinton logr¨® ponerle a la defensiva al cuestionar sus credenciales como empresario, acusarle de racismo y poner en duda su temperamento para ser comandante en jefe.
Para Clinton, debatir cara a cara con Trump, era arriesgado. Trump, adem¨¢s de magnate inmobiliario, es una estrella de la telerrealidad y se siente c¨®modo en el pressing catch televisivo. Para Trump, un candidato con una tendencia acusada a la improvisaci¨®n, enfrentarse por primera vez con una pol¨ªtica experimentada como Clinton, y verse confrontado con sus propias mentiras y exageraciones, tambi¨¦n entra?aba un riesgo.
El duelo de la Universidad de Hofstra, en Nueva York, termin¨® con m¨¢s satisfacci¨®n en el campo dem¨®crata que en el republicano, pero probablemente no suponga un vuelco. Quedan 42 d¨ªas de campa?a y dos debates m¨¢s.
Cada uno expuso sus credenciales, sin salirse del gui¨®n. Clinton, como una candidata con un dominio detallado de los temas, sin perder los nervios, sonriente durante buena parte de los noventa minutos que dur¨® el duelo, y haciendo gala de su larga experiencia pol¨ªtica. Trump, poco preocupado por los detalles, y con mensajes sencillos sobre el libre comercio, el crimen o la pol¨ªtica exterior que llegan a su electorado, formado en gran parte por hombres blancos de clase trabajadora.
Clinton busc¨® el cuerpo a cuerpo, en un intento constante de provocar uno de los exabruptos de Trump. Entre el moderador, Lester Holt, y la propia Clinton, dejaron en evidencia sus mentiras. Por ejemplo, su afirmaci¨®n de que se opuso a la Guerra de Irak en 2003, desmentida por declaraciones p¨²blicas del magnate en aquella ¨¦poca.
"No tiene la imagen [de presidenta]. No tiene aguante", atac¨® Trump. Y as¨ª sembraba de nuevo dudas sobre el estado de salud de Clinton, a lo que esta respondi¨® recordando que, como secretaria de Estado, hab¨ªa viajado a 112 pa¨ªses y negociado acuerdos internacionales. "Que ¨¦l me hable de aguante...", a?adi¨®.
¡°Ella tiene experiencia, pero es una mala experiencia¡±, dijo Trump, cuyo curr¨ªculum diplom¨¢tico es inexistente.
¡°[El de Trump] no es el temperamento adecuado para ser comandante en jefe¡±, dijo Clinton tras contrastar sus esfuerzos para alcanzar un acuerdo diplom¨¢tico con Ir¨¢n con las bravatas de Trump ante los iran¨ªes.
Cuando Trump ech¨® en cara a Clinton que despareciese de la campa?a durante unos d¨ªas, Clinton respondi¨®: "Creo que Donald acaba de criticarme por preparar este debate. Y s¨ª, lo prepar¨¦. ?Y sabe para qu¨¦ m¨¢s me prepar¨¦? Me prepar¨¦ para ser presidenta." Era una manera de decir que su rival carece de la preparaci¨®n para ocupar el Despacho Oval.
Ella le llamaba a ¨¦l Donald. ?l altern¨® entre ¡°secretaria Clinton¡± y ¡°Hillary¡±. ?l aparec¨ªa crispado y serio; ella, con una sonrisa condescendiente, como si su oponente fuese un ni?o travieso y ella su madre o profesora.
Un argumento recurrente de Trump fue que Clinton lleva treinta a?os en pol¨ªtica y ha fracasado; que su experiencia como hombre de negocios y novato en la pol¨ªtica le permitir¨¢ resolver los problemas de EE UU; que la pol¨ªtica exterior de Clinton fue lo que propici¨® el ascenso del Estado Isl¨¢mico. El republicano avanz¨® cuando expuso su discurso proteccionista en defensa de la clase obrera, de tribuno de los trabajadores desamparados ante el vendaval de la globalizaci¨®n, el cierre de f¨¢bricas y su traslado a pa¨ªses como M¨¦xico, que cit¨® varias veces.
Tan llamativo fue lo que dijo como lo que call¨®. Apenas habl¨® de inmigraci¨®n, uno de sus temas estrella. Tampoco lanz¨® ning¨²n insulto espont¨¢neo. No hubo un circo Trump, y esto ya es un peque?o ¨¦xito para los republicanos, que tem¨ªan que una payasada de su candidato arruinase el debate. No fue un debate de groser¨ªas como lo fueros otros en las elecciones primarias del Partido Republicano.
En cambio, Trump tuvo que enfrentarse a un continuo ataque de Clinton por la falsedad de muchas de sus afirmaciones.
Uno de los momentos m¨¢s intensos ocurri¨® cuando la candidata dem¨®crata insinu¨® que el republicano mantiene ocultas sus declaraciones de hacienda porque esconde que es menos rico de lo que dice, porque no da dinero a la filantrop¨ªa, porque no paga impuestos, o porque cuenta entre sus deudores a extranjeros que le condicionar¨ªan si llegase a la Casa Blanca.
Tambi¨¦n record¨® a la audiencia pasados comentarios mis¨®ginos del republicano, y expuso sus pr¨¢cticas empresariales, entre otras el impago a los proveedores, o las repetidas suspensiones de pago de sus empresas. El objetivo era quebrar la imagen de Trump como empresario de ¨¦xito y defensor del ciudadano de a pie, y retratarlo como un plut¨®crata que precisamente se aprovecha del ciudadano de a pie.
¡°Todo son palabras¡¡±, dijo Trump para retratar a Clinton como una pol¨ªtica tradicional, poco fiable y eficaz.
A la pregunta de por qu¨¦ durante a?os difundi¨® la ¡°mentira racista¡±, en palabras de Clinton, sobre el certificado de nacimiento de Barack Obama, Trump replic¨® con una confusa explicaci¨®n que atribu¨ªa el cuestionamiento de la nacionalidad del primer presidente a colaboradores de Clinton.
¡°Donald", dijo Clinton en otro momento, "s¨¦ que vives en tu propia realidad¡±.
El mundo vio durante noventa minutos el contraste entre dos Estados Unidos, dos candidatos que provocan m¨¢s rechazo que adhesi¨®n, pero ambos, a d¨ªa de hoy, con opciones a la Casa Blanca.
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