La segunda muerte del ¨²ltimo jerarca nazi
Una investigaci¨®n revela el final de Alois Brunner, uno de los peores criminales de la II Guerra Mundial


Al final de la Segunda Guerra Mundial, muchos criminales nazis lograron fundirse con la masa de refugiados que se desplazaban por una Europa en ruinas, y desaparecer. Uno de ellos fue Alois Brunner, al que Adolf Eichmann defini¨® como su "mejor hombre" y responsable directo de la deportaci¨®n de 56.000 jud¨ªos de Viena, 43.000 de Sal¨®nica, 14.000 de Eslovaquia y 23.500 de Francia. Aunque el Mosad consigui¨® hacerle llegar dos cartas bomba a Damasco, que le provocaron graves heridas, los datos que exist¨ªan sobre su vida de pr¨®fugo eran escasos. Ahora, la revista francesa XXI, una publicaci¨®n trimestral muy respetada, ha logrado reconstruir sus ¨²ltimos a?os en Siria, que pas¨® confinado en un s¨®tano pese a haber sido un servidor de m¨¢xima confianza del r¨¦gimen de Hafez el Asad.
Brunner, que jam¨¢s mostr¨® el m¨¢s m¨ªnimo signo de arrepentimiento, fue dado por muerto en 2014 por el Centro Wiesenthal, que consider¨® que era el ¨²ltimo jerarca nazi de primera fila que todav¨ªa se encontraba fugado. Con su muerte, consider¨® el Centro, se cerraba una parte de la historia del siglo XX. Seg¨²n su director, el cazador de nazis Efraim Zuroff, muri¨® en torno a 2010. Sin embargo, la revista XXI ofrece una versi¨®n distinta del final de este hombre, nacido en N¨¢dk¨²t (Imperio Austro H¨²ngaro) en 1912 y nazi fan¨¢tico de primera hora.
Su investigaci¨®n se basa en el testimonio de tres personas que participaron en su servicio de seguridad. Uno de ellos, Abu Yaman, refugiado en Jordania, lo hace mostrando su identidad y hasta su foto. Los otros dos hablan de forma an¨®nima, aunque los autores del art¨ªculo ¡ªel periodista francotunecino Hedi Aouidj con la ayuda del franc¨¦s Mathieu Palain¡ª aseguran que sus testimonios concuerdan. Yaman relata que la primera vez que vio a Brunner ni siquiera le dijeron qui¨¦n era. "Vi a un hombre en ropa interior. Ten¨ªa cicatrices por todo el cuerpo, le faltaba el ojo izquierdo y tres dedos de una mano". Cuando se interes¨® por su identidad, le respondieron: "Nunca vuelvas a hacer esa pregunta a nadie".
El antiguo jerarca nazi, llegado a Damasco en 1953 a trav¨¦s de Egipto con un pasaporte a nombre de Georg Fischer, se convirti¨® en un aliado imprescindible de Hafez el Asad, incluso antes de que este diese un golpe de Estado en 1971. "El presidente sirio puso en marcha un aparato represivo de una ins¨®lita eficacia, con un solo objetivo: mantener al pa¨ªs en un terror absoluto", escribe XXI. Brunner fue un personaje esencial en esa organizaci¨®n. Abu Yaman relata que, cuando un piloto druso desert¨® a Israel, el consejo que le dio el nazi al presidente fue: "Tiene que matar a toda su familia, tiene que matar a toda la gente de su pueblo".
Sin embargo, conforme circulaban cada vez m¨¢s pruebas sobre su estancia en Damasco, el r¨¦gimen decidi¨® encerrarlo paulatinamente, para protegerlo pero tambi¨¦n para protegerse. En alg¨²n momento a finales a los a?os noventa ¡ªsus antiguos guardias no ofrecen una fecha precisa¡ª, es confinado en un s¨®tano "inmundo" donde vivi¨® hasta el final de sus d¨ªas, en 2001, casi sin medicamentos, con mala comida y con enfermedades en la piel por la falta de luz y aire. Cuando muri¨®, recibi¨® un entierro musulm¨¢n.
Efrain Zuroff pone en duda la versi¨®n de la revista XXI, aunque asegura que no hay forma de saber con certeza si es verdadera o falsa. Otro cazador de nazis, el franc¨¦s Serge Klarsfeld, s¨ª la considera veros¨ªmil. "?Sufri¨®?", pregunt¨® a los autores del reportaje. "S¨ª", le explicaron. "No conseguir¨¦ que me d¨¦ pena", replic¨®. Cuando ten¨ªa ocho a?os, los nazis irrumpieron en el domicilio de Klarsfeld, aunque su madre y ¨¦l lograron esconderse. Escuch¨® una voz que daba ¨®rdenes a los soldados que se llevaron a su padre, al que nunca volvi¨® a ver, una voz que nunca olvidar¨¢: era la de Alois Brunner, el ¨²ltimo jerarca nazi que muri¨® fugado pero, ahora lo sabemos, no en libertad.
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