La tormenta que rodea al presidente de Costa Rica
El joven mandatario Carlos Alvarado ajusta su gabinete para responder a protestas gremiales, una oposici¨®n conservadora, aprietos fiscales y un desempleo alto

El Gobierno de Carlos Alvarado en Costa Rica alcanza el primer tercio de su mandato presidencial sumido en un remolino de impopularidad, conflictos y desempleo. El presidente m¨¢s joven de la historia moderna de este estable pa¨ªs centroamericano ha perdido en el ¨²ltimo mes tres importantes piezas de su gabinete, un miembro de su peque?a fuerza legislativa y hasta la serenidad que le caracterizaba cuando lleg¨® al poder, en mayo del 2018. Una de sus im¨¢genes m¨¢s difundidas en semanas recientes es la del momento en que se enfureci¨® y golpe¨® el podio durante un discurso en Nicoya (Pac¨ªfico Norte) mientras un grupo de sindicalistas le gritaba que se fuera del poder.
¡°Gobierno d¨¦bil¡± es casi un lugar com¨²n entre analistas pol¨ªticos en tiempos recientes. Lo caracterizan as¨ª por la tendencia pol¨ªtica de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, pero tambi¨¦n por las circunstancias que rodean al mandatario de discurso progresista que debi¨® formar gobierno con figuras de distintos partidos para intentar compensar la exig¨¹idad de la bancada oficialista, que ocupa solo el 17% de los esca?os. Eran 10 diputados y ahora ser¨¢n solo nueve, pues el jefe de la bancada deja congelado su esca?o para ir al Ejecutivo para funcionar como ministro de la Presidencia. Sustituye al excandidato conservador Rodolfo Piza, quien se hab¨ªa integrado al gabinete inicial como una se?al de diversidad en ¡°gobierno de unidad¡±, pero que fall¨® como escudero de Alvarado y como enlace con fuerzas opositoras o con gremios que se suman poco a poco a los reproches contra el Ejecutivo.
Sindicatos del sector salud mantienen una huelga desde hace una semana y trastornaron el 27% de los servicios del amplio sistema sanitario costarricense, seg¨²n las autoridades. Tambi¨¦n la mayor asociaci¨®n de maestros decidi¨® apoyarlos y anunciaron que vuelven a las calles, como lo hicieron en 2018 al realizar el movimiento m¨¢s prolongado en el ¨²ltimo siglo. Dicen que defienden las instituciones estatales ante los afanes privatizadores, pero tambi¨¦n los beneficios salariales que se limitan con las pol¨ªticas fiscales que impulsa el Ejecutivo.
No es que Carlos Alvarado haya ca¨ªdo en la popularidad; es que ni siquiera goz¨® la ¡°luna de miel¡± que suelen tener los presidentes en su pr¨®logo. Su triunfo en segunda ronda contra el predicador evang¨¦lico Fabricio Alvarado, en abril de 2018, no se tradujo en apoyo popular a su Gobierno. Al cumplir su primer a?o en el mando, en abril, las opciones negativas duplicaban a las positivas en una encuesta de la Universidad de Costa Rica (UCR), aunque la ¨¦lite empresarial apoyaba el impulso a la reforma fiscal. Para ese momento los gremios de trabajadores p¨²blicos le cobraban la aprobaci¨®n de normas que limitan el crecimiento de sus beneficios salariales, y algunos sectores privados fustigaban la aplicaci¨®n de un nuevo esquema de impuestos.
Ahora la factura la paga Alvarado, se?al¨® Ilka Treminio, polit¨®loga directora de la sede en San Jos¨¦ de la Facultad Latinoamericana en Ciencias Sociales (Flacso). ¡°La votaci¨®n del 2018 dej¨® a Alvarado frente a un callej¨®n sin salida y ¨¦l entendi¨® que deb¨ªa formar un gobierno con formato de coalici¨®n. Despu¨¦s el presidente decidi¨® entregar la materia econ¨®mica a la contraparte de la coalici¨®n, la cual ha recibido los beneficios al ver desarrollada su agenda econ¨®mica, mientras el desgaste por el costo social lo recibe el partido de gobierno (Acci¨®n Ciudadana, centroizquierda)¡±.
Las finanzas p¨²blicas siguen en n¨²meros rojos y la reforma fiscal aprobada en diciembre no logr¨® que Costa Rica alcanzara un perfil crediticio suficiente para reanimar la econom¨ªa y satisfacer la demanda de empleo. El Banco Central en julio revis¨® a la baja la proyecci¨®n de crecimiento del PIB para este 2019, a un 2,2%, la menor desde la crisis de 2008-2009, aunque supera al promedio latinoamericano. Mientras, el Instituto Nacional de Estad¨ªsticas muestra que la tasa de desempleo alcanza tambi¨¦n los mayores m¨¢rgenes en 10 a?os; ahora est¨¢ en 11,9%, pero crece a 15% si se trata de mujeres y tambi¨¦n es mayor en la periferia del pa¨ªs.
Grupos empresariales y pol¨ªticos de oposici¨®n no se cansan de exigir al Gobierno medidas que reactiven pronto la econom¨ªa, sobre todo en los sectores de agricultura, construcci¨®n, manufactura y comercio, que son los m¨¢s golpeados y los que podr¨ªan dar empleo a trabajadores de baja calificaci¨®n. El Gobierno responde que hace lo que puede en medio de la estrechez fiscal, de un contexto internacional adverso (con especial impacto de la crisis en Nicaragua) y las condiciones de una econom¨ªa interna que depende m¨¢s de los actores privados que de los decretos del presidente. Hay poca confianza para invertir y consumir, reconoci¨® el presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, a pesar de medidas adoptadas para abaratar el cr¨¦dito. ¡°Uno puede llevar el caballo al r¨ªo, pero no puede obligarlo a beber¡±, dijo para ejemplificar la imposibilidad de mover las voluntades del sector privado.
Las dificultades se alojan sobre todos en zonas perif¨¦ricas del pa¨ªs que coinciden con las ¨¢reas donde menos apoyo tuvo Carlos Alvarado en las elecciones, donde m¨¢s reproches hay contra el Estado y donde se han multiplicado en los ¨²ltimos a?os las iglesias evang¨¦licas neopentecostales sobre las que se basan nuevas fuerzas pol¨ªticas conservadoras. En esas zonas se suele ver al mandatario como un joven aburguesado, o ¡°un chavalo fresa¡±, como dijo un vendedor de pescado en Puntarenas, en el Pac¨ªfico, donde tambi¨¦n hay fuerte presencia de nuevas congregaciones religiosas. El excandidato Fabricio Alvarado lidera uno de los partidos confesionales y forma parte de una intensa oposici¨®n que se une a las fuerzas cat¨®licas contra iniciativas progresistas, como la promesa de Alvarado de firmar una norma que permitir¨ªa realizar abortos cuando est¨¢ en peligro la salud de la madre.
Las fuerzas de origen religioso se han mezclado parcialmente a las protestas sindicales y lograron tumbar en este mes al ministro de Educaci¨®n, ?dgar Mora. Este era un nombre cercano al presidente, pero se hab¨ªa declarado ateo y promov¨ªa pol¨ªticas educativas m¨¢s inclinadas a los derechos humanos y la inclusividad que al cristianismo tradicional en este pa¨ªs de religi¨®n oficial cat¨®lica. Sigue viva la disputa entre progresistas y conservadores que deton¨® en la campa?a electoral, lo que coloca al mandatario Alvarado en el dilema de cumplir su discurso aceptable para las ciudades o complacer las demandas de sesgo cristiano que se concentran en las periferias.
El malestar popular ha dado pie a algunas cr¨ªticas desbocadas y a llamados a la armas, como hizo un grupo de menos de 10 hombres mediante un v¨ªdeo que circul¨® en las redes sociales. El material lleg¨® a manos de la Polic¨ªa y detuvo a tres hombres que ahora cumplen prisi¨®n preventiva mientras esperan cargos por el delito de mot¨ªn. La noticia no dej¨® de provocar inquietud en un pa¨ªs conocido en el continente por sus formas pac¨ªficas y la estabilidad de su sistema democr¨¢tico.
Pese a todo, Alvarado intenta mantener la calma y llamar a bajar las tensiones, pero ciertos momentos pueden ser abrumadores. Fue lo que le ocurri¨® el 25 de julio en un acto en el poblado Nicoya al que llegaron grupos sindicales de profesores a repudiar al mandatario y gritarle durante su discurso. Este fue alzando la voz hasta que acab¨® vociferando como nunca antes palabras de confrontaci¨®n: ¡°a esos que nos detienen, no nos vamos a dejar¡±. Algunos le aplaudieron el coraje de ese d¨ªa y otros le criticaron el exabrupto. D¨ªas despu¨¦s dijo que eso no se repetir¨¢, aunque momentos apremiantes como eso tampoco le van a faltar.
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