Claves hist¨®ricas, institucionales y culturales de por qu¨¦ Italia ya tiene Gobierno y Espa?a todav¨ªa no
El pa¨ªs transalpino se caracteriza por la flexibilidad, y tambi¨¦n por la volatilidad pol¨ªtica; el ib¨¦rico, por una mayor rigidez y coherencia
Dos crisis pol¨ªticas se han desarrollado en dos orillas del Mediterr¨¢neo este verano. La italiana, estallada a mediados de agosto, ya se ha encauzado; la espa?ola permanece bloqueada desde el 28 de abril. ?Por qu¨¦ Italia ha sido tan r¨¢pida y Espa?a no? La yuxtaposici¨®n de ambas situaciones pone en evidencia algunos rasgos definitorios de estos universos pol¨ªticos tan lejanos pese a una matriz cultural com¨²n.
Italia se distingue por una notable capacidad de di¨¢logo entre fuerzas pol¨ªticas, una flexibilidad y pragmatismo que han forjado soluciones a menudo originales pero casi siempre vol¨¢tiles e inestables. Decenas de Gobiernos se han sucedido desde el restablecimiento de la democracia en 1945. Espa?a se ha distinguido en su primera fase democr¨¢tica por una alta estabilidad, pero ahora no metaboliza de forma eficiente la fragmentaci¨®n parlamentaria.
Factores hist¨®ricos, culturales e institucionales justifican estas diferencias.
La Constituci¨®n republicana italiana y su sistema electoral promovieron desde el a?o 1945 una notable fragmentaci¨®n parlamentaria que ha obligado al sistema a engrasar su capacidad de di¨¢logo y de b¨²squeda de compromisos; la figura del presidente de la Rep¨²blica ¡ªun cargo con claro vigor democr¨¢tico¡ª ha desempe?ado a menudo el papel de eficiente facilitador de acuerdos; la experiencia compartida de la resistencia al fascismo (con brigadas democristianas, liberales y comunistas) ha propiciado desde el amanecer de la Rep¨²blica un marco referencial com¨²n, y la presencia de cat¨®licos en todo el arco parlamentario ha funcionado como canal subterr¨¢neo de resolutivo di¨¢logo entre las partes.
Espa?a, en cambio, ha tenido un sistema electoral que ha propiciado durante d¨¦cadas el bipartidismo; un jefe del Estado no habilitado a jugar el mismo papel de mediador que su hom¨®logo italiano; una historia reciente que ha propiciado una pol¨ªtica de bloques r¨ªgidos en vez de fluidez.
Concurren adem¨¢s, probablemente, factores de ¨ªndole psicol¨®gica y cultural, aunque estos sean m¨¢s dif¨ªciles de objetivar. Ambos pa¨ªses son muy diversos y albergan diferentes matices culturales y sociales en su interior. Pero hay denominadores comunes. La dulzura del escenario natural italiano es el punto de partida de una l¨ªnea que abarca Rafael y Botticelli, la elegancia del design italiano, plazas principales de forma redonda u oval y una actitud vital que busca soluciones no a trav¨¦s del choque, sino m¨¢s bien a trav¨¦s de la maniobra. Los serios paisajes de la meseta castellana conducen a una austeridad plasmada en ciertos cuadros de Goya o Vel¨¢zquez, en tantas plazas cuadradas en tantas ciudades, en una actitud humana a menudo directa y valiente, pero a veces ineficazmente obstinada. Hasta los colores de las respectivas banderas parecen enviar un mensaje: gentiles los italianos, fuertes los espa?oles.
Cabe notar que en las actuales circunstancias el acuerdo que ha permitido formar Gobierno en Italia no era pol¨ªticamente m¨¢s f¨¢cil que el que se intenta construir en Espa?a. La animosidad entre Movimiento 5 Estrellas (M5S) y Partido Democr¨¢tico ha sido m¨¢xima en los ¨²ltimos a?os. La distancia entre el propio M5S y la Liga ¡ªanterior Ejecutivo¡ª era abismal: los primeros, defensores de los intereses del empobrecido Sur; los segundos, del rico Norte.
En Espa?a, en cambio, la cercan¨ªa ideol¨®gica entre PSOE y Unidas Podemos es evidente, aunque otros factores a?aden sin duda presi¨®n de enorme dificultad.
Puede arg¨¹irse, a la luz de la breve vida de tantos Gobiernos italianos, que semejante tipo de flexibilidad no sirve para mucho. Pero cabe apreciar la voluntad de buscar compromisos y evitar volver a los electores para decirles que votaron mal y que, por favor, vuelvan a hacerlo mejor.
Estas divergencias ¡ªadem¨¢s de razones de competencia geopol¨ªtica y comercial¡ª explican quiz¨¢ la escasa colaboraci¨®n pol¨ªtica entre ambos pa¨ªses, pese a los muchos intereses compartidos y a la sinton¨ªa a veces extraordinaria entre ambos pueblos.
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