Silvia Romano, la cooperante secuestrada como cat¨®lica y liberada como musulmana
Raptada hace 18 meses por terroristas somal¨ªes, regresa a Italia convertida al islam
Un comando de ocho personas armadas entr¨® del 20 de noviembre de 2018 a las 19.30 horas en el peque?o pueblo de Chakama, en el condado de Kilifi (Kenia). La cooperante Silvia Romano trabajaba cerca de ah¨ª desde hac¨ªa tres meses. Alguien la traicion¨® e inform¨® de que viv¨ªa sin protecci¨®n y podr¨ªa ser valiosa. Los asaltantes eran delincuentes kenianos, pero el l¨ªder de la expedici¨®n era un somal¨ª de 31 a?os llamado Adhan Omar, integrante del grupo terrorista islamista Al Shabab (primero vinculado a Al Qaeda y luego al ...
Un comando de ocho personas armadas entr¨® del 20 de noviembre de 2018 a las 19.30 horas en el peque?o pueblo de Chakama, en el condado de Kilifi (Kenia). La cooperante Silvia Romano trabajaba cerca de ah¨ª desde hac¨ªa tres meses. Alguien la traicion¨® e inform¨® de que viv¨ªa sin protecci¨®n y podr¨ªa ser valiosa. Los asaltantes eran delincuentes kenianos, pero el l¨ªder de la expedici¨®n era un somal¨ª de 31 a?os llamado Adhan Omar, integrante del grupo terrorista islamista Al Shabab (primero vinculado a Al Qaeda y luego al ISIS). La subieron a una motocicleta y emprendieron un viaje de cuatro semanas hasta el primer escondite de los seis donde vivir¨ªa los siguientes 18 meses en Somalia. El domingo, tras una compleja negociaci¨®n de los servicios secretos italianos, aterriz¨® en el aeropuerto de Ciampino (Roma) ya libre. Lo hizo cubierta con un hiyab verde y una t¨²nica somal¨ª. Ahora se llama Aisha y es musulmana.
Silvia Romano se fue a Kenia como cooperante con la ONG Africa Milele cuando ten¨ªa 23 a?os. La prensa italiana la describe como una mujer m¨¢s bien conservadora y cat¨®lica. El d¨ªa que la secuestraron, Romano comenz¨® un viaje hasta Somalia, en plena guerra civil. Una de las motos se rompi¨® a medio camino. Ella y sus captores caminaron durante d¨ªas. Enferm¨®, tuvo fiebres alt¨ªsimas. Se corri¨® la voz en Italia de que hab¨ªa muerto. Los servicios secretos comenzaron a buscarla convencidos de que segu¨ªa en Kenia. Pero a esas alturas ya estaba en el primer escondite. Siempre en lugares en centros urbanos, seg¨²n percib¨ªa por el ruido exterior.
El primer mes lo pas¨® llorando. El resto, ha contado, siempre estuvo sola. Sus carceleros aparec¨ªan para darle la comida y lo que necesitaba y llevaban el rostro cubierto. La conversi¨®n, seg¨²n esta primera versi¨®n, fue ¡°totalmente libre¡± y lleg¨® a trav¨¦s de una intensa lectura del Cor¨¢n, que los terroristas le proporcionaron en un ordenador sin acceso a Internet. En italiano y en ¨¢rabe, idioma en el que aprendi¨® palabras. Tambi¨¦n pidi¨® un bloc y un l¨¢piz donde escribi¨® un diario que le ayud¨® a pasar los d¨ªas (ese documento se lo quedaron los terroristas) y a llegar a la mitad de su cautiverio.
La negociaci¨®n de los servicios secretos italianos, ayudados por sus hom¨®logos turcos (con gran influencia en la zona), cog¨ªa cuerpo ya esos d¨ªas y Romano grab¨® un v¨ªdeo donde explicaba que estaba bien. Fue el primero de los tres que rod¨® hasta que el viernes 8 de mayo pis¨® la Embajada de Italia en Mogadiscio antes de volar a Roma. Nadie duda de que el Gobierno italiano, como ha hecho casi siempre en estos casos, ha pagado una cifra de varios ceros.
La liberaci¨®n fue en un primer momento un estallido de felicidad colectiva en Italia. Pero las im¨¢genes de su llegada al aeropuerto cubierta con un hiyab y el anuncio de su conversi¨®n generaron un runr¨²n medi¨¢tico y pol¨ªtico sobre la autenticidad del relato y el impacto psicol¨®gico que habr¨ªa podido tener el cautiverio. El domingo por la tarde, en una declaraci¨®n ante el fiscal antiterrorista de Roma que dur¨® cuatro horas, tuvo que negar que estuviera embarazada o se hubiese casado con uno de los terroristas. Repiti¨® tambi¨¦n que no fue v¨ªctima de violencia f¨ªsica ni psicol¨®gica. ¡°Ha sido una decisi¨®n libre¡±, lanz¨®.
La verdad, opinan quienes han pasado por algo as¨ª, es ahora solo suya. Pero es dif¨ªcil hablar de libertad en unas condiciones de este tipo, opina Domenico Quirico, periodista de La Stampa y experto en cuestiones de ?frica y terrorismo islamista. ?l fue secuestrado dos veces. La segunda pas¨® cinco meses en Siria en manos de una ramificaci¨®n del ISIS. ¡°El margen de libertad es inexistente. Dentro de s¨ª misma pueden estar pasando muchas cosas. Pero solo tienes la libertad para respirar y confiar en estar vivo un minuto m¨¢s. Construyes una identidad artificial porque la situaci¨®n lo es¡±, apunta al tel¨¦fono.
Quirico recuerda que la conversi¨®n al islam es un rito que siempre se ofrece al secuestrado, que atraviesa un terreno psicol¨®gico propicio para aceptarlo. ¡°A m¨ª me lo ofrecieron. Como prisionero te puede parecer una v¨ªa de salvaci¨®n. Si eres musulm¨¢n, el trato podr¨¢ ser distinto. Es una tentaci¨®n fuerte. Y la oferta que hacen es sincera. Ganar un alma es una victoria extraordinaria, m¨¢s que un mill¨®n de euros¡±, apunta.
Romano lleg¨® ayer a su casa de Mil¨¢n. En el Casoretto, el barrio de su familia, tuvo un recibimiento por todo lo alto. Pero la expectaci¨®n medi¨¢tica, que pronto se transformar¨¢ en discusi¨®n pol¨ªtica, no cesar¨¢. Han comenzado los insultos y las amenazas en las redes. Tambi¨¦n en las primeras p¨¢ginas de peri¨®dicos de la derecha: Hemos liberado a una musulmana o Silvia, la ingrata. Vivir¨¢ bajo escolta policial alg¨²n tiempo. La libertad plena no ha llegado todav¨ªa.
La clave del dinero y la ayuda turca
La liberaci¨®n de la cooperante Silvia Romano ha sido fruto de una larga negociaci¨®n entre los terroristas y los servicios secretos italianos. Pero la participaci¨®n de sus hom¨®logos turcos, que fotografiaron a la cooperante reci¨¦n liberada con un chaleco antibalas con la bandera de su pa¨ªs, ha abierto otra herida con la oposici¨®n en Italia. Tambi¨¦n el hecho de que, como se?ala el Corriere della Sera, se haya pagado un rescate. Matteo Salvini, l¨ªder de la Liga, critic¨® que se haya dado dinero a ¡°una organizaci¨®n terrorista que ha matado a cientos de personas¡±. Su socio ultra, Hermanos de Italia, protestaron por la mediaci¨®n de Turqu¨ªa. Massimo Gregoretti, uno de sus exponentes, escribi¨® en sus redes sociales que Italia tendr¨¢ ahora ¡°una musulmana m¨¢s y cuatro millones de euros menos¡±. Tuvo que borrarlo.