Biden busca compa?era de candidatura
El aspirante dem¨®crata debe decidir antes del d¨ªa 17 qui¨¦n le acompa?ar¨¢ a las elecciones de noviembre bajo la perspectiva de que ser¨¢ una vicepresidenta con gran protagonismo
¡°Mi pa¨ªs, en su sabidur¨ªa, ha pensado para m¨ª el cargo m¨¢s insignificante que jam¨¢s ha ideado la inventiva del hombre o ha concebido su imaginaci¨®n¡±. Tan rotunda definici¨®n de la vicepresidencia de Estados Unidos es obra nada menos que de John Adams, la primera persona que la ostent¨®. Tras ¨¦l, a lo largo de los a?os, muchos de sus sucesores han contribuido a delimitar los contornos de la visi¨®n cl¨¢sica de uno de los cargos electos m¨¢s vilipendiados. As¨ª, John Nance Garner, primer vicepresidente de Franklin D. Roosevelt, dijo que el cargo ¡°no vale ni un cubo de pis caliente¡±, y Harry Truman, qu...
¡°Mi pa¨ªs, en su sabidur¨ªa, ha pensado para m¨ª el cargo m¨¢s insignificante que jam¨¢s ha ideado la inventiva del hombre o ha concebido su imaginaci¨®n¡±. Tan rotunda definici¨®n de la vicepresidencia de Estados Unidos es obra nada menos que de John Adams, la primera persona que la ostent¨®. Tras ¨¦l, a lo largo de los a?os, muchos de sus sucesores han contribuido a delimitar los contornos de la visi¨®n cl¨¢sica de uno de los cargos electos m¨¢s vilipendiados. As¨ª, John Nance Garner, primer vicepresidente de Franklin D. Roosevelt, dijo que el cargo ¡°no vale ni un cubo de pis caliente¡±, y Harry Truman, que tan solo lo ocup¨® 82 d¨ªas antes de que la muerte del mismo Roosevelt le abriera las puertas de la Casa Blanca, dijo que todos sus predecesores ¡°fueron tan ¨²tiles como el quinto pez¨®n de una vaca¡±. Y, sin embargo, a tres meses de unas elecciones que muchos ven como las m¨¢s trascendentales de la historia moderna de un pa¨ªs sacudido por las crisis, la designaci¨®n de su compa?era de ticket se aguarda como la decisi¨®n m¨¢s trascendental de cuantas ha tomado hasta ahora el candidato dem¨®crata, Joe Biden.
La vicepresidencia de una hipot¨¦tica Administraci¨®n Biden, salvo que el candidato decida incumplir una promesa electoral antes de ganar las elecciones, ser¨¢ la primera mujer en la historia en ocupar el cargo. M¨¢s all¨¢ de eso, escasean las certezas. La conveniencia para el Partido Dem¨®crata de capitalizar el movimiento por la justicia racial que ha sacudido el pa¨ªs en los ¨²ltimos meses ha colocado a muchas afroamericanas y latinas en lo alto de las quinielas. De expertas y veteranas como la senadora y exrival en las primarias Kamala Harris o la exconsejera de Seguridad Nacional Susan Rice, a figuras m¨¢s emergentes como la congresista californiana Karen Bass o la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer. Tambi¨¦n se habla de la senadora Elizabeth Warren, que es blanca pero permitir¨ªa a Biden estrechar lazos con el ala izquierda del partido, otro de los factores a tener en cuenta en una decisi¨®n, esperada con ansia en Washington, que el candidato se resiste a tomar pero debe hacerlo antes de la convenci¨®n dem¨®crata que se celebra el 17 de agosto.
M¨¢s all¨¢ del g¨¦nero, el consenso en Washington es que, si Biden gana las elecciones de noviembre, la vicepresidencia adquirir¨¢ una relevancia sin precedentes. Primero, porque el candidato, que se convertir¨ªa en el presidente de m¨¢s edad en llegar a la Casa Blanca (lo har¨ªa con 78 a?os), se ha referido a s¨ª mismo como un presidente de transici¨®n. La vicepresidenta, en una eventual Administraci¨®n Biden, se ver¨¢ pues como una presidenta a la espera. Segundo, porque ser¨¢ inevitable ver en ella una se?al del rumbo que tomar¨¢ en el futuro un Partido Dem¨®crata atascado, al menos desde la Gran Recesi¨®n, en un debate sobre su identidad. Y tercero, porque la historia dice que, igual que los presidentes, los vicepresidentes m¨¢s relevantes llegan en tiempos de grandes desaf¨ªos. Y en un pa¨ªs golpeado por crisis ins¨®lita y poli¨¦drica, desaf¨ªos no le faltar¨¢n a la Administraci¨®n que salga de las urnas el 3 de noviembre.
La vicepresidencia est¨¢ escasa y pobremente dibujada en la Constituci¨®n, y el cargo ha debido ir defini¨¦ndose y aclarando a trav¨¦s de enmiendas. Originalmente, la carta magna establec¨ªa que ser¨ªa vicepresidente el segundo candidato m¨¢s votado en el colegio electoral. As¨ª, en 1796 el presidente John Adams tuvo que gobernar con el vicepresidente Thomas Jefferson, del partido rival, y en 1800 el propio Jefferson empat¨® a votos con el candidato a vicepresidente de su partido, y el asunto se traslad¨® a la C¨¢mara de Representantes, que tuvo que votar nada menos que 36 veces hasta romper el empate. Para las siguientes elecciones, en 1804, se a?adi¨® la 12? enmienda que instauraba el actual sistema de elecci¨®n, que requiere un voto separado para la vicepresidencia.
El de vicepresidente es uno de los dos ¨²nicos cargos electos a nivel nacional, y es la persona que asume la presidencia si esta queda vacante. Algo que no conviene menospreciar: entre 1841 y 1975, uno de cada tres presidentes muri¨® durante su mandato o dimiti¨®. Ocho vicepresidentes ascendieron debido a la muerte del jefe, y uno, Gerald Ford, por su dimisi¨®n. Adem¨¢s, es un cl¨¢sico trampol¨ªn para la Casa Blanca. La mayor¨ªa de los vicepresidentes desde la posguerra han buscado la nominaci¨®n presidencial despu¨¦s, a menudo con ¨¦xito, como demuestra el propio Biden.
La Constituci¨®n entrega a la vicepresidencia apenas dos responsabilidades, enmarcadas, curiosamente, m¨¢s en el poder legislativo que en el ejecutivo. Una es supervisar el recuento formal de los votos del colegio electoral ante una sesi¨®n conjunta de las dos c¨¢maras del Congreso tras una elecci¨®n presidencial. La otra, ejercer de presidente del Senado y romper los empates en la c¨¢mara, tarea que John Adams realiz¨® un r¨¦cord de 29 veces, y Biden no tuvo oportunidad de hacer en sus ocho a?os de vicepresidente.
Por lo dem¨¢s, durante la mayor parte de la historia del pa¨ªs, la vicepresidencia fue en efecto un cargo insignificante. Hasta la ratificaci¨®n de la 25? enmienda de la Constituci¨®n, de hecho, si un vicepresidente dimit¨ªa o fallec¨ªa ni siquiera era sustituido, y el cargo ha estado vacante durante un total de 37 a?os en la historia americana.
La cosa cambi¨® en 1976. Carter ofreci¨® la vicepresidencia a Walter Mondale, y este acept¨® dejar su esca?o seguro en el Senado solo si el dem¨®crata acced¨ªa a dar a su vicepresidente un papel m¨¢s relevante y activo en la Casa Blanca. Carter acept¨® el trato, le dio a Mondale una oficina en el ala oeste de la Casa Blanca, estableci¨® una comida semanal mano a mano y le encarg¨® importantes responsabilidades.
Desde entonces, la tendencia es a m¨¢s poder en la vicepresidencia, y los cuatro ¨²ltimos han desempe?ado papeles clave en sus administraciones. Al Gore, liderando reformas medioambientales y la estrategia tecnol¨®gica. Dick Cheney, en pol¨ªtica energ¨¦tica y la invasi¨®n de Irak. Joe Biden fue asesor clave de Obama en pol¨ªtica exterior, y Mike Pence ha sido el encargado de coordinar a la respuesta a la pandemia del coronavirus, de largo la crisis m¨¢s grave de la Administraci¨®n Trump.
En el equipo de Biden indican que el campo se ha reducido a dos o tres candidatas. Los republicanos preparan sus ataques. Y la incertidumbre ha abierto ya alguna brecha entre los propios dem¨®cratas (lo cual, en un partido dado a las luchas fratricidas, no tiene mucho m¨¦rito). Contribuye a la ansiedad el hecho de que Biden ya ha incumplido en al menos dos ocasiones las fechas que ¨¦l mismo se ha ido marcando para anunciar su candidata a vicepresidenta, lo cual tampoco deber¨ªa sorprender si se recuerda c¨®mo ha tomado otras grandes decisiones de su carrera: el a?o pasado tambi¨¦n incumpli¨® reiteradamente los plazos que se autoimpuso antes de anunciar su candidatura a las primarias, igual que tard¨® en descartar hasta en tres ocasiones anteriores emprender una carrera presidencial. Biden, aseguran en su equipo, no es una persona que se precipite al tomar decisiones. Y esta, la de elegir a la que puede ser la mujer m¨¢s poderosa de Estados Unidos, es una decisi¨®n importante.
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