El desaf¨ªo legal de Johnson a la UE tensa de nuevo a los conservadores
Los cambios en el acuerdo del Brexit, ya pactado con Bruselas, provocan la dimisi¨®n de un alto funcionario brit¨¢nico
Nadie se atreve a¨²n a afirmar si la ¨²ltima maniobra de Boris Johnson respecto al Brexit es otro ¨®rdago negociador o una trampa jur¨ªdica, pero todo sugiere que esta vez ha ido demasiado lejos. Su prop¨®sito de saltarse las obligaciones contra¨ªdas en el Acuerdo de Retirada de la UE, admitido p¨²blicamente por uno de sus ministros, ha provocado este martes la dimisi¨®n del jefe del Departamento Legal del Gobierno y la ...
Nadie se atreve a¨²n a afirmar si la ¨²ltima maniobra de Boris Johnson respecto al Brexit es otro ¨®rdago negociador o una trampa jur¨ªdica, pero todo sugiere que esta vez ha ido demasiado lejos. Su prop¨®sito de saltarse las obligaciones contra¨ªdas en el Acuerdo de Retirada de la UE, admitido p¨²blicamente por uno de sus ministros, ha provocado este martes la dimisi¨®n del jefe del Departamento Legal del Gobierno y la ira de muchas voces autorizadas del Partido Conservador ¡ªcomo la antecesora de Johnson, Theresa May¡ª que temen por el deterioro provocado en la reputaci¨®n internacional del Reino Unido.
La espantada se conoc¨ªa a primera hora de este martes. Jonathan Jones, el alto funcionario responsable de supervisar la legalidad de cualquier medida del Gobierno, comunicaba su ¡°profundo disgusto¡± por la decisi¨®n unilateral del equipo de Johnson de alterar, mediante una ley nacional, cl¨¢usulas fundamentales del Protocolo para Irlanda del Norte que Londres y Bruselas firmaron como documento anejo al Acuerdo de Retirada del Reino Unido de la UE. Jones abandonaba el barco, y se convert¨ªa en el sexto alto funcionario que, en lo que va de a?o, se enfrenta a la pol¨ªtica de Johnson. Como tratado internacional, el acuerdo tiene fuerza jur¨ªdica vinculante para los respectivos signatarios. ¡°S¨ª, vamos a incumplir la ley internacional, pero de un modo muy concreto y limitado¡±, ha admitido abiertamente en la C¨¢mara de los Comunes el ministro para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, ante el estupor de los escasos diputados presentes.
Todo este terremoto se desencadenaba el mismo d¨ªa en que se reanudaban en Londres las negociaciones entre el Gobierno de Johnson y la Comisi¨®n Europea para intentar alcanzar un acuerdo de libre comercio antes de que concluya el periodo de transici¨®n, el pr¨®ximo 31 de diciembre. El proceso, paralizado durante meses por la crisis de la covid-19, sufre ahora un estancamiento dif¨ªcil de superar.
Por eso ha causado a¨²n m¨¢s estupor la maniobra de Downing Street, que a trav¨¦s del proyecto de la Ley del Mercado Interior del Reino Unido ha modificado unilateralmente aspectos sustanciales del tratado acordado con la UE respecto a Irlanda del Norte. En concreto, el Gobierno brit¨¢nico se atribuye la decisi¨®n ¨²ltima sobre la necesidad de comunicar o no a Bruselas cualquier subvenci¨®n p¨²blica otorgada a una empresa radicada en territorio norirland¨¦s. Y se reserva tambi¨¦n el privilegio de decidir qu¨¦ mercanc¨ªas deben someterse a declaraci¨®n de aduanas en los intercambios entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. Ambas decisiones alteran el escenario acordado por Londres y Bruselas, que establecieron que el territorio norirland¨¦s seguir¨ªa dentro del mercado de la UE y se someter¨ªa a sus reglas del juego.
La venganza es un plato que se sirve fr¨ªo. La ex primera ministra Theresa May sufri¨® los ataques de los euroesc¨¦pticos a pesar de su firme compromiso de no someter a Irlanda del Norte a un r¨¦gimen distinto al del resto del pa¨ªs. Para su propio pasmo, contempl¨® m¨¢s tarde c¨®mo Johnson entregaba sin problemas ese precio para alcanzar un acuerdo con la UE. Y ahora vuelve a contemplar c¨®mo su sucesor se desvincula sin empacho de sus compromisos. ¡°El Reino Unido firm¨® el Acuerdo de Retirada con el Protocolo de Irlanda del Norte. Este Parlamento aprob¨® la incorporaci¨®n de ese tratado a la legislaci¨®n brit¨¢nica. El Gobierno est¨¢ cambiando ahora la operativa de ese acuerdo¡±, ha denunciado May en la C¨¢mara de los Comunes. ¡°?C¨®mo puede este Gobierno asegurar a sus socios internacionales futuros que podr¨¢n fiarse de que cumpla las obligaciones legales de los tratados que firme?¡±.
Estupor de los conservadores
Junto a ella, un pu?ado de figuras relevantes del Partido Conservador expresaban su estupor ante un modo de actuar del Gobierno brit¨¢nico en el que no se reconoc¨ªan. ¡°El Reino Unido es un Estado de derecho. Intentar saltarse una ley internacional con una ley nacional es un precedente incre¨ªblemente peligroso y desencadenar¨¢ un conflicto judicial. Adem¨¢s de da?ar enormemente nuestra reputaci¨®n internacional¡±, aseguraba el exministro de Econom¨ªa, Philip Hammond.
El Gobierno de Johnson ha intentado, sin ¨¦xito, quitar hierro al asunto. Asegura que act¨²a ¡°de buena fe¡± y que su prop¨®sito no es otro que el de atar cabos y evitar vac¨ªos jur¨ªdicos. Pero no se echa atr¨¢s en su decisi¨®n, que ha envenenado en las ¨²ltimas horas el clima de las negociaciones con Bruselas. El argumento jur¨ªdico explicado por el propio ministro Lewis en el Parlamento encierra una trampa. Ha explicado que hab¨ªa precedentes para modificar unilateralmente un tratado internacional si cambiaban las circunstancias en las que se firm¨®, y que no llegar a un acuerdo del Brexit equival¨ªa a ese diferente escenario.
Pero voces autorizadas como la de Raoul Ruparel, el exasesor de May en asuntos europeos, le han recordado de inmediato que el protocolo para Irlanda del Norte se redact¨® como una salvaguarda inquebrantable, hubiera o no hubiera finalmente un acuerdo entre Londres y Bruselas sobre su relaci¨®n futura en la era post-Brexit.
"Algo est¨¢ podrido en el Gobierno", dicen los laboristas
La dimisi¨®n de Jonathan Jones, un abogado respetado por sus colegas, agrava el enfrentamiento entre el Gobierno de Johnson y los llamados civil servants, el cuerpo de altos funcionarios que ha mantenido hist¨®ricamente su prestigio como el esqueleto fundamental para el correcto funcionamiento de la Administraci¨®n y la sensatez y eficacia de las pol¨ªticas aplicadas.
Antes del verano renunci¨® a su puesto Mark Sedwill, el jefe m¨¢ximo de los servidores p¨²blicos. Detr¨¢s de esta criba ¡ªpurga, seg¨²n los cr¨ªticos de Johnson¡ª se encuentra su controvertido asesor estrella, Dominic Cummings, que se ha mostrado dispuesto a realizar un barrido completo de todos los departamentos gubernamentales para deshacerse de los que considera unos ineficaces bur¨®cratas que obstaculizan los ambiciosos proyectos renovadores de Downing Street. ¡°Jonathan Jones es un impresionante abogado y una persona muy decente. Un servidor p¨²blico leal. Si no puede mantenerse al frente de su puesto, debe haber algo muy podrido en este Gobierno. Temerario, incumplidor de la ley y que arroja a la basura las mejores tradiciones del Reino Unido¡±, dijo ayer Charlie Falconer, portavoz de justicia de la oposici¨®n laborista. Dave Penman, el secretario general de la FDA, el sindicato que representa a los altos funcionarios, record¨® a los ministros su obligaci¨®n de obedecer la ley: ¡°Resulta extraordinario que el principal asesor legal del Gobierno haya decidido que no le queda otra opci¨®n que dimitir, ante un asunto que presumiblemente cree que entra en conflicto con sus obligaciones y la de los ministros¡±.
Las empresas del Reino Unido han dado tambi¨¦n la voz de alarma ante la deriva de las negociaciones en torno al Brexit. Todas las reservas acumuladas durante meses, en previsi¨®n de una salida a las bravas del Reino Unido de la UE, se han agotado para hacer frente a la crisis econ¨®mica desencadenada por el coronavirus. ¡°Una introducci¨®n abrupta de restricciones en el comercio con la UE ser¨ªa devastadora en estos momentos¡±, ha dicho Carolyn Fairbairn, la directora general de la patronal CBI. ¡°Hay demasiadas vidas y empresas en juego. Debemos acabar ya con el aire de resignaci¨®n que rodea a las negociaciones sobre el Brexit. Es esencial que surja una nueva din¨¢mica pol¨ªtica en ambas partes para poder alcanzar un acuerdo y proteger a la econom¨ªa del Reino Unido¡±, ha pedido Fairbairn.